viernes, 11 de mayo de 2012

Una primera lectura de las elecciones presidenciales en Francia (y 3)

Ha ganado François Hollande. Era lo previsto en los sondeos, pero con un estrechamiento en la diferencia entre los dos candidatos. Como ya apunté en anteriores artículos, la clave en el resultado final estaba en el destino de los votos que recibieron en la primera vuelta François Bayrou y Marine Le Pen. Y así ha sido: el esfuerzo de Nicolas Sarkozy por conseguirlos ha permitido el acercamiento a Hollande, pero ha sido insuficiente. Según la información dada en Le Monde (1), el candidato conservador ha obtenido el 42% de los votos de Bayrou y el 51% de Le Pen. Hollande, por su parte, recibió el 29% de los votos de Bayrou y sólo el 14% de Le Pen. El resto de los votos, una tercera parte, han sido de abstención, blancos o nulos.

Resulta evidente que la opción dentro del bloque político pudo más que la orientación dada durante la campaña por Bayrou y Le Pen: el primero llamó a votar a Hollande, mientras la segunda lo hizo por la abstención. En el primer caso, por su oposición a Sarkozy y su escoramiento hacia la derecha; en el segundo, por oportunidad política, dentro de una estrategia más ambiciosa que busca que el Frente Nacional se pueda convertir en la primera fuerza política de la derecha. En la izquierda la opción por el bloque, como estaba previsto, se ha mantenido: el 81% de los votos de Mélenchon ha ido a parar a Hollande. Algo que puede haber ocurrido con el electorado de los grupos políticos más pequeños.

La sociología electoral de los candidatos

Si analizamos el carácter del voto de cada candidato, hay importantes diferencias atendiendo al sexo, el grupo socio-profesional, los ingresos, el ámbito geográfico y el tamaño de los municipios. No conviene desdeñar cada uno de estos aspectos. Dibujan la sociología del electorado de cada candidato, pero también de los distintos micromundos donde están enraizados. Veámoslo, pues.

En el reparto por sexo tanto los varones como las mujeres lo han hecho en la misma proporción: en torno al 52% a Hollande y al 48% a Sarkozy. Por grupos de edad Hollande ha tenido mayor apoyo en todos, excepto en las personas mayores de 60, donde Sarkozy ha vencido claramente con un 59%. Los mayores apoyos a Hollande han venido de la gente joven: 62% en el grupo entre 25 y 34 años, y 57% entre quienes tienen menos de 25 años. Las ciudades han dado mayor apoyo a Hollande, siempre descendiendo según su tamaño de mayor a menor, destacando el 57% en las que tienen más de 100.000 habitantes. El medio rural, por el contrario, ha votado preferentemente por Sarkozy, con un 52% de apoyos.

Por grupos socio-profesionales, la gente asalariada, en cualquiera de sus grupos, ha apoyado a Hollande: clase obrera, gente empleada, cuadros medios y cuadros altos, en este último caso junto con el grupo de profesiones liberales. Los niveles de estos apoyos han sido elevados, en torno al 60%, destacando el grupo de profesionales intermedios, con una fuerte presencia de la administración pública, con el 61%.  El mundo de la propiedad, sin embargo, lo ha hecho por Sarkozy. De una forma abrumadora, con el 70%. Aquí entran todos los niveles de renta, la gente del medio urbano (independientes, pequeño comercio, medianas y grandes empresas) y la propiedad agraria, en este último caso en consonancia con los apoyos recibidos en el medio rural. Completan este panorama las personas jubiladas y pensionistas, que han optado también por Sarkozy en un nivel, el 57%, algo inferior al recibido entre la población con más de 60 años.

Por ingresos económicos, los apoyos a Hollande aumentan según descienden dichos ingresos. Han optado por el candidato triunfador quienes los tienen inferiores a 3000 euros mensuales, con un máximo de apoyos, del 59%, en las rentas más bajas, donde no llegan a 1200 euros. Sarkozy, por su parte, ha triunfado en las rentas más altas, con un apoyo del 56%.

En cuanto al ámbito territorial (2), grosso modo Hollande ha triunfado más hacia el sur, el oeste y los departamentos fronterizos del norte, mientras que Sarkozy lo ha hecho más hacia el este, el sureste y una franja central intermedia que va desde las fronteras suiza y alemana hasta la costa atlántica (La Vendée), pasando por los departamentos que rodean la región de la Isla de Francia. En ésta, formada por París y su cinturón metropolitano, ha triunfado Hollande, si bien con un reparto variable según los distritos, donde la composición social y el nivel de renta han sido determinantes. En el propio París, donde ha triunfado Hollande con un 55,6%, los distritos orientales han optado por el candidato ganador y los occidentales, menos poblados, por Sarkozy, aunque en tres de ellos con niveles por encima del 70%.

¿Qué ha ocurrido?

Hay un hecho que no debemos despreciar y es que los resultados de la primera vuelta fueron favorables a los candidatos de la derecha y el centro. El que finalmente haya habido un triunfo de Hollande se debe al comportamiento de parte del electorado del centro y la derecha que se ha salido de su bloque político. Y la encuesta antes aludida de Le Monde nos da una pista muy importante y es que los apoyos recibidos por Hollande han partido de dos intencionalidades diferentes: mientras un 45% lo ha hecho para que fuera presidente, el 55% restante ha querido evitar que ganara Sarkozy.

Está por ver lo que pueda ocurrir en las próximas elecciones para conformar una nueva Asamblea Nacional. También está por ver el contenido de los programas que presente cada partido. Los de la derecha diferirán poco de lo que sus candidatos no han parado de pregonar en las elecciones presidenciales. ¿Qué hará Hollande? Las propuestas que defendió durante la primera vuelta de la campaña  diferían poco de las de Sarkozy, con puntos esenciales en común. Hollande representa el socialiberalismo que ha participado desde los años 80 en la construcción y consolidación del modelo económico neoliberal actual. Pertenece a la estirpe de los González, Jospin, Schroeder, Blair, Zapatero y tantos más que sólo se diferenciaron de los partidos conservadores en algunos aspectos del gasto público y una visión diferenciada de los derechos civiles, pero no en el progresivo desmantelamiento del llamado estado de bienestar. Lo que defendió Hollande durante la primera vuelta es el pilar sobre el que se está sustentando la política neoliberal en tiempos de crisis: una mayor estabilidad financiera y monetaria, y el consiguiente ajuste sobre la población, tanto en salarios como en servicios públicos. Hoy Navarro nos deleita con una reflexión muy interesante acerca de las limitaciones del programa del candidato del PSF (3).

La novedad del Frente de Izquierda

La salida a escena del Frente de Izquierda ha sido en cierta medida una sorpresa. La alianza del PCF y otros grupos menores, con Jean Luc Mélenchon -que fue ministro con Jospin- como candidato presidencial, parece que está fructificando. Partiendo de unos niveles de apoyo muy bajos, pronto algunos sondeos le situaron en el 17% de los votos. Aunque finalmente se quedó en torno al 11%, conviene no olvidar que hubo en el último momento una deriva de sus previsibles votos hacia Hollande, ante el temor que pudiera ocurrir lo de hace 10 años, cuando Jospin no pudo competir con Chirac por la presidencia al ser superado por Jean Marié Le Pen. La campaña electoral, no obstante, dejó presente un estilo, un programa, una asistencia y hasta unas esperanzas que pueden marcar el futuro.

El propio Mélenchon ha situado su actividad electoral y la de su grupo desde la resistencia, a la vez que ha marcado el comienzo de una nueva etapa (4). Su principal objetivo es romper con la dinámica neoliberal de reforzar la política de estabilidad y austeridad, utilizando el término “austeritarismo” para denominar el poder impone de los mercados. También, poner freno al avance de la extrema derecha, que tiene como principal peligro que compite con parte del electorado  popular que ha sido atraído por el discurso xenófobo. El Frente de Izquierda no ha dudado tampoco en priorizar la derrota de Sarkozy, prestando su apoyo a Hollande para que fuera elegido presidente. 

En el electorado del Frente de Izquierda (5) hay un predomino de la gente del mundo del trabajo asalariado en sus diversos grupos y niveles; y un claro decantamiento entre la población más joven. Si lo primero supone un reparto entre la base social tradicional de los grupos de izquierda, como la clase obrera, y los nuevos sectores terciarios, lo segundo es un potencial de futuro. En la primera vuelta obtuvo resultados en consonancia con la orientación del voto según el bloque político, sin que sobresaliera especialmente ningún departamento. Sólo en algunos distritos occidentales de París y de su entorno próximo superó el 15%. Esto podría ser un factor negativo, teniendo en cuenta que el sistema electoral francés, mayoritario, prima a las dos opciones más votadas.       

A la espera de lo que pueda ocurrir en unas semanas

La coyuntura actual es diferente de la hace unas semanas. Hollande tuvo que hacer un esfuerzo por diferenciarse con sumo cuidado de Sarkozy, buscando un equilibrio entre la crítica a su contrincante por su relación con Angela Merkel y la moderación para no enturbiar una futura relación con la cancillera alemana. Hollande, así mismo, ha recibido votos desde el electorado de la izquierda, ajenos a los de su partido y que en la primera vuelta han sido del 15%. Lo ocurrido en Grecia, con el derrumbe del PASOK, y  en noviembre en España, con el batacazo del PSOE, son signos de los peligros que puede correr el PSF. No debemos olvidar tampoco a Andalucía, cuyo resultados han sido muy significativos a la hora de entender, en cierta medida, hasta dónde está dispuesta la gente a aguantar.

No estoy diciendo que Francia marque el camino, pero sí que puede reforzar una tendencia. Y eso podrá ser posible si la gente se hace presente en la vida pública de una forma activa. Las movilizaciones han de jugar un papel importante. No va a ser fácil. De todas las maneras en unas semanas lo podremos saber.

Notas

(1) Le Monde, edición digital del 7 de mayo de 2012.
(2) La edición electrónica de Liberation ofrece los datos muy interesantes por departamentos mediante un mapa virtual.
(3) Navarro, Vicenç (2012). “Las propuestas de François Hollande son insuficientes para salir de la crisis”, en Rebelión, 11 de mayo, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=149444.
(4) Mélenchon, Jean Luc (2012). “Nuestra resistencia francesa no ha hecho más que empezar”, en Rebelión, 1 de mayo, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=148866&titular=nuestra-resistencia-francesa-no-ha-hecho-m%E1s-que-empezar-
(5) El País, 23 de abril de 2012.