sábado, 4 de febrero de 2012

A vueltas con la salud pública

Hace unos días la viceconsejera de la Comunidad de Madrid, una tal Patricia Flores, soltó en público la pregunta "¿tiene sentido que un enfermo crónico viva gratis del sistema?". A lo largo de su intervención estuvo dando vueltas sobre la misma idea para, finalmente, plantear una de las bases del discurso neoliberal: lo público cuesta mucho dinero, por lo que hay reducir servicios y que cada cual se responsabilice de adquirirlos. En empresas privadas, claro.

La derecha es... la repera y evito así soltar el taco. O, para ser más claro, es la clara expresión del egoísmo humano. En nuestros días está conjugando como nunca dos discursos: el neoliberal y el del integrismo religioso. Los utiliza a la vez o los modula en favor de uno u otro según le interese. Igual recurre al ataque de lo público desde la defensa del individuo per se, como recurre a un moralismo, embadurnado de religioso, para que sea asumido por todo el mundo. Y quien piense o haga lo contrario, que se fastidie. Dispone de una variedad de grupos de diversa índole que actúan según corresponda. 

Entre sus temas favoritos está el de la defensa de la vida, al que se refieren cuando está en juego la interrupción voluntaria del embarazo o lo que se llama "píldora del día después". Les importa un bledo lo que les pueda ocurrir a las mujeres que han tomado cualquiera de esas decisiones. También las circunstancias en que se ha tomado esa decisión. Para los más liberales, que cada cual se busque la vida. Para los más rigoristas de lo moral, una expresión más del laicismo pecaminoso. 

Volviendo a las palabras de la viceconsejera, sin que pueda sorprendernos su contenido, resulta sintomático de la sensibilidad que muestran hacia una realidad de nuestras sociedades. Cada vez vivimos más y hay más gente mayor, por lo que aumentan las dolencias crónicas. Según se desprende de sus palabras, esas personas resultan caras, por lo que habría que desprenderse de ellas en su atención pública. Quienes puedan, que paguen; y quienes no, que dependan de la caridad. El resultado sería claro. Sólo basta con mirar hacia Estados Unidos y contemplar lo que nos allí nos ofrecen. ¿Por qué en ese país la esperanza de vida es inferior a la de los países europeos occidentales? ¿Y por qué su mortalidad infantil es superior? ¿Por qué hay cincuenta millones de personas en ese país que no tienen atención médica porque no pueden pagarse un seguro médico? ¿Por qué no existe una sanidad universal? ¿Por qué no existe el derecho a la salud?