martes, 26 de junio de 2012

Golpe de estado en Paraguay

Fernando Lugo ha sido apartado de la presidencia paraguaya. No ha sido un golpe de estado a la vieja usanza, esto es, a sangre y fuego. Lo han hecho de una forma muy fina, de tamiz legal, a través del senado. Como la constitución del país contempla que esa institución pueda juzgar al presidente en caso de delito grave, lo encontraron días pasados en un suceso dramático ocurrido en Curuguaty el pasado 15 de junio durante la ocupación de un latifundio por parte de un grupo campesino sin tierras. Seis policías muertos y once campesinos fue el resultado. La excusa perfecta para que la oligarquía terrateniente y los partidos que la representan, con la supervisión del imperio, la utilizasen en la farsa de juicio contra le presidente Lugo. Tan escandaloso ha sido lo ocurrido, que la mayor parte de los gobiernos de los países latinoamericanos lo han denunciado, no reconociendo al nuevo presidente, Federico Franco, anterior vicepresidente y cómplice con su partido de la farsa. En tan sólo 24 horas se montó y despachó todo.

Paraguay es un país sui generis. A lo largo de su historia la oligarquía ha gozado de la mayor estabilidad política posible, no exenta, claro está, de impunidad. Tuvo a un dictador, Alfredo Stroenner, que gobernó sin piedad entre 1954 y 1986. Con mano férrea, utilizó su partido, el Colorado, para presentarse como un demócrata “sin comunismo”. Castigó duramente a la disidencia política, aun cuando no fuera de carácter comunista, y cualquier conato de resistencia social. Llegó a proteger a numerosos nazis huidos tras la guerra e incluso a dictadores derrocados de otros países. Fue, por supuesto, protegido por EEUU, que maniobró contra él en 1989 cuando, en plena debacle de los países del este europeo, ya no le servía. El encargado de retirarlo del poder fue su propio consuegro.  

Fernando Lugo fue un obispo que se hizo famoso por su vinculación a la teología de la liberación. Apodado como “obispo de los pobres”, su popularidad fue aprovechada por algunos sectores políticos conservadores, que lo utilizaron para desbancar al Partido Colorado. Ganó las elecciones de 2008 dentro de una alianza de grupos de centro e izquierda, entre los que estaba el Partido Liberal Radical Auténtico, que aportó a Federico Franco como candidato a la vicepresidencia. Su mandato ha sido contradictorio, salpicado de situaciones difíciles y decisiones polémicas. Se acercó a los gobiernos progresistas de la zona en busca de una mayor autonomía internacional frente a EEUU y Europa; desarrolló tímidas medidas sociales; intentó buscar un camino hacia la soberanía energética y alimentaria; no pudo iniciar la reforma agraria prometida…

Demasiado en un medio social y político hostil, clara expresión de la fragilidad de su poder. Los apoyos directos con los que contaba Lugo han sido escasos: el Frente Guazú y los movimientos sociales dispersos que actúan en condiciones muy duras en una sociedad atemorizada por una tradición de violencia represiva. Es desde ahí donde debe conformarse la resistencia.