domingo, 10 de febrero de 2013

Ocho historias interpretadas con humor y amor























De nuevo han vuelto. El viernes pasado y, por supuesto, en Vejer, en el teatro municipal San Francisco. Esta vez como Grupo Independiente de Teatro "Posteatro" y con una obra de José Luis Alonso de Santos. Montse, Juanjo, Pili, Azu y -como novedad- Gabriel se han lanzado a representar una adaptación de C
uadros de amor y humor al fresco (2006), de la que han seleccionado 8 del total de 30 que contiene la obra. En el título que han puesto, Humoradas de amor, han hecho uso de una palabra muy del gusto de Alonso de Santos -humorada-, que busca ser su versión personal del teatro del absurdo, bastante cultivado en nuestro país en autores como Miguel Miura o Enrique Jardiel Poncela. No obstante, en Alonso de Santos hay -para mí- una diferencia y es su mayor sentido crítico, más real, menos ficticio, más corrosivo, más profundo. A principios de los 80 pude ver de él Del laberinto al 30 -cuyo título no recordaba, pero que la red me ha ayudado a rescatar-, aunque su fama la ha ganado a través de dos obras llevadas al cine: La estanquera de Vallecas y Bajando al moro. 

La puesta en escena de G.I.T. "Posteatro" resultó muy interesante y original. Un escenario sencillo con varios objetos a los que dotaron de una gran versatilidad. Una música muy apropiada, desde la propia del cine mudo que se repetía entre cuadro y cuadro hasta la que ponía fin a cada historia. Y el nexo común de las ocho historias, ante todo, las relaciones entre los sexos. Con humor, con amor, pero también dejando paso a la reflexión. 

¿Qué vimos? Pues, en primer lugar, dos monólogos: el triste "Lapislázuli" que interpretó Azu y que nos trajo el recuerdo de la real Beatrichi barbateña; y el simpático "Bocadillo de higadillos", con un Juanjo provocador de una permanente hilaridad. También cinco diálogos a dúo: la ingenuidad de dos aspirantes a artistas en "Profesionales" (Juanjo y Montse); un retrato crudo de la lucha por la supervivencia de dos mujeres, en "Entre rejas" (Pili y Azu); la mezcla de recuerdos e ilusiones tan distantes de dos vejetes, en "Aguda espina dorada" (Montse y Pili); la inocente rivalidad entre dos enfermas, en  "Buenos días, señor doctor" (Juanjo y Azu); y la sátira del psicoanálisis, en "Complejo de mucha castración" (Montse y Pili). Y por último -que en realidad fue el primer cuadro representado- "Una cuestión de honor", con Gabriel, Juanjo y Montse poniendo en solfa el tema clásico del honor.