martes, 11 de enero de 2011

Varios meses de esfuerzos

El 29 de marzo pasado se hizo público un documento sobre el problema vasco que ha pasado a ser conocido como Declaración de Bruselas. Fue presentado por Brian Currin, impulsor desde meses antes de diversas actuaciones en el entorno de la izquierda abertzale y ETA que tenían como finalidad el inicio de un proceso de paz en el País Vasco y el cese de la actividad armada de ETA. 

Brian Currin es un abogado sudafricano que durante los años del apartheid fue un activo defensor de los derechos humanos en su país. En 1994 fue nombrado por Nelson Mandela, por entonces ya presidente de Sudáfrica, como presidente de la comisión encargada de investigar lo ocurrido durante el apartheid. Posteriormente ha participado en otras iniciativas de paz, como Irlanda del Norte, Ruanda, Sri Lanka y Oriente Próximo.

La Declaración de Bruselas contó con la firma de otras veinte personas relevantes en la lucha por la paz y los derechos humanos, y en la resolución de conflictos. La lista es la que sigue: Fundación Nelson Mandela, Desmond Tutú, Frederik De Klerk, Mary Robinson, John Hume, Albert Reynolds, Jonathan Powell, Nuala O’Loan, Raymond Kendall, Betty Wiliams, Denis Haughey, Aldo Civico, Sheryl Brown, Andrea Bartoli, Alan Smith, Christopher Mitchell, John P. Linstroth, Hurts Hannum, Jhon Etchemendy y William Kelly. Tres son premios Nobel de la Paz (Desmond Tutú, Frederik De Klerk y John Hume), a la vez que la Fundación Nelson Mandela está vinculada a un personaje de gran ascendente moral, también premio Nobel en 1993.    

En la Declaración se instaba a la izquierda abertzale a una “total ausencia de violencia” y se hacía lo propio con ETA acerca de compromiso por “un alto el fuego permanente y completamente verificable”. Así mismo, se aludía a la necesidad de la implicación del gobierno español para que la Declaración pudiera ser “debidamente respondida”. El contenido completo es el que sigue:
 
Damos la bienvenida y elogiamos los pasos propuestos y el nuevo compromiso público de la Izquierda Abertzale con los medios «exclusivamente políticos y democráticos» y una «total ausencia de violencia» para conseguir sus objetivos políticos. Plenamente realizado, este compromiso puede ser un paso fundamental para poner fin al último conflicto en Europa. Tomamos nota de la expectativa de que los próximos meses pueden dar paso a una situación donde el compromiso con los medios pacíficos, democráticos y no violentos se convierta en una realidad irreversible. Para ello, hacemos un llamamiento a ETA para que apoye este compromiso declarando un alto el fuego permanente y completamente verificable. Tal declaración, debidamente respondida por el Gobierno español, permitiría que los nuevos esfuerzos políticos y democráticos avancen, las diferencias sean resueltas y se alcance una paz duradera”.

Meses después, el 6 de septiembre ETA emitió un comunicado en el que decidía "no llevar a cabo acciones ofensivas", lo que fue interpretado como insuficiente, al no contemplar la petición de "alto el fuego permanante y verificable". El 25 se hizo público otro documento, conocido como Declaración de Guernica, en el que varios grupos de la izquierda abertzale (Batasuna, Aralar, Eusko Alkartasuna, Alternatiba y Abertzaleen Batasuna) reclamaban a ETA “un alto el fuego permanente, unilateral y verificable”. Y casi de inmediato, el día 30, el propio Brian Currin, en un escueto comunicado, pedía a ETA que tomara una decisión más clara sobre la propuesta de marzo:

“Se ha consultado con cada uno de los firmantes de la Declaración de Bruselas sobre los recientes comunicados de ETA y su respuesta directa a la propia Declaración de Bruselas. La petición a ETA se mantiene tal y como fue presentada en la Declaración de Bruselas en marzo de este año: que declare un alto el fuego unilateral, verificable y permanente”. 

Ayer, 10 de enero, se ha conocido un comunicado de ETA en el que, entre otras cosas, declara “un alto el fuego permanente y de carácter general, que puede  ser verificado internacionalmente por la comunidad internacional”, no faltando el compromiso firme “con un proceso de solución definitivo y con el final de la confrontación armada”. La lectura detenida del comunicado permite observar que se adecua a las peticiones hechas en la Declaración de Bruselas de marzo de 2010 y la reiteración de las mismas formulada por Brian Currin en septiembre.