lunes, 29 de junio de 2009

Al final se cumplieron los temores


Ayer, domingo, estuve pendiente de la noticia anunciada: se produjo el golpe militar en Honduras contra el presidente Manuel Zelaya. Él mismo lo había denunciado el jueves, aunque la movilización en su país por parte de la población y el posicionamiento internacional (incluido el presidente de Estados Unidos), contrario a la intervención militar, parecieron que iba a poder realizarse la consulta no vinculante prevista (encuesta, como la llamó Zelaya). Así se cerraron las ediciones de los periódicos del sábado y así se confió el propio Zelaya, que abandonó el palacio presidencial y acudió a su casa a descansar. Pero nada de eso acabó pasando: un grupo de militares lo secuestró en pijama y lo condujo a Costa Rica.

Los demás acontecimientos, no importan ya por ahora. Hay que ver qué puede ocurrir en Honduras en las próximas horas o días en el pulso entre los golpistas (Tribunal Supremo Electoral, Parlamento y sectores del ejército, con el apoyo de la oligarquía y el silencio de la Iglesia Católica) y quienes defienden al presidente derrocado, y ver la respuesta de los golpistas ante lo que parece por ahora una unánime reacción internacional, incluida la de Estados Unidos. Vergonzosa ha sido la reacción de buena parte de la prensa, radio y televisión del poder en España. La de derecha, evitando la palabra golpe de estado y falsificando la realidad. El País, una vez más, resaltando la expulsión de Zelaya frente al golpe de estado y editorializando el domingo la situación con una sarta de irrealidades y mentiras, que podría resumirse en la frase "se lo ha buscado". El diario Público ha sido la excepción en este panorama, recomendando la lectura de un artículo archiinteresante de Luis Escobar, Las claves para entender qué pasa en Honduras (razón por la que he introducido el enlace). No me ha faltado la consulta de los periódicos alternativos kaosenlared y Rebelión, especialmente el primero, que mantiene un seguimiento permanente de los acontecimientos, o telesurtv, en su edición escrita.

Entre tanta información obtenida he podido conocer más del personaje Manuel Zelaya. Miembro de la oligarquía hondureña y de uno de los partidos del sistema, el Liberal, ha sorprendido a la sociedad de su país por su política. Ya resulta más que curioso que siendo elegido presidente, el todopoderoso Tribunal Supremo Electoral demorara más de lo normal su proclamación en 2005. Su campaña no fue excesivamente radical, aunque ya utilizó una serie de promesas que se salían de lo tradicional. Quizás eso y las intenciones que habría mostrado a su gente allegada pudieran explicar los temores de la oligarquía y esas demoras del Tribunal Supremo Electoral. Pero lo más significativo es la política que empezó a desarrollar tanto en el plano interno como en el externo. En el primero, ha empezado a aplicar medidas de redistribución de la renta y de protección de extensas áreas naturales, potenciales zonas de explotación y depredación empresarial. También ha anunciado la necesidad de una nueva constitución, adaptada a la nueva realidad y que supone, como es natural, enfrentarse al poder de la oligarquía, incrustado en las instituciones judiciales y en el parlamento. Así se inscriben sus intenciones de ampliar la participación popular, mediante la posibilidad de las iniciativas legislativas populares o las consultas no vinculantes.

El segundo plano de su política ha sido el internacional, orientado principalmente hacia Latinoamérica y que ha tenido como principal decisión la incorporación de su país al ALBA, la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe, donde se busca una integración económica autónoma, sin ingerencia de los Estados Unidos, que a su vez propugna el Tratado de Libre Comercio, fácil de caracterizar por su propio nombre y por quien lo impulsa. El ALBA tiene al presidente de Venezuela como su principal valedor e impulsor, y a Cuba como uno de sus miembros, pero lo cierto es que está permitiendo el acceso a bienes, como el petróleo, y servicios, como programas educativos y sanitarios, en condiciones muy ventajosas. La consecuencia es que se están aplicando en sus países miembros medidas sociales redistributivas que favorecen a quienes han sufrido secularmente el olvido y la miseria. El propio Zelaya declaró el sábado, según recogió El País en una entrevista, que "pensé hacer los cambios desde dentro del esquema neoliberal. Pero los ricos no ceden un penique. Los ricos no ceden nada de su plata. Todo lo quieren para ellos". Es decir, más de lo mismo. Si lo haces desde dentro de las reglas del sistema, te buscan las cosquillas para impedirlo. Y aquí las cosquillas han sido impedir una consulta no vinculante, basada en una ley del parlamento que el Tribunal Supremo Electoral ha declarado inconstitucional, ordenando, en contra de la Constitución, que intervenga el ejército, que, también en contra de la Constitución, ha desobedecido la autoridad del presidente. Si a eso le unimos que los golpistas dicen que no ha habido golpe, porque se mantiene el parlamento, ¿no resulta todo dramáticamente rocambolesco?

sábado, 27 de junio de 2009

¿Por qué será?

Mentira lo que dice, mentira lo que da, mentira lo que hace... (Manu Chau).

Me cuesta hacer análisis político. Reconozco que “no estoy fino”. Llevo así un tiempo. Ante los acontecimientos que se suceden en cualquier lugar, sólo pienso (que no es poco) y si estoy con gente, lo normal es que me salgan pocas palabras, pida cambiar de tema o simplemente me quedo mudo. Cuando a finales de 2008 se inició el asedio y ataque de Israel contra Gaza decidí comprarme un pañuelo palestino y no quitármelo. Fue un gesto de protesta. Estos días, al corriente de lo que ocurre en Honduras, estoy, una vez más perplejo. No voy a hacer un análisis político a mi uso, sino sólo comentarios. La prensa, la radio y la televisión omiten la noticia y si lo hacen, la manipulan. Están mal llamados cuarto poder, porque la mayoría de esos medios de comunicación son parte del poder. Pertenecen a las mismas corporaciones que controlan el poder económico y la mayoría de los gobiernos. Atrapan tanto en sus redes, que desde el mito de la libertad de expresión, moldean las mentes de las personas a la medida de las preferencias de cada una. “Como El País dice...”; “pues en ABC...”; “en la COPE Losantos...”; “me encanta la ecuanimidad de Gabilondo”. Cada cual, con su equipo. Si estás con tu gente, refuerzas tus convicciones; y si estás con la otra parte, toca pelea (verbal, que no dialéctica, porque no llega a tanto)

Me he quedado con Honduras, porque históricamente ha sido utilizado por Estados Unidos como trampolín de la contrarrevolución frente a sus vecinos (Nicaragua, El Salvador). Ahora, superado el mito del fin de la historia (Fukuyama dixit), más preocupado por la geopolítica y la geoeconomía del Oriente Medio, dentro del nuevo mito del choque de las civilizaciones (Huntington quoque dixit), el imperio tiene descuidado su viejo patio trasero. A Estados Unidos le están saliendo muchos sapos. Junto a Cuba, el sempiterno enemigo, están Venezuela (con otro diablo), Bolivia (con un indio), Nicaragua (de nuevo), Ecuador, El Salvador (¿por fin?), Paraguay, Brasil, Honduras... Diablos y diablillos. Pero tienen un común denominador: quieren ser más libres y, aunque difieran en la forma de relacionarse con el imperio, sus acólitos o las multinacionales, se defienden ante los ataques y empiezan a crear cosas nuevas o pronunciarse contra ignominias. Dos ejemplos: de lo primero, la creación del ALBA, una forma de integración alternativa; de lo segundo, el fin del veto a Cuba en la OEA. Pese a ello el imperio y demás ralea, más ocupados en el Oriente Medio, no se quedan quietos. Organizan golpes de estado, provocan enfrentamientos fronterizos, refuerzan sus campañas manipuladoras de información, financian supuestas movilizaciones “populares”, alientan secesiones territoriales... E insultan sin complejos racistas: llaman gorila a Chávez y de Evo le recuerdan que es un indio.


Todas las iniciativas que toman en esos países latinoamericanos sus gobernantes, se les censura. Que quieren hacer reformas político-institucionales mediante consultas y votaciones, se les dice que son ilegales. Estas reformas sólo sirven para Europa. Que los presidentes hacen uso de los poderes legales que las constituciones burguesas les confirieron, se les acusa de dictadores, olvidando, por ejemplo, que en Estados Unidos y Francia existen repúblicas presidencialistas. Que combaten los intentos de secesión territorial, los alientan, aunque en algunos países de Europa, como el nuestro, sean un pecado mortal. Que no renuevan una licencia de emisión de televisión contra una cadena golpista, es un ataque contra la libertad de expresión. Aquí, mientras tanto, cerramos periódicos y damos las licencias a los grupos mediáticos del poder.


¿Qué está pasando en Honduras? Muy sencillo. A Manuel Zelaya, su presidente, que pretende una reforma político-institucional, con el fin de poner fin al límite de mandatos en la presidencia de la república, no le dejan hacer un referéndum. Es legal, porque está aprobada por ley la posibilidad de las consultas, que, además, no son vinculantes. Pues nada, el parlamento y la corte suprema (con mayorías conservadoras) y altos mando del ejército se han confabulado. Dicen que es ilegal la aplicación de una ley aprobada por el parlamento. El jefe del ejército no obedece a su jefe superior, el presidente, pero actúa como sus jefes ideológicos en nombre de... ¿la ley? Ayer y hoy, las primeras páginas de los periódicos abren con la gran noticia: el fantasma de Michael Jackson. Acabo de nuevo como acaba Manu Chau la canción con que arrancó este comentario: "¿Por qué será?"

viernes, 26 de junio de 2009

Elogio de la memoria











¡Cuánto soñé en esos días pasados y cuánto deseo en este momento presente!
/ Te creí tan cerca, que creí ganado el mundo, pero no fue así.
/ No te tengo ni a ti ni al mundo. Sólo quedo yo solo.
(1977)


El timbre con el que se avisaba para entrar en clase empezó a sonar insistentemente. Y es que en el patio de la escuela se gritaba el subversivo “queremos libertad” en lo que era una versión libre del tradicional juego de guardias y ladrones. En esa adaptación parecía que nadie quería ser guardia, mientras que los ladrones habían sido cambiados por estudiantes, que entre los niños y las niñas de párvulos, y para horror del director de la escuela, debían parecerles unos nuevos héroes, a tenor de que gritaban casi al unísono y con fuerza. Esos estudiantes eran los de las huelgas y manifestaciones que llevaban perturbando desde un año antes la vida apacible de la vieja capital de provincias y la paz impuesta por las armas treinta años antes. Lo ocurrido fue real, pero ante todo fue una ilusión.
Siempre me gustó escribir. Recuerdo ahora ese primer escrito, que todavía conservo y que hice a los 14 años, cuando estudiaba 4º curso de bachillerato en un colegio de curas, donde decía cosas como éstas: El mundo está rodeado de injusticias. Pero jóvenes, amigos de todo el mundo, es el momento de abrir los ojos, de dar el merecido a los opresores, de levantar la cabeza, de decir “aquí estamos nosotros”, ¡es el momento cumbre de la vida del hombre! ¡Vivan nuestros maestros!. Era para mí un escrito de lucha, combativo, y lo enseñaba a mis compañeros de clase como si lo hubiese hecho un amigo. No podía ir diciendo que era mío porque en aquella época, allá por el año 1973, lo que decía estaba prohibido o, al menos, así lo creía. ¿Qué podía pensar yo entonces? Eran mis inicios, en la escritura y en la política. Cuando llegó el tiempo del compromiso las vivencias quedaron grabadas en el papel. Como la rabia contenida que vivimos una mañana de instituto. Era un 1975 con olor a papel y tinta, a reuniones y asambleas, a gritos y carreras, a vino y guitarra. Esa mañana primaveral había amanecido con un sol tímido entre nubes extendidas que le daban un aspecto de tristeza. En una ciudad, en un barrio, en una calle, a unos jóvenes, chicos y chicas, y la mirada sorprendida de hombres y mujeres, testigos de la llegada tosca e indolente de unos coches con hombres armados con porras, cascos, narices y botas que turbaron la mañana tranquila, la paz de esa gente, los besos, las palabras, los chistes, las risas, los enfados. Fue llegar con el sonar de las sirenas y empezar las carreras, los porrazos, los gritos, los abucheos, los insultos. ¿Qué había ocurrido? Era la psicosis del fascismo en su confusión de la realidad. Era la realidad misma, aderezada, a modo de antídoto, de riesgo y esperanza en una sucesión de momentos que eran vividos como decisivos. Es la hora de hacer nuestro lo que nos pertenece, de reclamar lo que nunca tuvimos, de hacer de la vida lo que es un sueño y hacer del sueño lo que nunca fue. Me llorarán los ojos, pero ya no estaré amargado, ni tendré que esperar a esos momentos decisivos, ni la tranquilidad aparente será nerviosismo. Ahora espero. Con impaciencia quiero que llegue la hora, una de tantas que aún he de pasar y que si la adversidad me niega, otros continuarán. Así es la vida. Un sendero por el que todos comenzamos y todos acabamos, unos antes que otros, pero que será nuestro porque lo es y que trataremos, sólo nosotros, hacerlo transitable para todos. Disputábamos la calle y en ella el derecho a ocuparla sin que el dolor y el miedo la anegaran. Y disputábamos la noche. La noche, como refugio de libertad. Y como escenario de las sombras que disparaban como balas y violaban tu espacio de cada día y tu sueño. "¡Venga, vístete rápido!", dijo el policía a mi hermano. No acierto a reproducirlo gráficamente, sólo a recordar las imágenes, la voz, con su tono ronco y malvado, y el miedo. ¡Cuánto miedo! Lo siguiente fue romper y quemar y llorar y temblar y hablar y dudar y fingir e imaginarse lo que le podía ocurrir. Al poco entendí lo que la canción alertaba: llamaron de madrugada, la casa está en calma... Pero no importaba, porque se trataba de seguir. Y pasó lo de noviembre y llegó otro año. Y con él siguieron los gritos de libertad y las balas mortales que caían del cielo. Ocurrió lo de Vitoria, Montejurra, Basauri, Tarragona, Santurce, Bilbao... Y lo de Almería. Allí estaba Francisco Javier en una noche de julio cuando conoció la muerte y su dolor nos contagió hasta estremecernos. Se estremeció el poeta de la calle: porque hay sombras que se agitan/ esas sombras que en las sombras/ más tristes la precipitan. Y me estremecí yo: Tu memoria estará presente en nosotros, camarada, y juntos lucharemos por la libertad, por un mundo donde las balas ya no existan y tengan que matar a gente, sin temor, sin miedo ni a nada ni a la muerte.

Quemar el tiempo, quemar la vida. Provisionalizar los días, los meses, los años. Ver que lo que has soñado, por lo que has luchado, en lo que has empleado el tiempo, esfuerzo e ilusión se esfuma o se ha esfumado. Sentir que no sólo te falta eso, que se te ha derrumbado todo un edificio en construcción, sino sentir que el material del que dispones para construir otro, aunque sea más modesto o algo peor, no sirve para nada, porque está oxidado, mojado, roto o no te dejan utilizarlo. Comprendo que son las realidades objetivas las que valen, pero yo no entiendo por qué hoy en día todos los que en su tiempo se decían revolucionarios (esta duda no es tanto porque no actuaran como tales, como que hoy no lo sean) hoy se han aburguesado hasta la médula. No lo entiendo. Sé que existe. También puedo pensar en aquello de la asimilación ideológica, etc., pero no lo entiendo. ¿Es que ya hay que dejar de confiar en las personas? ¡Maldita sea, todo por unas putas perras que te permiten emborracharte, darte un puesto o comprar un piso! ¡Todo por el dinero! Todo por un bienestar falso y arrancado mediante sudor y sangre a los pueblos y hombres del mundo. ¡Justificar este puto mundo podrido! ¡¿Por qué, Julio, por qué?! Qué triste es todo esto, ver que pasan los años, que uno sigue fiel al compromiso y los demás se escapan, huyen se esconden, se encumbran, se olvidan de lo hecho, de lo construido, de los pobres, de los oprimidos, se olvidan de todo. ¿Es la vida una rueda, una noria, una ruleta, un molino o un péndulo? ¿Es la vida el ritmo constante que nunca para? ¿Recto, circular, quebrado, curvo, pero siempre en movimiento, siempre al mismo ritmo? ¿Es la vida una de esas cajas de cristal, como la que Herzog pintó en su película Woyzeck, con pollos en su interior que bailan atrapados al ritmo que les obliga marcar la descarga eléctrica o el estímulo externo que programa sus actos? ¡Oh, dinero, dinero! No, capital. Sí, tú, capital, hoy. De apellido, explotación. Decir explotación es decir dominación, alienación, privilegios, clasismo, opresión, represión, humillación, injusticia, marginación... La vida es la percepción racional o irracional de las sensaciones, sentimientos... Allá, a los lejos, en la otra orilla del mar, todavía se escuchan cosas, dignas para mí, de tener en cuenta. Ante la muerte, la tragedia, la barbarie, aún se ofrece la esperanza. Todavía se escoge el color, se utilizan los destellos, se conserva su significado. La vida, para mí, ver pasar personajes, cosas, hechos, vivencias, mejores o peores, pero verlas pasar y sentir, mirando hacia atrás, cómo se tornan en otros distintos, contrarios... Y aquí se ven, se oyen, se sienten, se sufren cosas como éstas. Una vida, la mía, llena de frustraciones, de fracasos. Yo, un inconformista de lo que me da, me autodeclaro como un subversivo del orden establecido. Su más feroz enemigo. Hasta la muerte. Habían transcurrido siete años y entre tantas cosas que habían ocurrido parecía que no había pasado nada. Vivía en un estado de ánimo desesperante, resultado de la dialéctica que mantenía entre reflexión y acción. Está engañando a la gente que un día confió en él. Yo nunca lo hice. Enseguida me di cuenta que lo que prometía no lo iba a cumplir. Y en efecto, se están cumpliendo mis previsiones. Pero a base de engaños, de ambigüedades, de manipulaciones consigue apaciguar a los más impacientes, mantener la ilusión de los ignorantes y sólo defraudar a unos pocos. Los que nunca nos creímos eso -y todo lo demás- tenemos que seguir sufriendo todo, lo de antes, lo de ahora y lo que ha de venir, porque al paso que vamos sólo lo testimonial (para unos) y lo contundente (para los más atrevidos) puede, al menos, consolarnos. Quizás de mis palabras se desprenda una gran carga de pesimismo, pero puede que más que eso sea realismo ¿Que la realidad futura será pesimista?. Puede, puede, pero puede que signifique que tardará mucho para que se vislumbren otras posibilidades más esperanzadoras o que otra circunstancia -imprevista, a lo mejor- nos devuelva la sonrisa, que ya es bastante. En toda una sucesión de despropósitos cabía la represión más inhumana contra la gente más vulnerable, la que poco o nada tenía excepto su dignidad. ¡Fuera, gobernador, fuera, vete de tu tierra, vete fuera por represor, por verdugo, por monigote a las órdenes de los explotadores y pistoleros! ¡Fuera, fuera de esta tierra, la tierra pobre, de los pobres, del hambre, de la explotación, de la miseria, del dolor, de las injusticias! ¡Vete, traidor, vete! ¡Los jornaleros, los obreros, los oprimidos y explotados del mundo que se sienten como tales lo dicen al unísono! ¡Sí, su grito es uno, pero es de muchos! ¡Fuera tú y los tuyos, todos; idos, traidores, gobernadores, ministros, subdirectores, directores, secretarios, burócratas y pelotas a sueldo, fuera de la tierra pobre, de los pobres, de la tierra que si no os ahogará a todos para siempre, os acusará cada día con el dedo! ¡Fuera! Y entre los síntomas de la podredumbre que nos invadía estaba esa vuelta a la cultura de masas chabacana y superficial que tan buenos resultados tuvo años atrás. El uso de opios del pueblo para amansar a las fieras y adormecer sus mentes seguía surtiendo su efecto. ¡Qué pena, qué pena! Miles de personas en la boda de Lolita. ¿A esto hemos llegado? ¿Es este el pueblo que quiere democracia, que vota socialista, que está maduro? ¡Pero si esto se hacía con Franco! ¡Qué pena, qué pena! Mientras, los teatros vacíos, las bibliotecas vacías y las calles vacías. ¡Quién lo iba a decir!
En una existencia que parece estar hecha para vivirla a fuerza de golpetazos, otro año, 1986, se cruzó en el camino como referencia del tiempo para ser recordado. Riadas de personas, engalanadas de banderas e ilusiones, sin más utensilios que sus voces, llenaron las calles para recuperarlas. Fue un nuevo impulso colectivo por recuperar parte de lo perdido e incorporar lo nuevo. Asistimos a un espectáculo sorprendente. Son tiempos de payasos que obedecen las órdenes de sus directores de escena. Dicen y hacen lo que les dicen. Interpretan su papel a la perfección en cuanto que la mayor parte del público les aplaude. Incluso hasta les aclama y ovaciona. Pero en las gradas hay voces de desagrado. Unas lo hacen permanentemente. Otras, sólo en diversos actos, escenas o pasajes. Las hay que abuchean, otras también patalean y hay quien incluso lanza objetos. El escenario, por ahora, está seguro. Sus actores sonríen ante la ovación mayoritaria. Las voces que se oponen están dispersas y sólo en algunos rincones se muestran más cohesionadas y hasta implacables. La obra, hay que reconocerlo, es fácil de representar. El público lo facilita. Actores y actrices cumplen lo que se dicen más que decentemente, aunque empresarios y directivos pueden perfectamente desecharlos en cualquier momento. La bufonada es perfecta. Se dice, y no es la primera vez, que el teatro está en crisis. Lo estará mientras subsista la contradicción entre lo que representan y lo que representa su representación. Se hace ver la realidad de una manera diferente a lo que es. Existe, en el fondo, un doble enmascaramiento y, por tanto, una doble ideologización. La que corresponde a todo proceso de justificación superestructural de una realidad y la que corresponde al proceso específico en el que la acción se desarrolla. El espectador ríe la bufonada porque se cree que asiste a una obra que lo representa. Ignora eso. Olvida también que existe un trasfondo que pretende justificar la realidad existente como la única manera de verla. Ante este panorama, el espectador, si quiere descubrir cuál es la clave de todo el entramado en el que está sumergido, debe abuchear a sus actores preferidos y la obra que representan. Luego, sólo le queda subir al escenario y convertirse en actor de una nueva obra, hecha a su medida.

Vivir está sujeto a constantes opciones, sujetas a condicionantes sociales y mentales, y elegidas con mayor o menor grado de libertad. En el universo político-ideológico de nuestra civilización han venido configurándose distintas opciones que, en lo general, o apuestan por mantener lo establecido o, al menos, por ponerlo en duda. En esa continua dialéctica por conservar o progresar es en lo que se ha asentado la dicotomía existente entre lo que convencionalmente llamamos derecha e izquierda. Cuando desde la izquierda surgieron propuestas de modelos sociales igualitarios, lo que en el siglo XIX se conoció indistintamente como socialismo o comunismo, se abrió todo un horizonte lleno de esperanza para quienes no tenían nada y para quienes, teniendo más o menos, se pusieron de su lado. El siglo XX ha sido escenario quizás de los peores horrores conocidos a lo largo de la historia y de eso no se libra nadie. Pero el anhelo de conseguir un mundo mejor no ha desaparecido, como tampoco han parado los cambios en las situaciones de las personas y con ellas en la evolución en su manera de ver el mundo. En los términos de Brecht ha habido en la historia muchos hombres buenos, mejores y hasta muy buenos. Para quienes dudamos de lo establecido y anhelamos un mundo mejor todavía sigue habiendo imprescindibles. Sin ir más lejos, en nuestro país fue mucha la gente, aunque menos de la deseada, la que luchó contra el franquismo y no se resigna aceptar tantas injusticias y tropelías. Lo de imprescindible no es una herencia genética ni un grado que imprime carácter. Ni siquiera una marca de heroísmo. Por suerte, hay mucha gente, anónima y humilde en su mayoría, que labora día a día para sobrevivir y para ayudar a mejorarnos. Muchas veces me he preguntado si alguien guarda en su memoria la escena del patio de la escuela al grito de “queremos libertad”.


(Barbate, otoño de 2001)

Nicolás M. Sosa





























Hace ocho años falleció mi amigo Nicolás Martín Sosa, un canario de la isla de La Palma afincado en Salamanca, profesor universitario y luchador incansable. Con motivo del homenaje que se le hizo por estas fechas, a modo de funeral laico, viajé fugazmente a mi tierra. Para ello escribí unas líneas, que leí con emoción. Hoy quiero que viajen por la red.



“Papá, Jesús el del comité”. Esas fueron las palabras que me vinieron a la memoria cuando me comunicaron, casi a la vez, la muerte de Nicolás. Eran las palabras con las que Pablo y Samuel, según vinieran al caso, avisaban a su padre cada vez que yo llamaba por teléfono, que no eran pocas veces, cuando andábamos enfrascados en las actividades del renacido Comité Antinuclear de Salamanca allá en la década de los 80. Desde la atalaya del tiempo no puedo más que decir que mi relación –y, en ella, mi amistad- con Nicolás durante ese tiempo estuvo llena de intensidad, de confianza y hasta de momentos entrañables, compartidos en montones de situaciones, desde la propia lucha social y política hasta la más lúdica, incluidas las largas sesiones en que cantábamos hasta reventar y que nos ayudaron a salir adelante.

Pero no está de más hacer un poco de historia. En 1975 había surgido el primer Comité Antinuclear, cuando llegó la noticia de la instalación de la fábrica de nuclear en Juzbado. Coincidiendo con la transición, los grupos de la oposición políticos y sociales de Salamanca y mucha gente de los pueblos, impulsaron un comité que organizó numerosas acciones que tuvieron como momento culminante las multitudinarias movilizaciones de principios de 1976, como la concentración en la explanada de Juzbado, previa caminata desde la capital de unos centenares de personas que sufrimos el acoso de las fuerzas del orden público, y la manifestación por las calles de la ciudad con final en la Plaza Mayor.

Pasaron unos años y es cuando ya recuerdo al Nicolás de la Asamblea Antinuclear que se formó, si no me falla la memoria, en el verano de 1979, momento en que resurgió la oposición a la fábrica nuclear al publicarse en el BOE la autorización previa a la empresa ENUSA de su instalación, lo que motivó la interposición de numerosos recursos. En ese contexto es de donde saldría el nuevo Comité Antinuclear de Salamanca, que empezó a coordinar la oposición a la fábrica de Juzbado y, desde ella, contra la energía nuclear. Por entonces fue cuando el amigo Chema –otra persona de las incombustibles e imprescindibles- me invitó a incorporarme al comité, en concreto en el verano de 1980. Recuerdo el salón del centro vecinal de Cuatro Caminos, donde se encontraban, entre otros, Pedro, José Luis, Chema, Orencio y el propio Nicolás. Ellos fueron básicamente los autores de un librito importante en su día,
La industria nuclear de Salamanca. Informe básico de oposición, que dio los argumentos intelectuales a la oposición de una planta industrial que tenía como objetivo abastecer de material nuclear a las centrales que proliferaban por aquellos años, de la que se sospechaba también que fuera a su vez una planta de almacenamiento de residuos, lo que conllevaba los riesgos propios de cualquier actividad nuclear y, sobre todo, participaba de un modelo de desarrollo de gran consumo energético que no reparaba en las consecuencias negativas para la naturaleza. Desde entonces la actividad desplegada por el comité fue muy intensa: participación en charlas y mesas redondas en la capital, pueblos de la provincia y pueblos de provincias limítrofes, emisión del programa en Radio Popular (que recibió el premio nacional de Medioambiente), envío de escritos a la prensa, entrevistas con alcaldes de la zona y organizaciones agrarias, elaboración de informes, presentación de recursos y alegaciones legales, publicación de boletines, organización de movilizaciones, pegada de carteles, divulgación de material didáctico y participación en actos en los centros de enseñanza (escuelas e institutos) y un largo etcétera... Todo un despliegue de actividades de análisis, información, documentación, reflexión, discusión y acción, digno de encomio en un momento cuando ya desde el poder se habían empezado a mover piezas para ir acallando a la gente, y otra gente y algún grupo empezaron a olvidarse de la oposición de años atrás, con un año 1982 como momento clave.

Cuando me encuentro abrumado por la noticia de la muerte de Nicolás se me agolpan los recuerdos. Y entre ellos, la celebración del Día Antinuclear en junio de 1983, con el pasacalles de disfraces a ritmo de tambor, caja y platillos y la escenificación de la Plaza Mayor; el viaje a la central nuclear de Almaraz en agosto de ese año, donde sufrimos junto con la carga policial la furia de una tormenta de verano; la IIª Marcha a Juzbado en noviembre de 1984, esta vez con sólo centenares de manifestantes, pero llenos de entusiasmo y dignidad; el corte de carretera en las inmediaciones de la fábrica de Juzbado que paró el primer camión cargado de combustible en febrero de 1985; la multitudinaria manifestación contra la OTAN en Madrid en febrero de 1986, una más de las movilizaciones contra la OTAN en las que participó el comité ya desde 1981... No puedo olvidar tampoco las reuniones de los miércoles en la sede de la calle Concejo, donde se desarrolló un estilo de trabajo abierto y participativo, con la planificación de lo que se iba a hacer en los días siguientes, el reparto de responsabilidades y la evaluación de lo hecho anteriormente. En esas reuniones estaban siempre Nicolás, Mari Leo -su compañera-, el amigo Chema y ese ir y venir de gente que nos enganchábamos durante más o menos tiempo hasta que las circunstancias, diversas, nos iban separando. Decir que el papel que jugó Nicolás fue primordial quizás sobre, porque es obvio, pero decir ante todo que fue una persona que, dentro de su gran capacidad intelectual y de entrega, supo ser uno más dentro de un colectivo posiblemente lo engrandezca más.

1986 fue para mí el fin de una etapa y de mi relación directa con el Comité Antinuclear y con él, de Nicolás. Cuando estaba a punto de irme de Salamanca, me habló de sus planes profesionales y de la decisión, atrevida, pero coherente, que había tomado para incorporar a su currículo académico el material intelectual que había elaborado sobre la lucha antinuclear. Lo hacía mientras me entregaba, a modo de despedida, su “Chernobil nunca más. Informe sobre inseguridad nuclear”, que estaba dedicado al reciente y grave accidente de la planta nuclear ucraniana, pero también a los otros accidentes en centrales de países occidentales que, por suerte, no pasaron a mayores. Desde entonces, viviendo yo ya en Andalucía -la tierra que me ha adoptado, igual que hizo con él la castellana Salamanca-, mis encuentros con Nicolás fueron a menos como es lógico. Pero le seguí viendo, oyendo y leyendo, y siempre, directa o indirectamente, supe de él. Chema, de nuevo, Maxi o Mari Sol eran mis confidentes. Tengo presentes, por ejemplo, su “Ecologismo y ecología: un nuevo paradigma”, que me dedicó cuando me lo entregó, y su “Etica en la educación ambiental”, dentro de la obra conjunta Educación ambiental; o la conversación en la que me contó sus impresiones del viaje que hizo a Río de Janeiro en 1992 y en cuya Conferencia Internacional participó. También sé de la injusticia que hicieron con él cuando quiso acceder a la cátedra, de su cambio de facultad, de su actividad en el Foro Castellano, de su persistencia en la lucha ecologista y antinuclear, y hasta del proyecto de Universidad Popular del que participaba.

La última vez que pude hablar con él, hace apenas dos meses, se debió al fallecimiento de mi madre –dos muertes que parecen haberme caído como una maldición. Recordar a Nicolás es hacerle justicia, pero con él también su incansable y permanente hacer en un tiempo en que los valores dominantes en nada se parecen a los que él defendió. De él nos debe quedar su integridad y su coherencia, las de ese tipo de personas que supieron aunar lo que pensaban con lo que ponían en práctica. Que descanse en paz.

(En Barbate, Cádiz, a 25 de junio de 2001)


(Imagen: fotografía hecha en el monte Gargabete, primavera de 1985)

miércoles, 24 de junio de 2009

El amigo y artista Luis Valverde Luna

Luis Valverde Luna es compañero de instituto, amigo desde que llegó en el año 1990 y un excelente artista. Es una persona buena, generosa e, por qué no decirlo, inocentemente descuidado, quizás añorando el espíritu bohemio que ha acompañado a tanta gente del mundo del arte y de la cultura.

Conozco mucho su obra, porque la he visto en su casa, en exposiciones, en la calle y hasta tengo la suerte de vivir con algunos de sus cuadros y esculturas. Ha diseñado también carteles (ha ganado uno de los concursos municipales para el carnaval), pegatinas, camisetas... Llegó a hacer un trabajo de diapositivas sobre el Parque Natural y sufrió la destrucción (consentida por el gobierno local del PP y el PA entre 2003 y 2007) del mural por la paz que reflejaba las luchas contra el polvorín en el Retín en los años 1998 y 1999. Ha pasado por varias fases preferentes: a la pintura le sucedió el trabajo con imágenes hechas mediante ordenador y ahora está con la escultura.

En una de sus exposiciones, la que hizo en Conil en 2002, le escribí la presentación del folleto, que admitió sin problemas. Le pedí que ilustrara la portada de mi libro Anarcofeminismo en España, pero no pudo ser (no viene a cuento ahora explicar el porqué). Sé que se quedó con las ganas de haberlo hecho también en el libro que escribí con Juan A. Criado La educación en Barbate durante la época franquista (tampoco viene a cuento explicarlo), pero tampoco pudo ser. Le debo una por esta última, no por la primera. Tengo en mente un proyecto común, que no voy a desvelar y ni él lo sabe, pero que seguro que nos resultará gratificante.

En el instituto ha fomentado la realización de obras por el alumnado (ahora está dentro del proyecto de "La fuente de los libros") y siempre que se le ha pedido ha aportado su colaboración en el diseño propio o por el alumnado de carteles para el día de la paz, el de la mujer, contra la violencia de género, semanas culturales...
Luis lleva varios años enfrascado en el proyecto intercentros "Barbate Escuela Espacio de Paz", que coordina desde hace dos cursos y donde no dejado de parir obras. Suya es la escultura "Barbate por la Paz" que hay en la entrada/salida del pueblo desde/hacia Zahara; el "Rompeolas por la Paz" levantado en las rocas del puerto, junto a la playa, con bloques de hormigón coloreados por alumnos y alumnas; o el reciente "Mural por la Coeducación y la Paz" del Centro Social situado junto a las barriadas Blas Infante y (ay, por lo del personajito) Carrero Blanco.

Por esta última obra le estoy muy agradecido, por haber puesto mi nombre al texto de la placa y pese a mi insistencia para que no lo reflejara. Es testarudo, pero sé que lo ha hecho con su buena intención. Luis es así.

lunes, 22 de junio de 2009

Mis artículos en Rebelión


Escribir es algo que me apasiona. Como leer. Escribir exige un poco más de paciencia, concentración y esfuerzo. Y si lo que quiero es profundizar más en algún tema, en forma de artículo o libro, está claro que tengo que hacer una preparación previa, tener trabajada una documentación y mantener en todo momento una permanente reflexión. Leer, por el contrario, no conlleva ninguna de las tres condiciones antes expuestas. Es menos cansado y más rápido, lo que permite abarcar más en menos tiempo.

Como estoy en una fase de ensayo, intentando dar cuerpo y fisonomía a este cuaderno de la red, voy a introducir algunos de los artículos míos, en este caso los publicados en el diario electrónico Rebelión, que leo todos los días, y que me ha permitido sacar las colaboraciones que les he ido enviando (excepto una).

Dos de los artículos están relacionados con lo que fue el proceso de aprobación de la llamada Constitución Europea en 2005. El primero, titulado Acerca de la naturaleza de la Constitución Europea y de cómo se organizan los poderes (20-01-05), coincidió con el referéndum en nuestro país y pretendía argumentar las razones para votar no desde un punto de partida simple y categórico: era una constitución antidemocrática, hecha a la medida de quienes controlan los ejecutivos de los estados. Fue un artículo muy recogido en bastantes páginas de la red, dentro del amplio debate que se levó a cabo. El segundo, El sí de España y el no Francia (15-06-05), fue un análisis de los resultados en Francia, donde triunfó el no, comparándolos con lo ocurrido meses atrás en nuestro país, siempre desde la consideración que la vida política francesa es, en líneas generales, más rica, por activa, que la española.

Dentro del proceso de elaboración de nuevos estatutos de autonomía en algunas comunidades, iniciado en 2005, escribí varios artículos, centrados preferentemente en los casos de Cataluña y Andalucía, aunque intentando globalizar el proceso e incluirlo dentro de una dinámica política que acabó de distinta manera a como se previó por quienes lo impulsaron. En "Los nuevos estatutos y los debates en Andalucía y Cataluña" (11-12-05) [no aparece en el archivo de Rebelión] analicé el impulso que se estaba dando desde los sectores políticos de izquierda y nacionalistas, con sus propias contradicciones, con el fin de dar un paso más en la dirección de adaptar la estructura territorial del estado a las realidades de cada parte, en especial de las comunidades más reivindicativas (Cataluña, País Vasco, Galicia, Andalucía...). No tuvo la misma suerte, porque no lo publicaron, el artículo que en noviembre de 2006 que dediqué a las elecciones catalanas, celebradas tras los recortes sufridos por el estatuto catalán aprobado por el Parlament. En "Apuntes rápidos para una interpretación de las elecciones catalanas" quise analizar la situación política sorprendente que vivió Cataluña después de que Joan Maragall fuese "inmolado" por su propio partido (o sus partidos: el PSOE y el PSC) para evitar males electorales mayores.

Sobre Andalucía escribí El nuevo Estatuto de Andalucía, entre el deseo y la realidad (5-02-07), donde hice un esfuerzo grande por argumentar las razones del sí. Éstas las basaba en las importantes novedades que tenía el texto (políticas, sociales, ecológicas...) y que había impulsado IU. Pero no obvié la maniobra que el PP hizo a última hora para evitar un segundo error de la derecha (el primero, el 28 de febrero de 1980, con UCD y AP), pero introduciendo sus cuñas españolistas.

Dentro de un doble contexto, el europeo y el español, escribí ¿Fin del ciclo progresista? (21-10-06), coincidiendo con los resultados de las elecciones en Alemania, que acabaron en la llamada "gran coalición" de la CDU y el SPD. Por lo que estaba ocurriendo en esos momentos en España (y hoy, en parte, se está dando), parecía que los grandes partidos del sistema estaban optando por coaliciones de gobierno o pactos de diverso tipo para garantizar la estabilidad política, en vez de optar por la formación de coaliciones progresistas.

Los dos últimos artículos que escribí coincidieron con las elecciones generales de 2008. En el primero de ellos, Los porqués de un sistema electoral injusto injusto (25-02-08), pretendía demostrar mediante unas tablas sencillas, pero muy ilustrativas, que IU es el grupo político más perjudicado por el sistema electoral vigente desde 1977, siendo los dos partidos mayoritarios del estado (ahora el PSOE y el PP) los principales beneficiarios y no, como se "mal dice", los llamados nacionalistas. Ha sido un artículo que se ha difundido mucho por la red, habiendo estado en la página principal de IU federal durante varios meses. żqué debe hacerse en las elecciones del 9 de marzo desde la izquierda? (5-03-08) [en PDF], él último artículo hasta ahora, fue una ampliación del anterior, profundizando en los distintos aspectos, y dándole una dimensión histórica sobre los orígenes y el desarrollo del sistema electoral español.

He dicho. Bueno, mejor, he escrito.

viernes, 19 de junio de 2009

Un color controvertido


Ahora está de moda referirse a la selección española masculina de fútbol como "la roja". Quién lo iba a decir, después de tantos años en que el colorcito se asociaba a una buena parte de la población, la perdedora de la guerra del 36, sus descendientes y quienes, por distintas razones, se fueron sumando a la oposición al régimen franquista. Por esa razón hasta hubo algunos años, en los 40, en que el régimen llegó a cambiar el color de la camiseta por el azul, coincidente con el de la Falange. Ignoro el porqué del regreso al rojo, pero así fue.
El color rojo va asociado a lo negativo. Es el color del infierno, del peligro, la prohibición, lo maldito... Se usa en los semáforos, en las señales de tráfico, en las luces de las emisoras de radio, en el Congreso, en las tarjetas de los árbitros... para prohibir, advertir, poner fin, expulsar...
En una de las tipologías sobre los modelos de mujer en la historia, el color rojo se asocia al de las mujeres "liberales", por libertinas, atrevidas, transgresoras... Como es un color de la gama de los cálidos, se asocia a lo pasional, lo violento o lo compulsivo. En el mundo de la publicidad, y muy especialmente en el de la política, se busca esquivarlo por esa razón, atenuándolo con otros colores o tonalidades más suaves, o bien buscando simplemente otros.

Se asocia también a la tradición revolucionaria obrera desde el siglo XIX. Las banderas de los partidos obreros, especialmente marxistas, lo llevaban y hoy todavía lo mantienen (cambios ideológicos aparte). En el movimiento anarquista se mezcló con el negro, a modo de síntesis. La CNT española, uno de los sindicatos más influyentes hasta 1939, los utilizaba separados en diagonal. El fascismo español, encarnado en la Falange, hizo uso de esos dos colores (en tres franjas verticales, siendo rojas las laterales) porque suponía que era una forma de penetrar en el mundo libertario (no faltaron ofertas, fracasadas, a líderes moderados como Pestaña o Peiró) y consideraban que el sindicalismo libertario era "nacional", frente al sindicalismo "internacionalista" de la UGT, donde actuaban el sector revolucionario del PSOE (Largo Caballero) o el PCE.

Se llamó Ejército Rojo al que se formó en 1918 en la Rusia revolucionaria, con Trotski como organizador, para combatir la intervención extranjera y la contrarrevolución. Fue el mismo ejército que contuvo la invasión nazi-alemana desde 1941 y salió dramáticamente victorioso (entre 16 y 20 millones de la URSS murieron en la guerra) en 1945. Durante la revolución cultural china, que se inició en 1966 y duró hasta la muerte de Mao en 1976, llegó a alterarse el color de los semáforos, de manera que el verde significaba prohibición y el rojo, paso. Tenía una lógica aplastante: en un país donde el color oficial era el rojo, por la bandera y por el carácter socialista del régimen político, no podía ser utilizado como algo negativo.

Malevich, artista vanguardista ruso y creador del suprematismo, que vivió la revolución de 1917, sumándose a ella, utilizó con frecuencia el color rojo como motivo de sus obras. Célebre es el cuadro "Golpea a los blancos con la cuña roja" (presente en esta entrada), hecho en el contexto de la guerra que vivió su país entre 1918 y 1921, y metáfora de la lucha revolucionaria contra el ejército blanco formado por soldados extranjeros y contrarrevolucionarios rusos.

El periodista Eduardo Haro Tecglen, ya fallecido, le gustaba adjetivarse políticamente como rojo, en parte porque así incluía a todas las tradiciones asociadas y en parte porque era una manera de provocar a quienes habían mandado en España desde 1939.

Sinónimo de rojo es colorado y en el mundo de la política no faltan partidos con ese nombre en países como Uruguay y Paraguay. En sus orígenes representaban los intereses de los sectores urbanos y los más abiertos a las reformas, siendo sinónimo de liberal. No sé por qué razón, quizás por todo lo que estamos diciendo, pero se me ha venido a la mente la cancioncilla que entonábamos en la niñez cuando disputábamos un partido de lo que fuera: "hemos ganao al equipo colorao...".

Hasta en el campo de la visión el color maldito de nuevo se ve envuelto en otro lío: las personas daltónicas alteran los colores rojo y verde.
De niño, con mi hermano inmediato en edad, no tenía problemas a la hora de elegir las fichas del parchís: él prefería las rojas y yo, las azules. Curiosamente su carácter era, y así sigue, el contrario al mío, por ser él el tranquilo de la familia. A mí, ahora, me dan igual los colores, pero tengo un problema: me considero rojo. En fin, para qué seguir.

jueves, 18 de junio de 2009

Tocando fondo









































Hace tres semanas asistí en Granada a unas jornadas de formación docente sobre igualdad de género. Fueron muy interesantes y me resultaron reconfortantes. Entre todas los actos me encantó lo que representaron profesorado y alumnado del IES Montes Orientales de Iznalloz: la obra de teatro Tocando fondo (¿aludirá a la canción homónima de Silvio Rodríguez?). Trata sobre la violencia contra las mujeres, está dividida en dos partes diferenciadas y es coordinada desde principio por una persona que explica en qué consiste y se encarga en la segunda parte de inducir a la participación del público.

Dentro de un formato sencillo y muy original, buscaba, y lo generó, una sensación impactante para reflexionar sobre el tema y sacar soluciones alternativas. Una música muy adecuada en un escenario sombrío nos envolvió para ver actuar a cuatro figuras negras con caretas blancas entrelazándose con unas cintas negras; y a tres parejas pertenecientes a tres generaciones. La primera parte acabó con la agresión a las tres mujeres. En la segunda se pidió al público que manifestase por escrito en grandes carteles su impresión de lo visto, para pasar después a un diálogo entre la presentadora y el público. Diversas propuestas de solución fueron representadas puntualmente por alguna pareja, a modo de ilustración. 
Me quedé con ganas de ofrecer mi propuesta, pero desistí por la premura del tiempo (cosa normal en este tipo de jornadas, donde el tiempo siempre está apretado).

Al día siguiente, cuando me disponía a coger el coche para regresar a casa, pude saludar a la presentadora para felicitarla por su trabajo y me atreví a darle a conocer mi propuesta de final alternativo. El simbolismo de la música, la luz, los colores o del cuadro escénico de cintas está claro. Las soluciones que el público da (por lo que me comentó la presentadora) tienden a proponer la detención de los agresores, su suicidio, la reconciliación, el diálogo en el momento de máxima tensión... Como es una obra orientada a la gente joven, resultan lógicas dentro de su visión del mundo, aunque algunas de ellas coincidieron en la representación que yo presencié, esta vez con un público formalmente maduro, dada su mayor formación y sensibilización con el problema.

Mi propuesta era la siguiente: acabar la obra con un cambio en la música, la luz y los colores, para ofrecer una alternativa donde se manifieste un modelo de relaciones humanas abierto, tolerante e igualitario. Una utopía, es verdad. Pero es que si no las tuviéramos, nunca podríamos salir del escenario lúgubre y violento que nos ofreció la obra, que es un fiel reflejo del mundo.

miércoles, 17 de junio de 2009

No podemos olvidar


En 1994 escribí un artículo (no publicado, pero que he conservado) que titulé "Época de cambios y cambios en la historia". Coincidió con el momento en que Silvio Berlusconi accedió al gobierno italiano, en plena crisis del régimen surgido tras la Segunda Guerra Mundial y de las fuerzas políticas y sociales de la izquierda que habían intentado, de distintas formas, modificarlo. No deseo decir más de lo que escribí, prefiero ahora recordarlo.

En estos días me está llamando la atención un hecho político, no tanto novedoso como sorprendente: el partido neofascista italiano, el MSI [Movimiento Social Italiano], ha conseguido un considerable aumento de votos en las elecciones municipales, que, aunque parciales, afectan a las principales ciudades del país. Según las informaciones aparecidas en los distintos medios, parece claro un trasvase de votos desde el electorado tradicional de los partidos de derecha (en especial de la Democracia Cristiana, como partido hegemónico y mayoritario desde la instauración del actual régimen). Y para acabar esta relación de noticias, el empresario Silvio Berlusconi anuncia su deseo de saltar a la arena política, desde una plataforma conservadora, pero dejando claro que su opción de voto para la segunda vuelta de las elecciones es el MSI. A modo de ilustración de lo referido, se ha podido ver una fotografía en la prensa de Berlusconi con un claro parecido en físico y ademán con otra del fascista Benito Mussolini. Si unimos a esto el aumento en incidencia y protagonismo que desde años atrás se conoce en Europa de partidos políticos tales como el Frente Nacional en Francia o los nacionalsocialistas alemanes; de movimientos de carácter racista, xenófobo y antisemita; de grupos, grupúsculos y bandas diversas ligadas a subculturas juveniles urbanas y con un claro carácter violento; de grupos de aficionados deportivos, preferentemente de fútbol, que se identifican mediante la violencia y a menudo con una simbología fascista; los intentos por querer reivindicar la figura del dictador Franco, etc. estamos describiendo un cuadro que resulta inquietante.


Eso escribí hace 15 años y creo que, salvo lo coyuntural de que Berlusconi finalmente acabó ganando las elecciones en Italia, se puede decir, en primer lugar, que estamos en la misma situación. Ahora ya el viejo partido fascista MSI, de inmediato refundado en Alianza Nacional, ha acabado fusionándose recientemente con la Forza Italia de Berlusconi en el Popolo della la Libertá, el partido que controla el gobierno y las dos cámaras de representantes desde el año pasado.

No quiero entrar ahora, en segundo lugar, a analizar el "fenómeno Berlusconi", su demagogia ramplona o su meteórico ascenso empresarial vinculado a la corrupción desde los años 70, con el apoyo de la vieja Democracia Cristiana (primero) y del Partido Socialista Italiano de Craxi (después), hasta convertirse hoy en un estado (empresarial) dentro del estado (político). No tengo ganas ni creo que sea el momento. Sólo quiero recordar que en los años 20 y 30, en plenas crisis políticas y económicas (la de postguerra y la del 29), surgieron y llegaron al poder, respectivamente, dos partidos políticos de la misma estirpe: el fascista italiano y el nazi alemán. ¿Sigo...? Son las once de la noche pasadas y estoy cansado. Ya seguiré en otro momento. Pero no olvidemos.

domingo, 14 de junio de 2009

Recordando a Mario Benedetti

El pasado 4 de junio participé en un homenaje al escritor Mario Benedetti, recientemente fallecido. El acto se celebró en el bar "El caballo" de Vejer, donde se reúne regularmente un grupo de personas amantes de la literatura para recitar poemas o contar cuentos.

Benedetti para mí es un autor por el que siento una gran simpatía, si no devoción. Me gusta como novelista, autor de relatos, poeta y articulista. Lo descubrí a principios de los 80, gracias a mi compañero de estudios y amigo de entonces Alberto (Alberto Martín Expósito, que fue profesor en la Universidad de Salamanca y coordinador del evento "Salamanca 2002"), quien disponía de su obra Inventario, la cual adquirí de inmediato. También fui lector fiel de sus artículos en El País (que publicó después agrupados en el libro El desexilio y otras conjeturas). No faltó el hacerme con el disco en el que participó con Nacha Guevara y Alberto Favero basado en sus poemas y donde él mismo recitaba algunos de ellos. El propio Pablo Milanés incluyó el poema "Hombre que mira a su hijo" en el disco Acto de fe y por esos mismos años pude verlo y escucharlo en directo en Salamanca, dentro de la obra Sudacas, y en el que participaban también Rafael Amor y Daniel Viglietti como cantantes. La primera novela que leí de él fue la famosa La tregua, a la que le siguieron otros tantos libros suyos y más recientemente sus otros dos "inventarios" poéticos.

En fin, uno de mis escritores favoritos, del que en esos primeros años 80 puse música a varios de sus poemas. Es cierto que ya conocía las canciones de Alberto Favero y Pablo Milanés, pero las que yo compuse fueron anteriores al célebre disco de Joan Manuel Serrat El sur también existe, que salió al mercado cuando me vine a Andalucía, allá por el año 1986.

El primer poema que musiqué de Benedetti fue "Por qué cantamos", una canción por la que siento predilección tanto por su contenido como por cómo me quedó. Llegué a cantarla en varias ocasiones durante mi estancia en 1984 en Sofía, en los recitales internacionales que se organizaban en el entorno universitario de la capital búlgara. Le siguieron otros poemas, como "Los héroes", "Intimidad", "José Martí pregonero", "Te quiero", "Distancia"..., hasta un total de nueve. La última que compuse fue "Estados de ánimo" y de "Intimidad", una de las composiciones que más me gustan, descubrí años después una primera versión del poema, lo que me permitió completar la canción. Llegué a grabar en una cinta de caset todas la canciones, como solía hacer con otras que compuse por esos años (la mayoría con letras de poetas, como Hernández, Neruda, Alberti...) y algunas de otros cantantes. Incluso se me ocurrió la idea de enviar una copia al propio Benedetti para que pudiera escuchar sus poemas. No lo hice, en gran medida por vergüenza, pero lo pensé seriamente.

Y volviendo al homenaje que le dedicamos el pasado 4 de junio, la cosa surgió de una invitación de mi compañera de trabajo Montse para acudir a un recital sobre su poesía, a lo que le contesté con la posibilidad de que podía cantar algunas de las canciones que hiciera en mi juventud. Ni que decir tiene que aceptó y en poco tiempo seleccionamos los poemas y canciones, diseñamos la estructura del homenaje y llegamos a hacer tres ensayos, los dos últimos con su compañero Juanjo, que aportó el sonido de la flauta dulce. Finalmente fuimos cuatro intérpretes, pues Felisa, mi mujer, hizo voces con Montse y Juanjo en algunas canciones. El resultado fue bonito y el ambiente que vivimos, muy entrañable.

Quién iba a decir que un cuarto de siglo después, en mi medio siglo de vida, iba a ponerme a cantar en público lo que hice en mi juventud. Y hacerlo no en mi Salamanca natal, sino en Vejer. Curioso, es verdad, pero sobre todo emotivo.

Un nuevo reto


Cantan los pájaros y el día empieza a desperezarse. Son las siete de la mañana y ya hace calor: el termómetro del balcón marca 25º, como ayer. Me gusta trabajar temprano, cuando la gente duerme, y no se oyen ruidos de coches y de gente. Mi cerebro, descansado, funciona mucho mejor, liberado de las presiones que se van acumulando durante el día.

Hoy, como suelo hacer los fines de semana, saldré a pasear temprano por la playa. Ayer lo hice y fue una delicia. Ayer también dejé listo el trabajo de mañana, lunes, es decir, el diseño de los exámenes para tres cursos. En el caso de 1º de Bachillerato, individualizados. Sólo me queda corregirlos por la tarde y preparar las listas de las calificaciones, y así podré acudir a las pruebas de Selectividad más descargado de trabajo y tranquilo.

Delante de mí tengo el proyecto de investigación "La represión franquista del anarcosindicalismo en la baja Andalucía: Cádiz y Sevilla". En el anterior comentario hice alusión a mi intención de participar en él y los primeros escarceos en la recogida (en realidad, pre-recogida) de información sobre Barbate. He estado ojeando su contenido, como hice el día que me llegó. Resulta curioso que un comunista como yo esté dedicando parte del trabajo de investigación al movimiento anarquista. No es algo que me genere problemas, sino todo lo contrario. Cuando escribí el libro sobre Mujeres Libres, Anarcofeminismo en España, sentí una gran satisfacción, entre otras cosas, por la tarea que esas mujeres anarquistas llevaron a cabo en España en los años 30, especialmente desde 1936. Unas tarea llena de modernidad por atrevida y adelantada en su tiempo.

Ahora me toca participar en un proyecto colectivo, lo que ya en sí me resulta atractivo. Me siento muy agradecido por que me hayan invitado. El anarquismo en Barbate fue una realidad de importancia, en la medida que el movimiento obrero en esta localidad durante la IIª República giró en su entorno, que se sepa (y la investigación me permitirá conocerlo mejor). Poco sé de esos años, excepto minucias sobre el asesinato de los hermanos "Carito" a manos de pistoleros falangistas o la existencia del dirigente José Aragón Morillo. Me han hablado de viejos anarquistas, padres de alguna gente conocida, como el de Pepa Chamorro o el de un conocido pequeño comerciante, llamado al parecer Pepe Malia "el Moro". El martes pasado me acerqué al Archivo Municipal, donde trabaja un antiguo alumno, Gabriel Conde, que me facilitó varios documentos. En una carpeta aparecen varias reclamaciones durante la transición de viudas de fusilados durante la guerra, con el fin de poder recibir una pensión. En otra, de 1940, hay un listado de niños y niñas para que el Ayuntamiento les diera de comer, sin que falten bastantes casos donde se escribe "hijo de padre rojo". Desde estos nombres tendré que indagar acerca de su posible pertenencia a la CNT, objeto del proyecto en el que participo. Esto, al margen de que pueda ser motivo de una investigación paralela por mi parte.

Me queda mucho por hacer, pero creo que hay posibilidades. Confío en tener fuerzas de ánimo suficientes para que pueda seguir adelante y pueda devolver la confianza que han depositado en mí, y, ante todo, devolver a la gente el olvido de quienes en su momento se sacrificaron y dieron la vida por un mundo mejor.

sábado, 13 de junio de 2009

Entre el final de curso y los proyectos para el verano


Ha llegado el fin de semana. Puedo tener un par de días de descanso relativo. No tengo que dar clases, pero tengo que prepararlas, que en estos días supone diseñar los últimos exámenes. Como los próximos martes, miércoles y jueves tengo que ir a Algeciras como vocal corrector de Geografía de España en un tribunal de Selectividad, el tiempo lo tengo limitado. Además de los exámenes, que tengo que corregir, debo ir ultimando las memorias de tutoría, de la coordinación de Coeducación y del proyecto de innovación sobre convivencia y coeducación, que también coordino. La selectividad conlleva, además de desplazarte estos tres días, incluida una reunión en Cádiz, corregir alrededor de 150 exámenes, que finalmente debo llevar a donde corresponda. No me falta el tener que ir metiendo las notas del alumnado del instituto; asistir a las reuniones evaluación; cumplimentar los informes individualizados, especialmente para quienes van a septiembre; atender a las consultas y reclamaciones del alumnado, y su padres y madres; asistir a las reuniones del departamento para aclarar cosas de cara al próximo curso; organizar y convocar las del grupo de innovación, también para evaluar el trabajo realizado y tener una idea aproximada de lo que se puede hacer en el próximo curso y la gente con la que podemos contar; el claustro...


En fin, un final de curso movidito. Pero me encuentro tranquilo, porque todo está encauzado: algunas cosas están casi hechas; otras ya tengo claro lo que se puede hacer; algunas son meros trámites y resultan sencillas; en general se nota la experiencia de muchos años de docencia. Reconozco también que me encuentro muy tranquilo, habiendo llegado al final del curso con un ánimo alto, en parte porque no ha habido grandes contratiempos, en ocasiones ha habido buena colaboración con la gente, he encontrado parte del alumnado con buena disposición y, cómo no, la química farmacéutica me ha ayudado desde el verano pasado. Sin ella no habría podido hacer nada. Tal era mi estado tras el ingreso el pasado mes de julio en el hospital de Puerto Real, que todo lo que perdí en peso por tres semanas sin comer y echando todo lo que tenía que echar, lo perdí también, y más, en salud mental. La química farmacéutica y, creo, mi buena disposición por superar la situación, han hecho que hoy sea alguien bastante distinto al de hace un año. Aún debo aprender mucho y seguir progresando, pero algo he conseguido.


Por lo demás, tengo ganas de acabar el curso académico, porque me encuentro mentalmente muy cansado. Pero no implica que me quede quieto: tengo varios proyectos para el verano. El descanso, como base principal y, en lo posible, el hacer algún viaje no van a faltar. Eso se hará sin problemas, aunque todavía falta definirlo entre la familia. La lectura, de literatura en especial, será mi gran colchón, lo que me llena todos los momentos del día, en cada hueco, paréntesis y tiempo específicamente dedicada a ella.

Lo tercero son los proyectos de investigación que tengo pendientes y otro que acabo de iniciar. Quiero acabar el trabajo De la clandestinidad a la legalidad. El Partido del Trabajo de España y la Joven Guardia Roja en Salamanca (1975-1980). Estaba prácticamente acabado hace unos meses, pero una nueva documentación recibida me ha llevado a ampliarlo, modificarlo en parte y añadirle dicha documentación. De esta manera ha ganado en consistencia. El segundo trabajo, la Historia del Instituto Trafalgar de Barbate, está más retrasada, y espero avanzarla algo más, con vistas a tenerla concluida en el último trimestre del año. Acabo de empezar un trabajo sobre el anarquismo en Barbate antes de 1939, dentro de un proyecto amplio donde participan muchas personas y que dirige José Luis Gutiérrez Molina. Tengo ilusión por hacerlo, pese a estar en el principio. Por de pronto ya lo he iniciado y creo que puede ser un buen punto de partida. Por la información que me han dado, es un proyecto a medio plazo, entre un año y año y medio, lo que me tranquiliza y me da seguridad de que pueda cumplirlo. Por último, estoy pendiente de la publicación del trabajo que hicimos mi hermano Juan Miguel y yo: Avelino González Fraile: la recuperación de un desaparecido durante la Guerra Civil.

miércoles, 10 de junio de 2009

Más sobre la informática...

Han pasado tres días desde el inicio de esta nueva andadura personal por la red electrónica. Todavía no dejo de estar asombrado por lo desorientado que me encuentro en el manejo de esta herramienta por mí mismo. Llevo desde 1992 haciendo uso de la informática como un medio técnico para escribir, guardar, editar, etc. lo que hago. En los primeros momentos llamé a esto "una nueva imprenta". Luego, en 1999, me embarqué en internet, de donde no he parado en su uso como un medio de comunicación personal mediante el correo electrónico y, sobre todo, en la búsqueda de información, que ha llegado en mi caso a sustituir casi por completo la prensa escrita por la prensa en la red. Esto permite, por ejemplo, ahorrar papel, con el consiguiente favor en la tala de árboles. Pero, ante todo, permite acceder a muchos más medios de comunicación de toda índole, ámbito y periodicidad. Ahora cada día empleo el mismo tiempo para acceder a muchos más y variados medios que antes, que era en la práctica uno: El País o El Mundo. Si a eso le unimos que se puede escuchar música o la misma radio paralelamente, e, incluso, se puede ver algún partido a través de "larojadirecta", las ventajas son enormes. Y eso que no me he metido, porque no me interesa, en lo de los tuentis y mesengers, o en las descargas de películas o canciones.

En fin, como me encuentro en un "periodo de pruebas", de momento no me sale apenas que escribir sobre las posibilidades que puede ofrecerme un blog. Por cierto, buscando el otro día una traducción de la palabra, sólo he conseguido saber que es el prefijo en inglés del equivalente a autobiografía. ¿Podría significar, pues, algo así como "escrito propio"? Seguiré indagando, porque no soy partidario de abusar de los neologismos o, en este caso, anglicismos que tengan su equivalente en el castellano. Por eso uso términos como correo electrónico, red...

Por ahora, nada más, sólo desear que el paseo que voy a dar por la playa de Barbate, desde el puerto hasta "la barra" dos veces, como hago casi todos los días, sea como en otras ocasiones: bello y saludable.

domingo, 7 de junio de 2009

Para empezar...

He creado mi primer blog (palabra que, de entrada, no me gusta), algo que llevaba rumiando desde algún tiempo. Ahora me he decidido. El objetivo es claro: salir a la red para comunicarme con cuantas personas quieran, mientras dejo mis escritos, imágenes, música... Por distintas razones soy una persona curiosa y creativa, con voluntad de aprender de la gente y de que sepan de mí. Se trata de de una complementariedad de intenciones que es, en todo momento, humana.

Pero no sólo es eso. No me gusta hablar por hablar, ni escribir por escribir, ni hacer por hacer... Me gusta darle sentido a las cosas. No entiendo las acciones humanas como meras anécdotas o singularidades ajenas a la realidad. Las cosas que hago salen desde la conciencia de hacerlas. Y mi conciencia de las cosas se inscribe en una concepción del mundo y de la vida que, por ejemplo, no concuerdan con los valores dominantes de las sociedad de nuestros días. En cierta medida este blog tendría un carácter alternativo, porque busca salirse de lo establecido. Una alternativa que intenta recoger e incorporar cuantas creaciones de la humanidad han servido o puedan ayudar a hacer de este mundo algo más justo, más libre, más igualitario, más tolerante, más respetuoso con la naturaleza...