viernes, 5 de abril de 2013

En Alemania también hay clases sociales

Leí el otro día el articulo de Oscar Lafontaine titulado "¿Es esto, todavía, democracia? El Partido de La izquierda, frente al sistema alemán de partido único", publicado en la revista sinpermiso.info. En el se hace un interesante análisis sobre el panorama político alemán de cara a las próximas elecciones generales y las perspectivas del partido del que es dirigente: La Izquierda (Die Linke). Se destaca la americanización de la representación política en ese país, que ha convertido a los partidos CDU-CSU, SPD, FPD y Los Verdes en las cuatro alas de un partido único. También se hace referencia a la demagogia electoral, donde no faltan pugnas irrelevantes y vacías de contenido, y hasta  el plagio de ideas y propuestas lanzadas desde hace años por La Izquierda sobre el salario mínimo, las pensiones, la sanidad, la evasión fiscal, etc. Y todo eso para que después se acabe volviendo a la defensa de los intereses de los bancos y las grandes empresas. No se olvida Lafontaine de las consecuencias de esto último, como lo que ocurre en la realidad de cada día, donde existen importantes diferencias sociales para quienes sufren el trabajo temporal, los contratos de obra, los sueldos bajos y esa modalidad de contratación laboral alemana sui generis conocida como minijobs. Ni tampoco se olvida de Europa y con ello del pacto fiscal regresivo, de las reformas constitucionales sobre el tope de deuda, de los rescates, de las desregulaciones financieras...  Un modelo de Europa que se sigue construyendo al margen de buena parte de la sociedad y, ante todo, de la gente joven. 

Vicenç Navarro, por su parte, nos ofreció ayer otro artículo, titulado "La relación imperial del establishment alemán", en el que destaca la centralidad que tiene el sistema alemán en la configuración de Europa. Formado por corporaciones financieras y grandes empresas muy vinculadas a la exportación y representado políticamente por su gobierno -ahora, presidido por Angela Merkel-, el sistema alemán es el elemento dominante de las instituciones europeas. Una centralidad que le permite jugar un papel importante en las decisiones económicas que se están tomando en Europa y que están generando repercusiones de gran trascendencia sobre la mayor parte de la población europea, afectando al desmantelamiento del estado de bienestar. Repercusiones de las que, por supuesto, Alemania tampoco queda exenta. Porque, como nos recuerda Navarro, en ese país también hay clases sociales. 

En Alemania también existen víctimas, que se encuentran en la clase trabajadora. Esas personas que sufren la precarización laboral. Que sufren las  reformas laborales que han ido introduciendo los distintos gobiernos de Schröder y Merkel con participación, según el momento, de socialdemócratas, verdes, democristianos y verdes. Las cuatro alas del partido único alemán.