martes, 23 de febrero de 2010

23-F: hace 29 años (1)










































El 23 F de 1981 es una fecha que está grabada en la memoria de mucha gente. Quizás de una generación. De la mía, seguro. Las razones, distintas. Fue ese día en que por la tarde un grupo de guardias civiles, al mando de un teniente coronel apellidado Tejero, entró en el Congreso que, metralletas en mano, se dedicó a hacer de las suyas (¿habrán sabido hacer otras cosas?;que me perdonen el bueno del general Escobar y otros más, que son una excepción?). Yo estaba en 5º de carrera, en la clase de la asignatura optativa de Mª Dolores Gómez Molleda, la catedrática de Historia Contemporánea, y el pequeño grupo de compañeros y compañeras (ahí estaba Lola, ahora la number two de la agencia EFE. ¡Qué vueltas da la vida!). Al despacho de la Molleda, como la llamábamos, donde dábamos esa clase, llegó un becario, todo nervioso con estas palabras: "perdone, doña Dolores, pero un grupo de guardias civiles acaba de entrar en el Congreso". La reacción de doña Dolores fue: "igual que Pavía" (recuérdese, el del caballo, en enero de 1874, poniendo fin a la I República). Luego nos dijo que habíamos acabado la clase, sin que faltara una alusión parecida a ésta: "sólo falta que nos pase algo tratando el tema del anarquismo y el socialismo", que era el contenido de la asignatura. 

De allí me fui a la facultad de Derecho, en busca de mi amigo y camarada Maxi. Después... ir de un lado para otro, recoger información, intentar poner orden en la cabeza y las cosas. Guardamos lo que pudimos (en esa casa quedó parte de lo que tenía. Todavía espero a que Pedro nos la abra). Ya tarde llegué a casa, con mi padre pegado a la radio y al televisor. Con miedo. ¿Pensó en un nuevo 36? Su cara le delataba y tampoco estaban las cosas como para hablar mucho. Sé que me dormí tarde, visto y oído el mensaje real y con el transistor en la oreja. Aunque en ese momento ya era el día siguiente cronológicamente, todavía no lo era mentalmente. Había que descansar, aunque poco, para calibrar lo ocurrido. Y eso fue mañana.