viernes, 22 de agosto de 2014

El hombre colgado de Praga

Praga es una ciudad encantadora. Las calles de su casco histórico sorprenden en cada momento. Perduran las huellas del pasado, desde el más remoto del medievo hasta el más reciente. Después de haber encontrado a la conocida escultura del hombre colgado (en checo viselec, el ahorcado, pero que no lo está), sita en la calle Husova de la Ciudad Vieja (Stare Mesto), pude saber algo de su autor y su obra. David Cerny se ha hecho famoso por un arte atrevido, controvertido y provocador, con algunos actos y esculturas llenas de un fuerte contenido anticomunista. No en vano en 2009 llegó a decir que "un buen comunista es un comunista muerto". Fue quien en 1991 pintó de rosa el tanque soviético del monumento conmemorativo de la invasión de 1968; o quien más recientemente, en 2013, situó flotando sobre el río Moldava y frente al palacio presidencial -ocupado por un antiguo militante comunista- una gran mano de color morado con el gesto de la peineta resaltado por el mayor tamaño del dedo corazón. He visto sus esculturas móviles del patio exterior del Museo Franz Kafka: dos hombres meando sobre un mapa de Chequia simulado como un pilón. Sobre el hombre colgado de la calle Husova, creado en 1997, he indagado acerca de su significado. Hay quienes dicen que representa a Sigmund Freud -nacido en una localidad de la actual Moravia- y se refieren a la decisión del ser humano sobre su destino para seguir adelante o sucumbir. También están quienes dicen que se trata de Vladimir Illich Lenin, cuyo cuerpo pendido en el aire y agarrado con una mano a una viga simbolizaría la caída del comunismo. Precisamente hace dos días fue el aniversario del inicio, allá por 1968, de la invasión de la antigua Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia. Dos décadas pasaron desde entonces hasta 1989, en que fueron cayendo como fichas de un dominó los regímenes socialistas/comunistas de los países del centro y este europeo. Y un cuarto de siglo ha pasado desde esa caída hasta hoy. En la parte inferior de la plaza de San Wesceslao (Svatovaclavsky) he visto unos paneles fotográficos recordando los sucesos de la primavera de Praga de 1968. En la parte superior hay un pequeño recordatorio de dos de las víctimas con sendas fotografías de Jan Pallach y Jan Zajic, autoinmolados en el enero de 1969. Los tanques soviéticos acabaron con el intento de poner rostro humano al régimen de inspiración soviéticaHoy la República Checa está instalada en el capitalismo.