viernes, 24 de septiembre de 2010

Quedan 5 días

El próximo 29 es el día en que se ha convocado la huelga general contra las medidas antisociales tomadas por el gobierno. No son muy distintas en su naturaleza a las que están tomando los otros gobiernos europeos, sean de "izquierda" o de "derecha". Bajo la excusa de crear condiciones favorables para salir de la grave crisis económica, se está actuando sobre los salarios, los despidos, el funcionariado, las pensiones, los años de cotización a la seguridad social...

Todo un ataque frontal más, dentro de un proceso regresivo que viene de lejos, desde hace tres décadas, cuando la señora Thatcher y el señor Reagan abrieron el camino de lo que empezó a denominarse entonces con el nombre de neoliberalismo. Los resultados han sido privatizaciones de empresas y servicios públicos, mayor desprotección social, desregulación laboral, subida de impuestos indirectos y bajada de los directos... Un camino que fue creando un nuevo consenso entre los partidos gestores del sistema capitalista y donde los partidos socialdemócratas y similares conocieron cambios importantes. En el Reino Unido el laborismo acabó adoptando, bajo el liderazgo de Tony Blair, el modelo neoliberal thatcheriano y de despolitización de la acción política, lo que le permitió gobernar durante tres legislaturas seguidas gracias al apoyo político de buena parte del electorado conservador. En torno a él y al alemán Schröder a finales de los 90 llegó a hablarse de un socialismo liberal, que tuvo en Felipe González un predecesor (sus gobiernos conocieron tres huelgas generales) y un entusiasta defensor. El propio Zapatero se hizo eco en sus discursos de ese modelo mientras estuvo en la oposición.

Estos cambios no se hicieron sin tensiones y desgarros internos, o fracturas en sus apoyos sociales. El partido laborista sufrió la inhibición de parte de sus apoyos tradicionales, que se siguen viendo desorientados y desmovilizados. El partido socialdemócrata alemán conoció la salida de uno de sus líderes, Oscar Lafontaine, que acabó creando con el partido del socialismo democrático Die Linke (La Izquierda). Hasta el partido demócrata estadounidense sufrió desde finales de los 70 la fuga hacia el republicano de los que acabarían llamándose neocon, artífices de las políticas económicas más duras en EEUU y uno de los pilares de la revolución conservadora junto con los grupos religiosos integristas. En tres décadas el partido demócrata sólo obtuvo dos mandatos presidenciales sobre cinco de los republicanos, los de un Clinton que en nada se salió del guión marcado por Reagan y Bush padre.       

Los gobiernos del PSOE y PP en España han desarrollado la misma política económica. El que ahora el PP se niegue a apoyar las medidas tomadas por el gobierno sólo obedece a maniobras del más puro oportunismo. Pero nada de esto quita un ápice de razón a la necesidad de una huelga general. Como las habidas en Grecia o Francia. Siguen en juego las conquistas sociales que tanto ha costado conseguirlas.