domingo, 11 de noviembre de 2012

A quienes no van a ir a la huelga el 14N

Hablaba el otro día con una compañera de trabajo sobre la huelga general convocada para el próximo miércoles. Se mostraba, como en otras ocasiones, entre enfadada y extrañada por la actitud pasiva de la mayoría. Ese comportamiento es algo que se viene detectando en mayor grado en las últimas convocatorias de huelga, que desde 2010 han sido, si no recuerdo mal, tres generales y una del funcionariado. Los argumentos que suelen darse para no secundarlas son diversos, a la vez que contradictorios, cuando no, si se quiere, peregrinos: "no vale para nada", "no me puedo permitir perder un día de sueldo", "estoy pagando una hipoteca", "es un mamoneo de los sindicatos", "tendría que ser indefinida"... Como entre quienes nos ponemos siempre en huelga resulta fácil que estemos de acuerdo, le planteé a mi compañera, entre medio en broma y medio en serio, un nuevo argumento que dar a quienes hacen de la pasividad su comportamiento habitual en momentos de tensión social. Helo aquí: ¿quién está perdiendo más dinero en términos relativos, quien va a la huelga o quien no va? Teniendo en cuenta que el resultado de las medidas que los gobiernos están tomando nos están afectando a los ingresos económicos (sueldo, pagas, impuestos, precios...) y las prestaciones sociales -que en el caso del funcionariado puede cuantificarse con la pérdida del poder adquisitivo en torno a un tercio con respecto a hace dos años-, ¿qué supone haber perdido el sueldo de cuatro -míseras- jornadas de trabajo?