sábado, 11 de febrero de 2012

Un análisis de la sociedad española desde un sondeo electoral



El diario El País publicó el pasado 24 de enero un estudio demoscópico, elaborado por la empresa Metroscopia, con el título “¿A quién votaron los parados?” (http://blogs.elpais.com/metroscopia/2012/01/a-quien-votaron-los-parados.html). Fue hecho el mismo día de las elecciones generales, es decir, el 20 de noviembre. Los resultados tienen un alto interés para conocer mejor la orientación del voto por determinados sectores de población y ocupación. Los datos aportados no son sólo los de los partidos, sino que se añaden los emitidos en blanco y los nulos. Además los porcentajes se asignan sobre el total del censo. Por último, no falta el nivel de participación y, por defecto, el de abstención. De esta manera los datos aportados pueden resultar más reales, pues se tiene en cuenta al conjunto del censo electoral y, por derivación, el de la sociedad española, excepto quienes son menores de edad.

Varias son las maneras que se pueden utilizar para analizar los datos. Una puede ser en relación a lo que cada partido representa. La otra, desde cada sector de población y ocupación. Profundizando un poco más se podría entresacar una aproximación por grupos de edad. Por las características de la encuesta resulta imposible, sin embargo, hacerlo por sexo y por nivel de renta.

Conviene destacar que existe una clara correspondencia entre el orden de los grupos por resultados globales y el que obtienen teniendo en cuenta las variables de grupo de población y ocupación. La encuesta ha utilizado cinco: gente que tiene trabajo, la que está en paro, la jubilada, las amas de casa y el estudiantado. Otra cosa son las variaciones que se dan en los apoyos a  cada grupo dentro de cada uno de los sectores. Algunas son llamativas. Es lo que se irá desentrañando a lo largo de los apartados que siguen.   

Los apoyos a los partidos.

El PP tiene un nivel similar entre quienes tienen trabajo. Sus mayores apoyos los obtiene de las personas jubiladas (+5,2) y las amas de casa (+7,2), mientras que los tiene por debajo de su media en las personas paradas (-3,2) y, en mayor medida, quienes están estudiando (-6,6).

El PSOE es el grupo que mantiene mayor homogeneidad en el reparto de sus apoyos, aunque son algo menores entre la gente en paro (-1,3) y, sobre todo, en el estudiantado (-4,1).

IU tiene un nivel similar entre su representación total y los apoyos entre la gente que trabaja. Donde los encuentra mayores es entre la gente en paro (+1,2) y quienes están estudiando (+3,1). Peor lo tiene entre la gente jubilada (-1,4) y las amas de casa (-1,9).

Los apoyos que tiene UPyD son ambivalentes. Salvo cierta similitud con quienes no tienen trabajo, obtiene mayores apoyos entre la gente que trabaja (+1,7) y la que está estudiando (+2,3), mientras que los tiene menores entre la que jubilada (-0,4) y las amas de casa (-1,5).

En el resto de partidos, donde hay una gran variedad de grupos en  tendencia política y procedencia geográfica, resulta imposible obtener un perfil concreto de cada uno. Coincide el total de apoyos electorales con el de quienes trabajan. Los tienen por encima en la gente que está en paro (+0,5) y la que estudia (+0,6), mientras que por debajo se encuentran las personas jubiladas (-2,9) y, sobre todo, la amas de casa (-4,7).

Participación, abstención, votos en blanco y votos nulos.

La gente que ha votado en blanco o nulo se encuentra más entre quienes están en paro (+0,4) o estudian (+0,8), y menos entre la que tiene trabajo (-0,7), está jubilada (-0,9) o las amas de casa (-0,8).

En cuanto a la participación electoral, sólo ha sido superior a la media en la gente que tiene trabajo (+1,1), está casi en ella la jubilada (-0,2) y resulta inferior en las amas de casa (-0,9), la gente en paro (-2,6) y el estudiantado (-3,9). Por una simple deducción, si nos atenemos a la abstención los resultados serían inversos: se han abstenido más el estudiantado, las personas en paro y las amas de casa, siendo menor en las personas jubiladas y, en el nivel más bajo, las que tienen trabajo. 

Los sectores de población y ocupación.

Entre la gente que tiene trabajo, que es la que tiene mayor número de personas, es donde se da la mayor correspondencia con los apoyos totales a cada partido, que es prácticamente idéntica en todos los casos. La única excepción es UPyD (+1,7), que obtiene unos apoyos bastantes superiores a su media. Es también el sector que más ha participado en las elecciones (+1,1). En el caso contrario se encuentra la gente que ha votado en blanco o nulo (-0,7).

Las personas que están en paro ofrecen posturas contrapuestas. Tienen mayores apoyos IU (+1,2) y otros partidos (+0,5), además de haber votado en blanco o nulo por encima de la media (+0,4). Por el contrario, han recibido apoyos por debajo de su media PP (-3,2), PSOE (-1,3) y UPyD (-0,2). El nivel de participación ha estado por debajo de la media (-2,6).

Entre la gente jubilada sólo el PP (+5,2), en mayor medida, y el PSOE (+0,2), ligeramente, tienen apoyos superiores a sus medias totales. El resto, junto con quienes han votado en blanco o nulo (-0,9), está por debajo: IU (-1,4), UPyD (-0,4) y los otros partidos (-2,9).

Algo parecido ocurre con las amas de casa, donde el PP obtiene sus mayores apoyos relativos (+7,2), el PSOE se encuentra ligeramente por debajo (-0,2) y el resto bastante más por debajo: IU (-1,9), UPyD (-1,5), otros (-4,7) y quienes han votado en blanco o nulo (-0,8).

En el último de los sectores, el del estudiantado, es donde se da una mayor digresión del voto y se refleja una mayor pluralidad. Manteniéndose el orden general de los grupos, es, sin embargo, donde menores apoyos tienen los que obtienen más votos (PP y PSOE) y mayores apoyos los que obtienen menos votos. IU es el grupo más beneficiado (+3,1), seguido de UpyD (+2,3) y otros (+0,6). Quienes han votado en blanco o nulo (+0,8) también se encuentran más en este sector. PP (-6,6) y PSOE (-4,1) son los más perjudicados.

Un acercamiento a la orientación política en los grupos de edad.

Si consideramos que el estudiantado está compuesto en exclusiva por gente joven y que el paro afecta más a jóvenes y gente adulta joven, podemos deducir que en esos grupos de edad es donde PP y PSOE obtienen menos apoyos relativos. Por el contrario, donde esos mismos partidos  los tienen mayores, sobre todo por parte del PP, es entre la gente mayor. Aquí hay que incluir tanto a las personas jubiladas como a las amas de casa, teniendo en cuenta que este sector se nutre en mayor medida de las mujeres adultas.

IU, UPyD y el resto de partidos, al recibir apoyos por encima de su media de las edades más jóvenes, expresan en cierta medida un voto de protesta, tanto frente al partido que ha gobernado hasta 2011 como el que le ha sucedido. Los votos de las personas jubiladas y las amas de casa siempre se han interpretado en clave conservadora, no sólo en términos ideológicos, sino también de opción por la estabilidad. Resulta claro que PP, sobre todo, y PSOE sean los que más apoyos reciben de esos dos sectores.

Algunas conclusiones.

La encuesta de Metroscopia aporta datos interesantes, no sólo como una radiografía electoral, sino del conjunto de la sociedad española a través de sectores concretos. Unos datos que se pueden complementar con los aportados en otros estudios, como los hechos por el CIS, aunque ahora no tenidos en cuenta. Resulta llamativo el dominio el PP en todos los sectores representados. Abrumador en algunos casos (gente jubilada y amas de casa) y con ciertas fisuras entre quienes están en paro o están estudiando.

También resulta llamativa la pérdida de apoyos del PSOE, lejos del PP en todos los casos, lo que explica el fuerte varapalo obtenido el 20 de noviembre pasado. Mayor entre la gente joven, tanto la que está en paro como el estudiantado, que le han castigado sobremanera. Pese a sus pérdidas, se denota que mantiene ciertos referentes entre quienes trabajan o los sectores que demandan mayor estabilidad política, como es el caso de la gente mayor, sea jubilada o sea ama de casa.

IU mantiene su tradicional tendencia de recibir apoyos entre los grupos de edad más jóvenes y quienes se encuentran en condiciones  más difíciles, como es el caso de la gente en paro. A su vez, sigue distanciado de la gente jubilada o las amas de casa. La moderación política, cuando no conservadurismo, de esos sectores genera desapego, cuando no temor, hacia un grupo que ofrece en sus propuestas cambios en lo económico, lo social y lo político.

El caso de UPyD resulta en parte singular. Por los datos que se ofrecen parece como si no tuviera término medio, lo que choca, aparentemente, con su propia adscripción política de centro. Representa el descontento de un sector de la sociedad, aunque minoritario, pero con un perfil muy concreto. Con mayores apoyos entre quienes tienen trabajo y el estudiantado, se puede deducir que proviene de aquellos sectores que tienen un nivel cultural mayor, lo que coincide con los datos aportados por otras encuestas. Desde éstas y desde el conocimiento de su programa, sus apoyos se han ido desprendiendo del PSOE, dentro de sectores políticos centristas y centralistas, pero no suficientemente atractivos para los sectores más conservadores de la sociedad, más presentes entre la gente jubilada y las amas de casa, que les apoyan poco.

En cuanto al resto de grupos, resulta difícil, si no imposible, sacar conclusiones claras. Son una amalgama de grupos dispares en la tendencia política, que sólo tienen en común su anticentralismo. Bajo esa denominación se ha incluido al más conservador CiU, los algo menos PNV y CC, y los situados en el campo de la izquierda, aunque con diferentes grados y registros, BNG, ERC o Amaiur. Para hacer un mínimo análisis se necesitan datos más concretos.

Y por último, el voto en blanco o nulo, que, aun siendo poco relevante (1,9%), sí refleja aspectos más que curiosos. Es mayor entre la gente parada y el estudiantado. Como ya se ha dicho, estos dos sectores están compuestos en su mayoría por gente de edades jóvenes. Tienen un claro carácter de voto de protesta. No resulta ni nuevo ni extraño. Más interesante hubiera sido conocer la gente que se ha abstenido. Por otras encuestas se sabe que es mayor entre la gente joven. Eso sí le da mayor relevancia. Otra cosa sería caracterizar esa abstención como voto de castigo. Sólo lo es en parte, que habría que añadir a los votos en blanco y nulos.

Una reflexión para acabar.

¿Estamos dentro de una marea conservadora? Me atrevo a decir que sí. Rotundamente. Los resultados electorales de noviembre fueron un claro triunfo de los grupos de derecha. No sólo del PP, sino de CiU, CC, PNV, UPyD e incluso de los que no obtuvieron representación. Un triunfo que ratificó las políticas neoliberales y conservadoras llevadas a cabo por PP, CiU o CC en las comunidades donde gobiernan. Algo que se sigue ratificando en los sondeos que se hacen sobre intención de voto y sobre el grado de aceptación de las medidas que está anunciando y tomando el nuevo gobierno.

El sondeo de Metroscopia, hecho el mismo 20 de noviembre, no deja lugar a dudas sobre lo que en cada sector de población seleccionado se ha tomado como preferencia política. Una clara conservadurización política que está teniendo las correspondientes ramificaciones en las medidas económicas, políticas y sociales. En tiempos de profunda crisis económica, de claro carácter sistémico, añade mayor incertidumbre. Es más, riesgo de una marcha atrás sin precedentes. En los años treinta ya sabemos cómo acabó la cosa. No está de más tomar conciencia de ello. También de saber actuar en consecuencia. Y, por supuesto, de hacerlo con inteligencia.