sábado, 28 de enero de 2012

Contra el olvido desde la literatura

Primo Levi, superviviente del campo de concentración de Auschwitz, escribió en 1958 este poema titulado "Si esto es un hombre":

Los que vivís seguros
En vuestras
casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver 

                            / por la tarde,
La comida caliente y los rostros                                / amigos:

Considerad si es un hombre

Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de 

                          / un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rana invernal.

Pensad que esto ha sucedido:

Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Al estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;
Repetídselas a vuestros hijos.

O que vuestra casa se derrumbe,

La enfermedad os imposibilite,
Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.

Años antes, en 1944, el escritor soviético Vasili Grossman acababa así "El infierno de Treblinka", la crónica que escribió  sobre los horrores que vio en ese campo de concentración acompañando al Ejército Rojo: 

La idea imperialista de la nacionalidad, de la raza y de cualquier otro exclusivismo condujo lógicamente a los hitlerianos a la construcción de Maidánek, Sabibur, Belzhitse, Osvéntsim y Treblinka.

Debemos recordar que los fascistas van a sacar de esta guerra no sólo la amargura de la derrota, sino también la dulzura del recuerdo de los fáciles asesinatos en masa.

De esto debe acordarse diariamente y de manera severa todo aquel que aprecie el honor, la libertad, la vida de todos los pueblos, de toda la humanidad.

Treblinka, Auschwitz y tantos más. Campos de concentración, de muerte, de  exterminio. Millones y millones de víctimas. Rebajadas hasta la peor de las condiciones. Tortura, inanición, explotación, gas... Horror. Terror. Lo nunca visto. El de Treblinka fue liberado en el verano de 1944. El 27 de enero de 1945, el de Auschwitz. 

En 1961 el poeta Luis Cernuda dedicó unos versos a un brigadista internacional anónimo en su poema "1936". El primero de ellos tiene tanto valor simbólico, que sirve para tenerlo siempre presente. También para lo ocurrido durante los años del fascismo: "Recuérdalo tú y recuérdalo a otros".