lunes, 31 de mayo de 2010

Más crímenes del estado israelí

El estado de Israel se merece la condena más severa. Su genocidio contra el pueblo palestino resulta repugnante. Y su acción de esta madrugada contra la "Flota de la Libertad", que ha ocasionado al menos veinte muertes y numerosas personas heridas, no es más que una muestra de la elevada brutalidad con que actúa. Un ataque criminal contra una flota formada por barcos que llevaban ayuda humanitaria a Gaza, pero que el gobierno israelí se ha encargado de desactivar por las bravas. ¿Es que no pasa nada?

miércoles, 19 de mayo de 2010

Quizás una sospecha

Tengo una sensación, quizás sospecha, y es que las decisiones del Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial relacionadas con el juez Garzón que fueron anunciadas ayer no han sido fruto de las circunstancias. Me explico. Sabido es el debate que se está dando en torno a la justicia, teniendo al citado juez como protagonista principal. La semana pasada fue suspendido de sus funciones por parte del CGPJ, al entender este órgano profesional, que no jurídico, que existen indicios suficientes de que Garzón se ha extralimitado en sus funciones al intentar ser competente en la investigación de los crímenes del franquismo, dando la razón de es manera a la actuación del juez Varela, que considera que existe el delito de prevaricación (sobre esto último: tomar una decisión a sabiendas de que es injusta). 

El revuelo montado ha sido de órdago, porque no sólo en España existe en determinados sectores políticos (cuidado, no tantos y en otra ocasión lo explicaré) preocupación por ese hecho, sino también en otros países, incluidos medios jurídicos y de derechos humanos. Garzón está presente en mucha gente como el juez que intenta hacer justicia en las víctimas del franquismo, lo que es loable. Tiene una fama ganada en este campo cuando hace doce años inició el procesamiento de Pinochet y abrió el camino para su condena posterior en Chile, algo que sirvió también para varios generales argentinos.

El mismo juez también está inmerso en otro contencioso que está generando otra polémica: el caso GÚrtel, el de una (y no digo la) trama de alta corrupción donde están involucrados altos cargos del PP y, por ende, el propio PP, porque afecta tanto a su financiación como al enriquecimiento y recepción de favores por parte de cargos políticos públicos. La manera que ha tenido el PP de afrontar la defensa ha sido, como era de esperar, astuta, haciendo uso del aparato jurídico y de los apoyos en el seno de la administración de justicia de los que dispone. Una de los argumentos esgrimidos ha sido el defecto de forma, acusando al juez de haber obtenido información mediante escuchas ilegales a través de las defensas de las personas encausadas.

Salta a la vista que este argumento tiene el peligro de dejar que salgan de rositas quienes han cometido un delito. Así ocurrió a finales de los 80 con el célebre caso Naseiro, cuando la trama de financiación de las entonces AP se libró de la condena correspondiente porque, según el Tribunal Supremo, el juez actuó incorrectamente, al margen de que existiera el delito, que existió.

Todo esto son muestras de la justicia hecha a la medida de los poderosos. La justicia injusta. La que hace que quienes disponen de recursos, puedan salir sin problemas. La que hace en EEUU, por ejemplo, que pagando una buena defensa puedas evitar una condena a muerte. La que permite la existencia de una ingeniería jurídica al servicio de quienes saben que la ley sólo está para que la cumpla la gente de a pie, la vulgar.

Pues bien, volviendo al principio, sospecho que las dos noticias aparecidas ayer sobre el juez Garzón no han sido gratuitas. El CGPJ ha permitido que pueda irse a La Haya, para evitar un lío mayor del que se ha metido. Pudo hacerlo el mismo día que le suspendió en sus funciones, pero no lo hizo. La reacción ocasionada el otro día trasciende a nuestro país y el escándalo puede ser mayúsculo, porque afecta a la credibilidad de nuestra justicia. 

Lo mismo se puede decir del Tribunal Supremo. Su rotundidad a la hora de decir que "los trajes" de Camps, por poco que sea, son claros indicios de cohecho, se salen de una línea tradicional, como lo ocurrido hace veinte años con el caso Naseiro. La justicia se juega su credibilidad y no creo que esté dispuesta a soportar tensiones como las que está viviendo. 

Si a esto le unimos lo ocurrido con el Tribunal Constitucional, donde, al margen del contenido de la decisión que tiene que tomar sobre el Estatut catalán, salta a la vista que haya tres miembros que han cumplido su mandato hace tres años, que falte por cubrir la plaza de otro fallecido hace dos y que exista otro recusado por el PP. Eso sin entrar en la trayectoria de dos de los miembros de la llamada tendencia conservadora, iniciada, y no inocentemente, durante el franquismo.

¿Qué más se puede pedir? 

domingo, 16 de mayo de 2010

Tribunal Permanente de los Pueblos

Bajo el título "La UE y las transnacionales en América Latina: políticas, instrumentos y actores cómplices de las violaciones de los Derechos de los Pueblos" se están celebrando en Madrid, entre lo días 14 y 17 de mayo, unas sesiones del Tribunal Permanente de los Pueblos. Aquí pongo el enlace donde se puede ver el programa (http://www.rebelion.org/docs/105936.pdf), pero en los distintos medios alternativos se podrán ir viendo sus conclusiones.

Por mi parte, sólo decir aquello de que "mi riqueza es su pobreza". Si encima en estos tiempos de crisis hay gente del mundo desarrollado que lo está pasando mal y, como escribí en el anterior comentario, las medidas de ajuste son discriminatorias, conviene tomar conciencia de que o se salva todo el mundo o sólo saldrá ganando la gente de siempre. Cuesta ser solidario, pero no serlo sólo garantiza la injusticia.

El capitalismo en crisis

Grecia está que arde. Después de varias décadas dentro de un sistema especulador, en el que, como siempre, una minoría se ha aprovechado para forrarse de lo lindo y el resto se ha conformado con ir al rebufo, ahora ha llegado el tío Paco con las rebajas. Este tío es el Fondo Monetario Internacional, uno de los promotores de la farsa junto con sus colegas el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio o las empresas multinacionales, que han dicho que hay que parar la cosa. Pero no para que quienes se han forrado devuelvan lo que han acumulado, sino para que quienes han vivido al rebufo del crecimiento insolidario se aprieten los cinturones. Es decir, se les quite dos meses de pensión al año, se les baje los salarios, se recorte el gasto social, se suban los impuestos indirectos... Grecia es de los países de la Unión Europea donde la carga fiscal es más baja y desigual, al basarse en los impuestos indirectos y casi nada en los directos, donde quien más tiene debe pagar más. De esa manera el gasto público se ha estado cubriendo durante estos años mediante el endeudamiento del estado y la especulación. 

En España la situación no es igual, pero no tanto. Hay un fuerte endeudamiento del estado, la carga fiscal directa está lejos de los países del norte, el gasto social es inferior a la media... También se han forrado de lo lindo unas cuantas personas y al rebufo del crecimiento de los últimos quince años ha habido sectores de las clases medias que han acumulado pisitos y demás. Inversión capitalista en distinto grado. El capitalismo popular de la Thatcher, que tanto fracturó la sociedad británica y así lo está pagando. El modelo yanqui del estado débil, en el que no hay seguridad social, ni atención sanitaria universal... El mismo que hace que en el Congreso se rechace una reforma sanitaria similar a la europea, porque quien financia las campañas electorales de sus congresistas son las grandes empresas, entre las que están, cómo no, las aseguradoras médicas. 

El gobierno psocialista acaba de anunciar la reducción del gasto público y nada mejor que congelar las pensiones y reducir los salarios de quienes dependen de las administraciones públicas. Como en Grecia, aunque un poco menos. Mientras tanto, quienes han causado todo esto están haciendo declaraciones pomposas acerca de la responsabilidad y demás tonterías. El debate está en la calle, donde se dice de todo, pero entre lo que está eso de que "está bien que rebajen el sueldo a los funcionarios, que ganan mucho y trabajan poco". El sistema ha conseguido lo que quería, que entre quienes tengamos que pagar la crisis nos peleemos y nos olvidemos así de quienes la han causado.

sábado, 15 de mayo de 2010

Un debate sobre los derechos humanos en Cuba

El pasado 8 de abril el programa "59 segundos" de TVE lo dedicó a Cuba, debatiéndose la situación de los derechos humanos en la isla y los casos de huelga de hambre por parte de prisioneros en las cárceles. La intervención de Willy Meyer, parlamentario europeo de IU, me parece excepcional, razón por la que pongo el enlace para poder escuchar sus argumentos:

lunes, 3 de mayo de 2010

Corrupción en la Iglesia

Marcial Maciel ha caído. Fundador de los Legionarios de Cristo, el Vaticano ha hecho pública una declaración que en la práctica es una sentencia condenatoria: "los comportamientos inmorales de Maciel se configuran, a veces, como verdaderos delitos y manifiestan una vida carente de escrúpulos y de genuino sentimiento religioso". Detrás de esas palabras se esconden múltiples abusos a menores, relaciones sexuales permanentes con varias mujeres, con quienes ha llegado a tener descendencia... 

Se suma a la larga lista de escándalos que en número creciente están saliendo a la luz pública durante los últimos años relacionados con los abusos a menores por parte de miembros del clero. Algo que se sabía, que salía a cuentagotas, que se hacía todo lo posible para que se mantuviera en el mayor de los secretos... En 2002 se publicó el libro Pederastia en la Iglesia católica, de Pepe Rodríguez. No fue el primero, por supuesto, pero era rotundo. No se basaba en conjeturas y menos en datos falsos. Abusos sobre todo a menores, pero no sólo. Y aquí no entran las prácticas sexuales que los miembros del clero han llevado a cabo formalmente consentidas, tanto heterosexuales como homosexuales: entre ellos mismos, con seminaristas, con monjas, con feligreses de ambos sexos...

Se está hablando en estos últimos meses que Benedicto XVI tiene paralizado el proceso de beatificación de Juan Pablo II porque su actuación en estos asuntos fue altamente negativa, encubriendo a Maciel e impidiendo ir más allá en las denuncias por los abusos sexuales del clero. Ha sido el actual Papa quien en 2006 prohibió a Maciel que se abstuviera de ejercer el ministerio sacerdotal, un año después de que renunciara a su reelección como máxima autoridad de los Legionarios de Cristo. Pero el actual Papa era un alto jerarca en el pontificado de su antecesor y existen informaciones que se refieren a instrucciones suyas para que las denuncias no trascendieran. Instrucciones dadas antes y durante su mandato. Hasta un hermano suyo está involucrado en estas denuncias.
    
No voy a entrar ahora en esa doble moral tan al uso de la jerarquía eclesiástica. Esa moral restrictiva por la que se empecina que sea de obligado cumplimiento, no sólo por todos los miembros de la Iglesia, sino, peor todavía, por toda la población, mientras en los adentros no deja de vulnerarse. Una doble moral que se puede aplicar en todos los órdenes de la sexualidad, pero también, por ejemplo, en la prohibición del divorcio, mientras permite las anulaciones matrimoniales... No quiero entrar tampoco en el asunto del celibato y si sorprende más que pueda haberlo a que sea obligatorio. Pero, repito, no es el momento.

Me preocupa esta corrupción moral acompañada de una fuerte hipocresía y de unos delitos horrorosos. Delitos escondidos desde la jerarquía, que en plano jurídico se llama encubrimiento. Delitos que se están reconociendo no como tales, sino como debilidades, tratados no en las instituciones judiciales de los estados, sino internamente en la propia Iglesia, lo que es una forma descarada de privilegio. Delitos de los que se hace apología, como cuando un obispo, el de Tenerife, llegó a decir como éstas: "Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan". 

Vivimos en una sociedad fuertemente corrompida. Lo es el sistema económico, que funciona en todos sus ámbitos así, mediante leyes hechas a su medida y su vulneración sistemática. Lo es el sistema de partidos, que se financian en su mayoría mediante favores a las empresas para que se alimenten mutuamente, cuando no se producen prácticas mafiosas descaradas (Italia es el paraíso). Lo es el sistema que quiere administrar la moral y la muerte, que por lo que hemos visto y aplicando su propio "código penal", llevaría al infierno a buena parte de sus dirigentes y fieles. 

Fascistas desapercibidos: José Antonio Samaranch

El otro día murió un fascista reciclado a demócrata. Chaqueteros, fue el nombre que se dijo en los 70 a ese tipo de personas cuando aparecieron por doquier como demócratas de toda la vida. Entre ellos estuvo José Antonio Samaranch, uno de esos tipos de personajes que han tenido la habilidad de pasar por todos los sitios con gloria, sin que haya trascendido mucho lo que fueron antes. Recomiendo dos artículos publicados en Sin Permiso que no tienen desperdicio (http://www.sinpermiso. info/articulos/ficheros/Samaranch.pdf). Hay más, pero sirven de muestra.
 
Fascista en su juventud, supo hacer carrera en el régimen franquista. Se especializó en deporte, donde presidió alguna federación y llegó a ser nombrado Delegado Nacional de Deportes en 1967. El régimen de Franco fue la época de los ridículos internacionales en los juegos olímpicos y campeonatos europeos y mundiales de las distintas disciplinas. La única excepción fueron el fútbol (con el europeo de 1964 y los campeonatos europeos de clubes, eso sí, previos pagos millonarios en fichajes), el hockey sobre patines, los premios de la montaña de ciclismo y algún campeón de boxeo. Y en ese ambiente de gloria se movió el señor Samaranch, uniformes, himnos y brazos en alto fascistas incluidos. Ya en los setenta le llegó la presidencia de la Diputación de Barcelona. Según he leído, sin poder contrastarlo por ahora, fue de los que se sumó a la operación sucesoria de Alfonso de Borbón, marido de la nieta de Franco. No me extraña teniendo en cuenta la amistad que tuvo siempre con el marqués de Villaverde, uno de los cerebros de esa operación. Si fue verdad, se le puede aplicar la frase de "si te he visto, no me acuerdo".

Lo cierto es que en plena metamorfosis del franquismo en 1977 consiguió ser nombrado embajador en Moscú y desde ahí paso a la presidencia del COI tres años después. Se ha contando en un libro reciente, El ajedrez de la KGB, del ruso Vladimir Popov, que estando en la URSS fue cogido in fraganti utilizando la valija diplomática para pasar antigüedades. Este desliz ilegal le llevó a convertirse en colaborador del KGB. Quizás así se explique su ascenso, ya que en la elección a la presidencia del COI necesitaba los apoyos de la URSS y su bloque aliado.

Lo que vino después lo conoce casi todo el mundo. A mí poco o nada me interesa. Pero lo cierto es que el antiguo fascista dejó de serlo o parecerlo, quién sabe, devino en demócrata de toda la vida y pasó a ser una especie de héroe nacional e internacional del deporte. ¿Méritos? Como el del ladrón que nunca le cogieron robando. 



   

sábado, 1 de mayo de 2010

Un momento fugaz
























Estaba en el puerto y caminaba deprisa. Mis pasos eran rápidos y firmes, mientras me acercaba a los barcos atracados en el muelle del espigón. Ya era tarde y la luz se iba perdiendo tan deprisa como lo hace en los meses de invierno. Pensando en no sé qué en esos momentos, me fijé en una de tantas personas aficionadas que se apostan en las rocas del puerto en busca de peces. No era el típico pescador ataviado con su chándal que, solo o acompañado, se planta con sus cañas rodeado de su ajuar, la moto o el coche. Estaba con todo eso, pero no era el típico hombre del pueblo. Me sorprendió lo que cantaba, porque no entonaba nada aflamencado ni cualquiera de esas canciones de moda que pululan por las radios. Quizás por eso me fijé en él, que cantaba ensimismado sentado hacia atrás mientras miraba el corto horizonte de la otra parte del puerto o quizás a la nada. Lo miré y me miró, pero nunca dejó de emitir su melodía, como yo nunca me detuve ni aminoré la marcha. No era el típico pescador del pueblo y hasta su pelo le delataba. Era una melena abierta, bastante rizada y oscura. Me pareció que lo conocía. Si era él, vivía en el pueblo, aunque era foráneo.

Como la luz era difusa, el encuentro de las miradas fue de improviso y todo resultó fugaz. Por eso no nos saludamos. En otras ocasiones lo habíamos hecho, pero ese día, no. Posiblemente alertado por el sonido de mis pisadas, giró su cabeza y me miró cuando lo alcanzaba con mi paso. Yo, que hasta ese momento sólo lo había visto de espaldas, lo miré también en el momento que lo tuve a mi altura. ¿Debí saludarlo? Esa duda la empecé a tener nada más pasarlo, pero rectificar no hubiera sido en esos momentos lo lógico para mí, porque no suelo detenerme cuando voy de marcha y en ese momento ya me había alejado. Por la cabeza me vino enseguida la posibilidad de que cuando volviera podría saludarlo.

Según avanzaba camino de la punta del puerto, mientras los barcos atracados parecía que se acercaban, seguí pensando en ello. Ya de vuelta, pasados unos quince minutos, quise resolver la situación, pero no dio lugar a nada, porque ya no estaba. Paso tras paso fui dejando de dar vueltas a la cabeza sobre ese hombre que no era el típico pescador del pueblo. Un poco más adelante recuperé la luz perdida gracias a las farolas del puerto deportivo. Sólo ahora, escribiendo, he intentado dar una explicación a lo que ocurrió en uno de esos momentos fugaces que surgen en la vida.

La tradición de la lucha obrera

Existe una tendencia a considerar que las cosas que tenemos han existido siempre. Como si fueran eternas, inconscientemente se olvida o no se tiene en consideración que la realidad social está en permanente movimiento y que, por lo tanto, las cosas igual que surgen, se transforman. Digo esto, porque parece que para mucha gente y, lo que es peor, para muchos trabajadores y muchas trabajadoras, la existencia de derechos sociales no son motivo de conciencia de que no han sido regalados, sino conquistados. Y que las conquistas han de defenderse para no perderlas. Viene esto a cuento de la fiesta del 1 de mayo, cuya primera celebración tuvo lugar en 1889. Tres años antes, en ese mismo día, varios trabajadores de Chicago, en huelga porque demandaban la jornada laboral de 8 horas, fueron masacrados. La IIª Internacional, la organización que agrupaba a los partidos obreros de los distintos países, consideró que recordar a los mártires de Chicago por la causa por la que luchaban era el mejor homenaje que se les podía hacer. Fue fácil en el mundo de los trabajadores hacer de esta jornada una fiesta y un motivo de lucha, toda vez que ya existía una tradición en algunas ciudades europeas (por ejemplo, en los mineros británicos) de manifestarse aunando reivindicaciones y alegría. Al fin y al cabo se trataba del día en que podían sentirse protagonistas ante la sociedad y afirmarse como clase social, tan castigada, pero con el orgullo de una tradición de lucha que a lo largo del siglo XIX le había permitido ir alcanzando logros y, sobre todo, le aportaba esperanza. "Estábamos todos allí juntos y unidos", decía un trabajador turinés de la época. Por eso cuidaban mucho de mostrar sus mejores galas o crearon una imaginería propia de flores, banderas y estandartes (la bandera roja, el clavel, la rosa). La reivindicación de la jornada de 8 horas se convirtió en la consigna más característica y suponía, no sólo humanizar el mundo del trabajo, sino abrir un tiempo a la formación intelectual de trabajadores y trabajadoras y posibilitarles su enriquecimiento cultural, cosa que tenían vedadas con jornadas que superaban las 10 horas (hasta 16 horas duraban en las primeras décadas del siglo), semanas de 6 días y ausencia de vacaciones. Hoy nos resulta tan natural trabajar 8 horas diarias, 5 días a la semana o disponer de un mes de vacaciones al año, por poner sólo tres ejemplos, que olvidamos los sufrimientos, vidas y luchas que costaron. Un precio demasiado alto para que no nos sirva de lección. Como si hoy no estuviéramos en peligro de ser agredidos en los derechos conquistados o creyésemos que nada queda por hacer. Aunque creo haberlo dicho ya en otro momento, los pueblos que olvidan su Historia corren el riesgo de volver a repetirla.

(1996)

oOo

Hace 14 años escribí este artículo para Debate Ciudadano de Barbate. Ha llovido mucho desde entonces y hasta ha cambiado el panorama político de nuestro país y del mundo. ¿Y los derechos laborales? Ayer mismo leí en el número de mayo de la revista El viejo topo que el 63% de los trabajadores y trabajadoras en España cobra mil euros al mes o menos. Sobran palabras.