miércoles, 20 de enero de 2010

Llamazares puede ser cualquiera

Gaspar Llamazares está siendo víctima de nuevas tropelías. Esta vez ha sido el FBI el que ha utilizado una fotografía suya para obtener de ella el retrato robot de Bin Laden y de otro "islamista terrorista" llamado Atiyah Abd al-Rahman. Hoy mismo el diario El Mundo ha sacado la noticia de que la misma fotografía está siendo utilizada en un curso para tratar imágenes en photoshop que Youtube tiene colgado en la red.

Ignoro por qué han elegido al diputado de IU. Se me escapa. Sí se sabe que el método de hacer públicas las fotografías para buscar a lo que se denomina "delincuentes, terroristas y demás" no vale a la hora de su localización. Estas personas tienden a camuflarse de alguna forma y hoy en día resulta mucho más fácil hacerlo. Basta con una barba, unas lentillas de color o una peluca, por sí mismas o combinadas, y no se les puede detectar. Hasta resulta difícil, si no imposible, detectar por la calle a alguien que esté en movimiento en un lugar público. Mario Moretti, el principal dirigente de las Brigadas Rojas durante el secuestro de Aldo Moro, ha relatado cómo iba por las calles de Roma a cara descubierta porque sabía que no lo detectarían. Su detención no se basó en eso, sino en otro tipo de actuaciones policiales.

Y eso lo saben las policías de todos los países, que, sin embargo, siguen recurriendo al sistema de hacer públicas fotografías de "delincuentes, terroristas y demás". ¿Por qué? Una de las cosas que se le escapa a poca gente es la cara de "gente malvada" que suelen tener a quienes se les hace esa acusación. Hace unos meses un periódico (La Razón, si no recuerdo mal, pero es lo mismo) tituló la fotografía del acusado de la violación y muerte de una niña en Tenerife con las palabras "La mirada del asesino". También no hace mucho salió de la prisión de Topas (Salamanca), después de varios años, un gaditano acusado de varias violaciones. En los dos casos eran inocentes. Si en el primero se eligió una instantánea donde se inducía a deducir "su maldad" en vez del miedo, en el segundo, expresión clara de la pobreza y la marginación, su cara era "de malo". 

Dentro de la reacción suscitada por la fotografía de Llamazares, he leído que hace unos años dos jóvenes vascos se presentaron ante la policía para demostrar su inocencia (¡qué horror!), pues sus caras aparecían entre las imágenes de militantes de ETA repartidas por el País Vasco. Después de que "se comprobó" que eran inocentes, las fotografías siguieron en los carteles por lugares públicos durante bastante tiempo.

Tengo la impresión de que el sistema, y dentro de él la policía, nos somete a una presión psicológica destinada a generar temor entre la gente. Se sabe de la ineficacia del uso de esas imágenes para el fin que nos anuncian, pero se siguen prodigando. Los artistas forenses dedican buena parte de su tiempo a crear imágenes de cara al público para hacernos ver que controlan, cuando lo que hacen en realidad es controlarnos. Los medios de comunicación del sistema colaboran y mucho. Sólo tienen que reproducir la información y las imágenes que les da la policía. Siempre aparecen con la cara que les corresponde, es decir, de "delincuentes, terroristas y demás". Ésa era la cara del gaditano que se pasó varios años en la cárcel, lo que condicionó su denuncia y sentencia. También la de quien fue acusado de la violación y muerte de la hija su compañera. Como la de quienes aparecen tras las detenciones, en imágenes reales o en fichas policiales.

¿Por qué Llamazares? ¿Ha sido un error humano, como ha justificado el FBI? ¿Le ha tocado la lotería, aunque sea de la mala suerte? No estaría de más que nos imagináramos cómo hubieran reaccionado quienes se dedican a la vigilancia de los aeropuertos en un viaje suyo a EEUU.  Él mismo lo ha dicho: "primero disparan y después preguntan". Ya sabemos que allí no se andan con chiquitas. ¿Ésa es la seguridad de la que nos hablan quienes dirigen el imperio y los estados acólitos?