jueves, 31 de diciembre de 2015

El cuento de la unidad de España

Una vez acabado el periodo de digestión de los resultados del 20-D, se han puesto en marcha las maniobras correspondientes para controlar la situación por parte del sistema y que nada se le escape. Es decir, para que puedan seguirse aplicando las medidas que desde hace años se han iniciado y todo siga igual en lo fundamental.

Saltan las alarmas

En un primer momento (ver mi entrada del día 23 "Tras las elecciones, ¿qué acabará siendo?") tanto el PP como Ciudadanos dejaron claro sus posiciones, que eran coincidentes: un acuerdo para la estabilidad. Al PP le interesaba que lo fuera entre los dos grandes, al estilo de la grosse koalition alemana y, de paso, como forma de no darle cancha a su competidor en el espacio de la derecha. Pero fue Ciudadanos, en parte debilitado por unos resultados por debajo de lo esperado, quien dio con el término clave: un acuerdo entre tres "por la unidad de España". En el PSOE parecían en ese momento desorientados y, al margen de las declaraciones triunfalistas de Sánchez en la noche de las lecciones (por otra parte lógicas, porque se había salvado de un mayor batacazo que le daban las encuestas), se dedicaron a decir que no iban a apoyar al PP. 


Pero la cosa se fue tornando más complicada, teniendo en cuenta que hubo que hacer las cuentas más en serio. Y lo más llamativo ha surgido en el seno de la cúpula del PSOE, donde, de una forma descarada, hay sectores que se han lanzado a la yugular de su secretario general, Pedro Sánchez. La excusa, los malos resultados, y el temor, que pueda llegar a algún acuerdo con otros grupos, principalmente Podemos y las confluencias donde participa, y la necesaria inclusión de UP-IU y algún grupo nacionalista. Y es aquí donde, más que saltar las alarmas, han encontrado la coartada perfecta.


Un paréntesis sobre la personalidad de Susana Díaz

Pero vayamos un poco atrás en el tiempo. Sabido es que en el seno del PSOE ya hace más de un año, en plenas elecciones europeas, Felipe González habló de un pacto entre PP y PSOE "si España lo necesita". Fue algo que no sentó bien en su partido, porque electoralmente le perjudicaba. Pero no se trataba de un mensaje baladí: estaba apuntando en una dirección que podría, en futuro, hacerse realidad. 


Meses después, a finales de 2014, ocurrió lo de Andalucía, entrando en escena un personaje que hoy parece que está ganando enteros: Susana Díaz. Interpretó a la perfección el papel que le asignaron: la ruptura del pacto de gobierno con IU, haciendo para ello uso de unas formas altamente sospechosas, por no decir descaradas. Primero utilizó a IU para aprobar los presupuestos de la comunidad, a la vez que firmaba un acuerdo, forzado por la propia IU, para desarrollar en forma de ley el pacto de gobierno firmado en 2012. Se trataba nada menos que de cosas como banca pública andaluza, banco público de tierras, renta básica o atención a las necesidades básicas de los sectores socialmente más vulnerables. Y todo ello con mecanismos de supervisión para su cumplimiento, incluida una consulta interna de la militancia de IU. 


Díaz maniobró para que eso no fuera posible, introduciendo sucesivamente excusas: que si el viaje del vicepresidente Valderas al Sáhara Occidental atentaba contra las relaciones con Marruecos; que si la estabilidad del gobierno andaluz no podía depender de la decisión de miles de militantes de IU; que si Iu se había radicalizado... Unas malas formas que, por cierto, ya ensayó en abril 2014 con el episodio de La Corrala sevillana (precisamente donde el problema de la vivienda y la banca estaban por medio).

La jugada le salió perfecta, pues salió airosa de las elecciones, pese a haber obtenido menos votos, y debilitó a lo que estaba fraguándose por la izquierda, dejando a IU en una representación modesta. Pero lo importante fue que lo firmado en diciembre con IU quedó en agua de borrajas y, tras unos primeros momentos de dudas, consiguió que Ciudadanos se convirtiera en su báculo para la gobernabilidad de la comunidad.


Sobre la españolidad

Quienes ponen en su boca tanto la palabra España con frecuencia lo hacen para encubrir otras cosas. Hay partidos que tienen el pedigrí de ser y sentirse más españoles [y españolas] que nadie y mencionan por ello a su país y sus gentes más que nadie. Hablan de España como "una gran nación", "la nación más antigua de Europa" y a veces se atragantan con lo de "muy españoles, mucho españoles".

En el PSOE existe un cierto (o gran) complejo sobre lo de ser español. Y pese a que en su nombre lo llevan, en la Guerra Civil pasaron a ser parte de la anti-España, el calificativo e insulto que utilizaron quienes se consideraban portadores de la esencia española. Durante la Transición defendieron, como otros tantos grupos políticos, el derecho de autodeterminación de las distintas naciones del estado. Pero eso pasó al olvido y más desde que en 1982 se erigieron en uno de los pilares del sistema.   

Y es que no hay una única forma de ser y sentirse de España. Quienes sólo lo ven desde un solo prisma, tienden a hacerlo de una forma uniforme y forzada. Esa forma de pensar y actuar que llevó no hace mucho al ministro Wert a hablar de "españolizar a los niños catalanes". En muchos casos se trata de esa clase de personas que roban en las arcas públicas, hacen concesiones de fondos públicos a intereses privados, defraudan a la hacienda pública, privatizan servicios y bienes públicos, recortan en sanidad, educación o dependencia, hacen suntuosos negocios mientras ostentan un cargo público, tienen cuentas en paraísos fiscales, se benefician de las "puertas giratorias"... Patriotismo de la cartera.

Retomando la actualidad

Las maniobras de Díaz y sus barones de compañía contra Sánchez se han redoblado. Están pidiendo su cabeza y, pese a que ha aceptado la línea roja de no pactar con quienes "quieren destruir España", siguen insistiendo en ello. Ayer Díaz fue muy clara cuando proclamó en su mensaje como presidenta de la Junta de Andalucía que "la unidad de España es un pilar irrenunciable". 

Esto es, la unidad de España como coartada, porque lo principal, en el fondo, no es eso. Porque en nombre de España se busca que se sigan acometiendo las llamadas reformas económicas que hasta ahora sólo han servido para precarizar hasta extremos inverosímiles el empleo, perder derechos laborales, recortar los servicios públicos, privatizar bienes, empresas y servicios públicos... Para seguir agrandando, en fin, las diferencias sociales y perpetuar que sigan mandando quienes llevan haciéndolo siglos.

Y todo por la unidad de España. 


martes, 29 de diciembre de 2015

Mi apoyo a Ana Fernández

La concejala de IU Ana Fernández ha sido imputada por un juez de Jerez de la Frontera, que ha admitido a trámite la querella presentada por familiares de José Mª Pemán. El motivo fueron las palabras que en su día pronunció en un pleno municipal sobre el escritor y político gaditano, al que calificó de "fascista, misógino y asesino", ", dentro del debate sobre la retirada de su busto en el Teatro Villamarta. Consideran que dichas palabras atentan a su honor y dignidad, por lo que debe haber una reparación. 

Supe ayer de la noticia y he estado indagando por la red. Más allá de la información que se está dando sobre la querella, me han sorprendido las escasas muestras de apoyo hacia la concejala de IU. Algo que, por contrario, no ocurrió en el verano. También he podido leer algunas muestras de la reacción en los medios de comunicación conservadores y los comentarios que se hacen. Me resultan vomitivos, porque están llenos de insultos de todo tipo, falsedades y una gran ignorancia. De esto último precisamente es de lo que más acusan a Ana Fernández, quizás dando valor a dichos como "Cree el ladrón que todos son de su misma condición" o "Dime de qué presumes y te diré de qué careces". 

Hace cuatro meses escribí una entrada ("¿Fue Pemán fascista, misógino y asesino?") en la que intenté argumentar que dichos calificativos, al margen de su rotundidad, se atienen a la realidad. También hice referencia a varios escritos aparecidos en el blog Memoria Histórica de Jerez, en los que se abunda sobre la personalidad de Pemán y su papel en la represión durante la Guerra Civil y los años posteriores.
  

Después del 20-D: 3, País Vasco y Navarra


Introducción

La situación vista de conjunto de las comunidades vasca y navarra, cuyos territorios se denominan en el argot de la izquierda vasca como Hego Euskal Herría (País de los Vascos del Sur), ha cambiado en los últimos años. Y más tras los resultados del pasado 20 de diciembre.

A lo largo de los distintos apartados pormenorizo los resultados por comunidad, analizándolos y haciendo una interpretación. Al final aporto los datos totales de las dos comunidades.


País Vasco

Partidos y coaliciones


El partido ganador en votos ha sido Podemos, con 316.000 votos (26%), no así en escaños, pues los 5 obtenidos lo sitúan en segundo lugar.


El PNV ha quedado segundo con sus 302.000 votos en votos (24,8%), pero sus 6 escaños lo sitúan en primer lugar de la representación institucional. Sobre 2011 ha perdido 22.000 votos y 2,6 puntos. 


Tercero ha quedado EH Bildu con 184.000 votos (15,1%), dejándose por el camino nada menos que 101.000 votos y 9 puntos.


El PSOE ha sido otro de los más damnificados, pues sus 161.000 votos (13,3%) suponen una pérdida de 93.000 y 8,2 puntos.


El PP también ha sufrido una bajada importante, obteniendo 142.000 votos (11,6%) y perdiendo 68.000 y 6,2.


Ciudadanos, por su parte, nuevo en este tipo de elecciones en este territorio, se ha hecho con unos modestos 50.000 votos (4,1).


UP-IU, por último, ha quedado reducida a 36.000 votos (2,9%), ocho mil menos que en 2011.


Bloques político-identitarios


El bloque nacionalista ha sido el vencedor con alrededor del 40% de los votos, pero con una pérdida considerable de 123.000 votos y 11,5 puntos. En el equilibrio interno, ha sido la izquierda vasca la más afectada, cuyas pérdidas pueden haberse ido en su mayor parte hacia Podemos y en menor medida hacia el PNV. Las de este último caso quizás del sector más moderado proveniente de la antigua EA.


Geográficamente ocupan la mayor parte del territorio, con el PNV como primera fuerza en casi todos los municipios de Vizcaya, incluida Bilbao, y EH Bildu sobre todo en los del este y sur de Guipúzcoa.  


El bloque del federalismo, representado por Podemos y UP-IU, ha sido el que más ha ganado. En conjunto ha sumado el 30% de los votos, correspondiendo el 26% a Podemos.  El éxito de esta candidatura ha derivado de la atracción de votantes de distintos sectores: en mayor medida, de anteriores abstencionistas, de jóvenes que han votado por primera vez, de Amaiur/EH Bildu y de PSE-EE; y menos, de IU o Equo.


Podemos ha sido la primera fuerza en el noreste de Guipúzcoa, incluida Donostia/san Sebastián, buena parte del área metropolitana de Bilbao y Gasteiz/Vitoria, además del condado de Treviño, enclavado en Álava, pero perteneciente a Castilla y León. 


En cuanto al españolismo unionista, representado por PP y C's, sin olvidar al PSE-EE o lo poco que ha quedado de UPyD, ha retrocedido en 125.000 votos y en 11,8 puntos, hasta situarse en el 29,3%. Lo más seguro es que los votos de C's se hayan nutrido en su mayoría de anteriores votantes del PP y UPyD, aunque puede que haya habido otros que se hayan desviado hacia el PSE-EE e incluso el PNV.


Bloques político-ideológicos


En el País Vasco, como en Cataluña, los grupos de izquierda han conseguido con claridad un número mayor de votos: 697.000 (57,3%) entre Podemos, EH-Bildu, PSE-EE y UP-IU. Sobre 2011 supone un gran avance, cuando obtuvo alrededor de 50%.


La derecha, representada por PNV, PP y C's, se ha quedado en medio millón de votos (40,8%), unos ocho puntos por debajo de hace cuatro años.  

Una interpretación de lo ocurrido

La gran novedad de estas elecciones ha sido la irrupción de Podemos, que ha afectado sobre todo al campo de los partidos de izquierda, si bien de naturalezas diferentes: PSE-EE y EH Bildu. Eso ha hecho sean las fuerzas políticas más afectadas. Pese a sus diferencias políticas tienen, de partida, un común denominador: pertenecen a los grupos de edad jóvenes. Esto podría ser expresión de un cambio en el comportamiento político en el País Vasco, alejado de la dicotomía nacionalismo/antinacionalismo y, yendo más allá, a la que se daba en torno a la lucha armada de ETA. 


Precisamente esa polarización tuvo en sus extremos al PSE-EE y a la izquierda abertzale durante los años de gobierno del PSOE con Felipe González al frente (1982-1996). En el caso del trasvase de votos desde PSE-EE, desaparecida la lucha armada de ETA, se podría interpretar como el cambio hacia una perspectiva más propiamente de la izquierda; y en el caso de EH Bildu no estaría de más indagar en los motivos por los que en las distintas elecciones de 2011 y 2012 tuviera tanto éxito, o que en las pasadas elecciones municipales ya viera cómo sus apoyos descendieron. 


El cambio generacional también se está dando en el País Vasco y parece que está apuntando hacia opciones menos extremas en el campo de la izquierda. Parece que hay una tendencia, por ahora, a preferir un federalismo que reconozca explícitamente la realidad plurinacional del estado. En cuanto el derecho a decidir, aceptado ampliamente por la sociedad vasca y por casi todos los grupos políticos (PNV, EH Bildu, Podemos, UP-IU), dejaría de ser una prioridad en la medida que el País Vasco dispone de un elemento de gran valor: los conciertos económicos, que le permite tener autonomía fiscal.


En todo caso, en el campo de la izquierda con toda probabilidad el voto más joven y urbano se habría ido a Podemos, mientras que EH Bildu conservaría el del medio rural y de edades maduras.



Navarra

Partidos y coaliciones


UPN-PP, con el 28,9% de los votos, ha sido de nuevo la candidatura más votada, pero con un fuerte descenso de casi 10 puntos sobre 2011.

Podemos se ha erigido en la segunda fuerza con el 23%.

El PSOE ha descendido hasta el 15,5%, perdiendo 6,5 puntos.

El resto de grupos se ha quedado sin representación parlamentaria, siendo los casos de EH Bildu y Geroa Bai (donde está el PNV), precisamente los que representan el nacionalismo vasco, los más llamativos: el primero, con un 9,9% y la pérdida de 5 puntos; y el segundo, 8,7% y pérdida de 4,1 puntos.

Ciudadanos, como ya se ocurrió en las elecciones autonómicas de mayo, se ha quedado bastante por debajo de su media en el estado: 7,1%.

Y UP-EC, antes Izquierda-Ezquerra, se ha quedado en el 4,1%, perdiendo 1,4 puntos.

Bloques político-identitarios

En Navarra este aspecto tiene unos rasgos diferentes al País Vasco, pero también están presentes. Mientras que en el cuadrante noroccidental la presencia de lo vasco es relevante, en el resto del territorio se difumina en favor de la identidad navarro-española.

En nacionalismo vasco ha retrocedido en 9,1 puntos, quedándose en un 18,6%. Mantiene, sin embargo, su mayor presencia, sobre todo a través de EH Bildu, en el cuadrante noroeste, lindante con Guipúzcoa, y en algunos municipios aislados del norte y centro. En Pamplona/Iruña, donde estuvieron en torno al 30% en las elecciones autonómicas y municipales, llegando incluso a alcanzar la alcaldía EH Bildu, en esta ocasión no han llegado al 20%.   

El unionismo españolista también ha retrocedido. En el caso de UPN-PP, compensado en parte por C's, pasando del 40,3 (con UPyD y sin C's) de 2011 al 36,5% actual. Sumando al PSOE, la bajada ha sido mayor, pasando del 62,3% de hace cuatro años al 52% de ahora.

Resulta evidente que el federalismo de Podemos ha conocido el mayor avance, pasando del 5,5% que obtuvo en 2011 Izquierda/Ezquerra al 27,1% que sale de la suma de Podemos (23%) y UP-EC (4,1%). 

Bloques político-ideológicos

La distinción entre izquierda y derecha en Navarra puede resultar algo más difícil, como consecuencia del lugar donde se pueda ubicar a GB, teniendo en cuenta que es una coalición que engloba al PNV y a varios grupos vasquistas de carácter progresista. De hecho, el actual gobierno navarro, que cuenta con Uxue Barkos, de GB, como presidenta, está apoyado por cuatro partidos: GB, Podemos, EH Bildu e Izquierda/Ezquerra. 


La suma de estos cuatro grupos es del 45,7%, dos puntos menos que en las autonómicas de mayo. Si se une al PSOE, el conjunto de los grupos de izquierda llegarían al 61,2%. 


En el campo de la derecha, el retroceso ha sido de casi cuatro puntos, habiendo obtenido UPN-PP, C's y una casi inexistente UPyD el 36,5%.


Una interpretación de lo ocurrido 


Como ha ocurrido en tantos otros lugares del estado, Podemos se ha nutrido de votantes de distintas procedencia. El elemento común se encuentra en quienes anteriormente han sido abstencionistas y en jóvenes que han votado por primera vez, y en votantes del PSOE, en mayor medida, y de IU. En Navarra habría que unir a votantes de GB y EH Bildu: en el primer caso, como especificidad de esta comunidad sobre la vasca, donde el voto al PNV es más conservador y/o nacionalista; en el segundo, similar al caso de la comunidad vasca; y siempre con la pérdida del elemento más joven y urbano en favor de Podemos. Una muestra de esto último lo representa la capital.

La caída de 24.000 votos y 9,3 puntos de UPN-PP sobre 2011 ya tuvo en las elecciones autonómicas un avance: 104.000 votos, yendo cada partido por separado. Los 102.000 de ahora no hacen sino corroborar un hecho trascendental: los escándalos de corrupción en los que la administración autonómica conservadora, en mayor medida de UPN, se ha visto involucrada.
   

País Vasco y Navarra (Hego Euskal Herría)

Sin entrar en los porcentajes y los escaños, los números brutos dicen mucho acerca de su singularidad y la complejidad existente.  

Partidos y coaliciones

El grupo más votado ha sido Podemos con 397.000 votos y le sigue el PNV con 332.000. Luego, a más distancia, se encuentran PP-UPN con 244.000; EH Bildu, 219.000; y PSOE, 216.000. UP-IU queda bastante lejos con 50.000.

Hace cuatro años la situación estuvo más igualada: el partido ganador fue el PNV con 366.000 votos, seguido a poca distancia de PP-UPN (336.000), Amaiur/EH Bildu (334.000) y PSOE (327.000); sólo Izquierda-Ezquerra/UP-IU quedó alejada (62.000).

Bloques político-identitarios

En general se puede decir que ha habido una gran equiparación entre los tres bloques: el más votado ha sido el del nacionalismo vasco, que ha conseguido 552.000 votos; no muy lejos se encuentra el unionista-españolista, con 535.000; y la gran novedad ha sido el ascenso espectacular del federalista, que, gracias a Podemos, ha alcanzado 447.000. 

Hace cuatro años las diferencias entre los dos primeros bloques también eran pequeñas (700.000 y 684.000 votos, respectivamente), polarizando la situación; el campo del federalismo, por su parte, era minoritario (62.000). 

Bloques político-ideológicos

Aquí las diferencias son mayores, con variaciones en favor de la izquierda: 882.000 frente a 651.000 de la derecha, en este último caso incluyendo a Geroa Bai, con todas las limitaciones que se quieran poner. Una gran diferencia sobre 2011, cuando hubo un empate a 723.000 votos.

domingo, 27 de diciembre de 2015

Después del 20-D: 2, Cataluña

Cataluña ha tenido históricamente una gran idiosincrasia política. Todo un mosaico diverso y complejo a la vez. Su mapa político ha reflejado una gran pluralidad en sus expresiones. Inmersa en los últimos años en una gran polarización política sobre el proceso abierto hacia la independencia, no le ha faltado una postura de cerrazón desde el gobierno central, que ha fortalecido indirectamente esa tendencia, ni la resistencia desde una parte importante de la sociedad a seguir ese camino.   

Las elecciones del 20-D parece que han vuelto a introducir cambios en el mapa político catalán. Y pendientes de lo que ocurra en la conformación de una mayoría parlamentaria en las Cortes del estado, el tema catalán sigue siendo una de las piedras angulares para conseguirla y con ella, de lo que pueda ocurrir en la propia Cataluña. 

La participación, de un 71%, ha estado unos dos puntos por debajo de la media estatal, situada en el 73,2%. También ha bajado 6,4 puntos en relación a las elecciones de septiembre, con 342.000 votantes menos.

Partidos y coaliciones


Los grupos y personas que componían la candidatura Junts per el Sí (CDC, ERC, plataformas civiles e independientes) se han presentado esta vez por separado, correspondiendo a ERC 599.000 (16%) y a Dl (exCDC) 566.000 (15,1%). En la suma, 1.165.000 votos, han perdido 456.000 votos y 8,4 puntos en relación a septiembre.


La candidatura En Comú, integrada por gente del entorno de Ada Colau y del grupo Procés Constituent, Podems, ICV y EUiA, se ha alzado con el primer puesto: 928.000 votos (24,7%); un fuerte aumento sobre la candidatura Catalunya Sí Que es Pot (en la que no participaban ni Ada Colau ni Procés Constituent), cuantificado en 562.000 votos y 15,8 puntos.


El PSC-PSOE se ha mantenido en niveles muy similares: 589.000 votos (15,7%), con 67.000 y 3 puntos de subida.


El partido más perjudicado ha sido Ciudadanos: sus 490.000 votos han dejado por el camino otros 245.000 y 4,8 puntos, que suponen aproximadamente la tercera parte.


El PP ha mejorado al subir en 69.000 votos y 2,6 puntos, y llegar a un total de 417.000.


UDC, esta vez como UC, se ha quedado con su 65.000 votos (1,7%) como un partido residual, perdiendo 38.000 (0,8%).


La CUP no se ha presentado, por lo que sus votos se han tenido que repartir en varias direcciones, tanto a la abstención como a otras candidaturas.


Bloques político-identitarios


La situación ha variado, con volatilidad del voto entre los bloques. En líneas generales éstas han sido las variaciones: el bloque independentista (ERC y DL) ha pasado de los 1.957.000 de JxS y CUP a 1.165.000 votos; el centralista-unionista de PP y C's lo ha hecho de 1.083.000 a 907.000; el soberanista-federalista de En Comú ha subido a 928.000 frente a los 366.000 de CSP en septiembre; el PSC-PSOE ha subido ligeramente hasta los 589.000; y el nacionalista-autonomista conservador de UC/UDC se ha quedado en 65.000.    


El bloque más afectado ha sido el de grupos partidarios de la independencia. Es el caso de ERC y DL, que en septiembre fueron coaligados en JxS y que han sufrido la pérdida de casi medio millón de votos. Si sumamos los resultados de la CUP en septiembre, la cuantía es mayor, cercana a 800.000. Teniendo en cuenta que este último grupo decidió no presentarse a las elecciones generales, podría decirse que parte de la bajada en la participación estaría relacionada con el retraimiento de ese grupo. De hecho hay una coincidencia casi total en los números: 336.000 votantes de la CUP en septiembre y 342.000 votantes menos en diciembre. Sin embargo, a falta de estudios demoscópicos que lo demuestren, no creo que pueda establecerse una correlación tan directa.


En la geografía del voto su principal granero se encuentra en las áreas rurales, las ciudades pequeñas y en general las provincias de Girona y Lleida. El déficit, bastante elevado, sigue estando en el área metropolitana de Barcelona. 


En Comú es la candidatura de confluencia de los grupos que en septiembre formaron CSP (Podems, ICV y EUiA) y que en esta ocasión han tenido una importante novedad: la entrada en escena de gente ligada a Ada Colau y a Procés Constituent, que septiembre habían decidido inhibirse. En esta ocasión, con una alcaldesa de Barcelona muy activa y de gran prestigio social, y con la incorporación de figuras de mayor relevancia política y más vinculadas al catalanismo (con Xavier Domenech como cabeza de lista de Barcelona), la campaña electoral se ha llenado contenidos más claros. Han aunado, así, las reivindicaciones sociales con otras más propiamente políticas del catalanismo, como el derecho a decidir y el reconocimiento de un estado plurinacional. 

¿De dónde ha provenido el aluvión de 562.000 votos más que los obtenidos en septiembre por CSP? De distintos ámbitos: votantes de la CUP, algo que puede desprenderse de que haya habido dirigentes que así se han pronunciado; votantes de izquierdas que en septiembre optaron por JxS como una forma entonces de remarcar sus diferencias con el centralismo; votantes de izquierdas que en septiembre optaron por Ciutadans, queriendo, así, en sentido contrario, remarcar su oposición al independentismo; una pequeña parte del electorado del PSC-PSOE; y también jóvenes que han votado por primera vez.    


Y de nuevo la geografía del voto puede darnos una pista: han sido las principales áreas urbanas, ubicadas sobre todo en la provincia de Barcelona, pero con extensión hacia casi toda la costa de Tarragona, la zona sur de Girona lindante con Barcelona, algunas áreas aisladas del oeste de Lleida y la propia capital, las que han suministrado el grueso de votantes a En Comú. Casi siempre, seguida o del PSC-PSOE o de C's, lo que nos indica que el componente inmigratorio de décadas pasadas sigue presente. En el caso de varias ciudades del cinturón metropolitano barcelonés, en septiembre fue C's la fuerza más votada. Y en casi todos los casos fue el granero de votos del PSC-PSOE hasta 2011.

El bloque unionista centralista ha perdido 176.000 votos, pero con situaciones diferentes según el partido. Mientras que el PP ha subido en 69.000, seguramente a costa de C's, éste ha perdido nada menos 245.000, esto es, la tercera parte de sus votos en septiembre. Aparte del desvío hacia el PP antes señalado, el resto se puede haber repartido hacia el PSC-PSOE, que ha subido en 67.000, e incluso a En Comú. 


El PSC ha reproducido, en menor cuantía, lo que le viene sucediendo desde 1977: la obtención de mejores resultados en las generales que en las autonómicas. Aunque en este caso con una diferencia sustancial, que es el haber dejado de ser el primer partido en Cataluña y pasado a ser el tercero.


Bloques político-ideológicos

Aquí las diferencias son más claras. Los grupos de izquierda han conseguido una clara victoria, sumando ERC, PSC y En Comú el 56,4% de los votos. Por su parte, los grupos de derecha (DL, UC, C's y PP) se han quedado bastante lejos con el 41%. Descontada la transversalidad identitaria y la propia pluralidad de sus programas, expresa una clara orientación política de la sociedad catalana, algo que no es nuevo. 


¿Qué ha ocurrido?

La actual situación está inmersa en dos sentidos políticos contrapuestos, que hasta ahora parecen irreconciliables. Uno es el creado en torno a los partidos españolistas-unionistas principales, el PP y C's, que cuenta con apoyos también en sectores del PSC-PSOE, donde tradicionalmente convivieron "dos almas" (la catalanista y la españolista). Es el bloque que ha batallado duramente contra los intentos de avanzar en el proceso de profundización de la soberanía, que se expresó hace una década en las dos fases de elaboración del Estatut aprobado finalmente en 2006. 

Los recursos de inconstitucionalidad del PP, ratificados por el Tribunal Constitucional, y su posterior acción de gobierno desde 2011 han sido los detonantes para que el campo del independentismo haya subido considerablemente, se haya dado una enorme movilización ciudadana en esa dirección y se haya acabado produciendo una recomposición y reorientación del mapa político. 


Es lo que explica que CDC haya virado del pactismo autonomista al independentismo, rompiendo su coalición con UDC; que éste se haya quedado como un partido residual, sin representación parlamentaria ni en Barcelona ni en Madrid; y que el PSC-PSOE se haya ido fragmentando, con la salida progresiva de los sectores más catalanistas y una pérdida considerable de votos.

El partido más beneficiado ha sido ERC, que ha ido subiendo en votos y escaños con los años y en las distintas elecciones, a costa de CDC, en mayor medida, y del PSC-PSOE. Sin olvidar el caso de la CUP, un grupo que aúna el independentismo con el anticapitalismo, y que en las elecciones catalanas de 2010 irrumpió con un 3,5% y tres escaños, siendo ahora, tras su 8% y diez escaños de septiembre, la llave de la continuación del proceso.

El campo del federalismo ha estado ocupado en las últimas décadas por el PSUC, transmutado posteriormente en ICV y EUiA, y el PSC-PSOE. En los dos casos suponía, al principio, la defensa teórica del derecho de autodeterminación y la apuesta por la descentralización del estado, en la línea de lo recogido por la Constitución de 1978. En el caso del PSUC e ICV-EUiA ha sido una apuesta más explícita, teniendo en el PSUC hasta 1982 un mayor grado de influencia, para luego acabar quedándose en una coalición, ya como ICV o ya como ICV-EUiA, que se ha situado entre el 7% y el 10% de los votos. 


En cuanto al PSC-PSOE, su postura ha sido más etérea y, se quiere, pragmática. Dividido en sus "dos almas", tendieron a repartirse los papeles según el ámbito institucional y el momento. Los gobiernos del tripartito (PSC, ERC e ICV-EUiA) generaron importantes disensiones en su seno durante el proceso de elaboración del Estatut aprobado en 2006. El propio presidente Pasquall Maragall acabó renunciando a la reelección y después dejando el partido, descontento con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

En Comú puede haber recogido claramente el relevo, en este caso desde el federalismo. Pero sin perder de vista varios aspectos, que quizás nos ayuden a entender lo ocurrido: a) la apuesta sin complejos por la identidad política catalana, que supone defender el referéndum de autodeterminación y reconocer la pluralidad nacional del estado, algo que puede haber tenido en Procés Constituent la aportación principal; b) la puesta en valor de lo social, como expresión de los movimientos ciudadanos que demandan mejoras sociales, incluso de emergencia, y su oposición a los recortes y privatizaciones, en lo que confluyen los grupos más tradicionales (ICV, EUiA y sindicatos) y los de nuevo tipo (PAH, 15-M), que tienen a Ada Colau como figura principal; c) el componente generacional, común a todo el estado, que ha hecho que los grupos de edad más jóvenes hayan roto con los partidos tradicionales del sistema, apostando por opciones políticas nuevas y, si se guiere, más atrevidas, como puede ser el caso de lo que representa Ada Colau y el propio Podems; d) un intento desde sectores de la izquierda por salir del callejón sin salida de las elecciones de septiembre, sin una mayoría política clara entre los dos bloques que se enfrentaron de hecho.


¿Hacia dónde se puede ir?

Quizás sea el vector político-ideológico desde donde puede conseguirse un mayor grado de consenso y de avances. En primer lugar, porque, aun existiendo la división identitaria, es donde existe menor rechazo al aspecto primordial del reconocimiento del derecho de autodeterminación. Por grupos políticos, sólo el PSC-PSOE lo rechaza en la actualidad, y entre el electorado, es donde hay un mayor grado para su reconocimiento. 

En segundo lugar, porque es donde hay prácticamente unanimidad en el apoyo a medidas de emergencia social, recuperación de competencias perdidas en favor de lo privado y aumento en general del gasto público. Otra cosa serían los acuerdos sobre las medidas estructurales de la economía, donde ERC y PSC-PSOE se basan más en un proyecto social-liberal. 

sábado, 26 de diciembre de 2015

Salón del trono y juego de tronos

El conocido como mensaje de Navidad de los últimos monarcas españoles ha tenido en su última edición un escenario diferente. Felipe VI ha lanzado su discurso desde uno de los salones del Palacio Real, el Salón del Trono, enmarcado en un ambiente de lujo. Ignoro de quién ha salido esa idea, pero el caso es que lo ha justificado por ser el palacio "de todos los españoles", que representa "la grandeza de España", "el pasado" y "siglos y siglos y siglos de nuestra historia común". 

El discurso ha sido una llamada de atención sobre lo que es una línea roja que no debe traspasarse: "la primacía de la Constitución" y con ella, expresada implícitamente, la integridad territorial. Todo ello envuelto en expresiones como "distintas formas de sentirse español" o "reconocer nuestra diversidad". En ningún momento se ha mencionado a quienes componen el estado, a cada una de sus partes y especialmente a Cataluña, sobre/contra quien han ido dirigidas principalmente las advertencias. Tampoco, en ningún momento, mencionando en sus justos términos los problemas reales de la mayor parte de la población: paro, precariedad, desahucios, pobreza, violencia de género, pérdida de derechos... Y ni siquiera hablando de la corrupción.  

Ha sido un mensaje que sólo ha tenido el apoyo de los dos corifeos tradicionales del sistema, el PP y el PSOE, a los que se ha sumado un tercero, Ciudadanos, el llamado a ser uno de los recambios. Las críticas le han llegado del resto de partidos, cada uno poniendo el acento en función de sus características. Desde los nacionalistas catalanes se ha hablado de indecencia, entre otras cosas por su ignorancia del proceso político que se está viviendo en ese territorio. Desde los grupos de izquierda, como UP-IU y Podemos, por su nula alusión a la realidad social. En UP-IU se ha llegado a decir que es un discurso "comprado al PP". 

Y precisamente sobre Podemos no estaría de más recordar su posición ante la institución monárquica. No considerada como una prioridad en el debate político, ha tendido a difuminar, cuando no eliminar, todo aquello que tenga que ver con el planteamiento de un referéndum sobre la jefatura del estado, el uso de los símbolos republicanos e incluso la defensa de la memoria republicana. Hasta el término proceso constituyente, que debería englobar esa reivindicación, cambios en el sistema electoral o el blindaje de los derechos sociales, también ha desaparecido. Quizás el célebre episodio en el Parlamento Europeo de Pablo Iglesias entregando los vídeos de "Juego de tronos" a Felipe VI es una muestra del valor que tiene en ese partido. 

Salones y juegos, con el trono de por medio.

viernes, 25 de diciembre de 2015

El apoteosis de figuras de los enclos bretones










































Los llaman enclos paroissiaux. Traducir esa palabra del francés nos llevaría a varias posibilidades. La más común, como recintos parroquiales. La palabra enclos me recordó desde el principio a los enclosures británicos, surgidos en el proceso que llevó entre los siglos XV y XVIII al cercamiento de tierras por parte de la burguesía terrateniente rural, la gentry, en detrimento del campesinado. Me imagino que se trata, en este último caso, de una de las tantas palabras prestadas del francés al inglés cuando aquélla era la lengua preferida por la nobleza anglosajona. Bretaña ha sido siempre un territorio curioso, singular, mítico, si se quiere. Un saliente peninsular de la actual Francia, como avanzadilla hacia las islas Británicas, separado 
por el Canal de la Mancha. Uno de los territorios donde se desarrolló la cultura celta, milenaria por varias veces, y expresada en monumentos visibles de grandes dimensiones hechos a base de megalitos. Expresión material en una idea de la muerte, de culto a quienes se enterraban, de respeto al más allá, de diálogo con el misterio… que fue transitando en el tiempo. Un cúmulo, en fin, de tradiciones que llevó a las gentes de Guimiliau, Saint Thégonnec y otros pueblos de la Bretaña occidental a construir, y hasta competir, los complejos funerarios llamados enclos. Formados por una iglesia, un osario y un cementerio, ordenados en torno a una cruz y rodeados de un muro que lo encierra todo. Como calvario se traduce en otras ocasiones, que es como también lo ha hecho mi amigo Juan José. Visitar esos complejos funerarios es sentirse atrapado por un apoteosis de plasticidad granítica -por ser éste el material que la soporta-, tamizada por el efecto del tiempo en su doble sentido: el que transcurre por los siglos y el que incide con su humedad para recubrirlo de una coloración especial de grises y tonalidades verdosas. Un apoteosis de figuras esculpidas inspiradas en las leyendas bíblicas que nos llevan a otro tiempo y que sirvieron a sus moradores, analfabetos de letras, a contemplarlas a modo de libros sagrados. Se habla de cultura popular y desde luego que lo es. Cuando vi esa sucesión de formas las situé antes en el tiempo. Me recordaron las que hacían en los siglos del románico tardío (por ejemplo, las del Pórtico de la Gloria) y sobre todo del gótico, el estilo que estructura su arquitectura. He leído después que se hicieron entre los siglos XVI y XVII, cuando los comerciantes de la zona que navegaban allende los mares quisieron dejar constancia de sus riquezas terrenales para prepararse de cara al más allá. Una ligazón de las creencias ancestrales, varias veces milenarias, con las posteriores del cristianismo. Una especie de sincretismo entre lo pagano y lo cristiano que llevó a esas gentes de lugares tan recónditos a una emulación por lo más bello. 

jueves, 24 de diciembre de 2015

El obispo, la química y los varones de verdad

Joé con el obispo. El de Córdoba, Demetrio Fernández, que se ha unido a la lista de lanzadores de perlas. Hoy ha sermoneado acerca de los hijos [y las hijas, claro] de la química y los hombres de verdad. Pues nada, hombre, adelante. Ya sabíamos la postura de las altas instancias de la Iglesia Católica sobre las fecundaciones in vitro, pero este prelado nos ha salido con nuevos calificativos. Así, sobre la inseminación artificial ha dicho que se trata de "un aquelarre químico de laboratorio". Y sobre la familia ha vuelto a redundar sobre los roles sexistas, pero esta vez con expresiones bastante más sonoras. De la figura del padre ha dicho cosas como "Cuanto más varón sea el varón, mejor para todos en la casa", "aporta la cobertura, la protección y la seguridad", es "signo de fortaleza", "representa la autoridad"... Y de la madre, que aporta "calor al hogar, acogida, ternura", "Cuanto más mujer y más femenina sea, mejor para todos en la casa"... Vean y escuchen.

Independientes de prestigio y líderes prepotentes

Ayer lanzó Pablo Iglesias una propuesta sorprendente: colocar al frente del gobierno a una persona independiente de prestigio. He escuchado que esa propuesta está en la línea de lo que en las elecciones municipales se ha hecho en Madrid con Manuela Carmena. Aunque con una diferencia y sustancial: Carmena fue elegida alcaldesa con la legitimidad salida de las urnas. 

Hace unos años, allá por 2011, Italia y Grecia inauguraron una forma de tener al frente del ejecutivo a un tecnócrata. Lo hicieron en plenas crisis institucionales, derivadas, en el primer caso, de la dimisión forzada de Silvio Berlusconi y, en el segundo, de la quiebra financiera del país. Para ello contaron con el respaldo de una amplia mayoría parlamentaria basada en las dos fuerzas principales del sistema: la socialdemocracia y la democracia cristiana. Se trataba, en fin, de obedecer los designios de la troika, preocupada por que los países de la UE se desviaran del camino marcado. 

No pretendo equiparar en todo ambos casos, pues resulta evidente que el gobierno que presidiera esa persona independiente de prestigio estaría basado en un programa progresista. En esto ha sido claro Podemos, que ha lanzado propuestas de medidas de emergencia social o un referéndum en Cataluña, entre otras, para llegar a acuerdo con otros grupos. 

Alberto Garzón y Cayo Lara han criticado a Iglesias. Han puesto el acento en la falta de legitimidad, que supondría que en España podrían estar al frente de dos de las altas instituciones del estado personas no salidas de las urnas. Garzón no ha negado su legalidad, pero ha añadido que "introduce un elemento que ya se ha vivido en otros países como Italia y fortalece una cultura tecnocrática que supone elegir a gente que no ha pasado por las urnas". 

Pero más sorprendente me ha parecido la reacción de Iglesias, que ha dicho más que irónicamente: "No voy a hablar mal de otros partidos. Felicito a Alberto Garzón por su magnífico resultado electoral". Una muestra más de prepotencia.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

El trasfondo de la lista de morosos fiscales

La Agencia Tributaria ha hecho pública la primera lista de empresas y personas que deben cantidades millonarias al fisco, con un montante total de alrededor de quince mil millones de euros. Mucho dinero, sí, pero soportable para quienes lo deben y seguramente sólo una parte de lo que por otro lado han conseguido distraer de otras formas. Los resultados de las elecciones no han dado nada seguro de cara a la conformación de una nueva mayoría parlamentaria, por lo que la ingeniería política del sistema ha empezado ya a funcionar dentro de un nuevo escenario. La posibilidad que está cobrando más fuerza ahora es la de un gobierno del PP sin mayoría propia y obligado a pactar en las cámaras. Después de lo hecho durante los cuatro años anteriores, pagado en las elecciones con la pérdida de 3,6 millones de votos, la decisión de Montoro ayudaría a tomar oxígeno y a ganar credibilidad al nuevo gobierno. La otra posibilidad, digamos que de recambio o una especie de plan B, es la convocatoria de nuevas elecciones. Y aquí la decisión de Montoro sigue sirviendo para lo mismo. Una medida, en todo caso, cosmética, pero con una enorme carga simbólica. 

La singularidad política de Argentina (2)

























En 1999 las elecciones presidenciales favorecieron a la Unión Cívica Radical, aupando a Fernando de la Rúa. Lejos de romper con la gestión de su antecesor, Carlos Menem, le tocó aplicar un plan de ajuste económico durísimo, a instancias del FMI, que provocó, entre otras cosas, una masiva fuga de capitales y en 2001, con el ministro Domingo Cavallo, el célebre corralito con el que se congelaron los depósitos bancarios. 


La situación llegó a tal extremo, que ese mismo año De la Rúa acabó dimitiendo, siendo sustituido sucesivamente por dos peronistas de la línea conservadora: Adolfo Rodríguez Saá, en 2001, que reconoció la quiebra del país y pidió una moratoria para el pago de la deuda; y Eduardo Duhalde, en 2002, que llegó a devaluar el peso argentino en un 200%. Esa situación insostenible se expresaba con unos niveles de pobreza que superaban el 50%, amplios sectores de la población infantil que sufrían desnutrición, paro en torno al 25% y la ruina de los sectores sociales intermedios, muy afectados por la pérdida de sus ahorros durante el corralito. 

Las elecciones presidenciales de 2003 se presentaron muy abiertas, con Menem de nuevo entre los candidatos y llegando a ser el más votado en la primera vuelta con un 26%. Pese a ello, se vio forzando a retirarse de la pugna electoral ante las nulas perspectivas que tenía, dado el elevado apoyo que se le daba al segundo candidato: Ernesto Kirchner, del ala progresista del peronismo.

La nueva presidencia, apoyada en el Frente por la Victoria y nucleado en torno a los sectores progresistas del peronismo, supuso un cambio radical sobre los gobiernos desde el fin de la dictadura. Su gestión se sostuvo en tres pilares principales: el fin de las leyes de impunidad, que acabó llevando a los represores de la dictadura a la cárcel; la reestructuración de la deuda exterior, dejando de pagar la parte que se consideraba ilegítima, a la vez que el país abandonaba el ALCA, la alianza económica de libre comercio americano; y la adopción de medidas sociales, tales como la subida del salario mínimo, el aumento de la cobertura de la seguridad social o la vuelta a la negociación colectiva, que permitieron una mejora de las condiciones sociales de los sectores más castigados por la crisis.


En 2007 Kirchner fue sustituido por su mujer, Cristina Fernández, que accedió a la presidencia con el 46%. Fueron años de profundización en la línea política iniciada por su marido, introduciendo incluso aspectos más atrevidos. Esto supuso que se consolidara la legitimación política de lo que empezó a llamarse kirchnerismo, de manera que cuatro años después llegó a obtener el 54% de los votos. En la política internacional involucró a Argentina en el nuevo eje latinoamericano de carácter progresista que hacía frente a los intereses de EEUU. Renacionalizó empresas importantes, como Aerolíneas Argentina o Repsol-YPF. La política fiscal se orientó a los sectores más adinerados, que permitió el aumento del gasto público y la redistribución de las rentas. Se potenció por ello el gasto en educación e investigación. Y no faltaron nuevos derechos civiles, como el matrimonio igualitario, la identidad de género o la reproducción asistida. 


Por contra, Cristina Fernández tuvo que hacer frente al paro agropecuario que organizó la oligarquía terrateniente y arrastró a sectores de la pequeña y mediana propiedad. El objetivo del gobierno era evitar la especulación de las exportaciones agropecuarias en un contexto de subida de los precios internacionales, lo que llevó a aumentar el porcentaje de retenciones en los principales productos. La presión fue durísima, apoyada por una prensa conservadora, especialmente la ligada al grupo Clarín, que además se veía atacada por la normativa relacionada con los medios de comunicación.

No faltó tampoco la oposición desde distintos sectores de la izquierda política. Muy activos desde los años de la bancarrota, continuaron muy atomizados y con diferencias entre ellos según el posicionamiento ante el gobierno. Entre los más importantes destacaron los ligados al trotskismo, que a través del Frente de Izquierdas y de los Trabajadores aumentaron los apoyos electorales y consiguieron cierta presencia institucional.   

En el balance de los doce años de kirchnerismo Argentina mejoró su pulso económico, permitió la redistribución de la riqueza entre los sectores más humildes e incluso dio lugar al afloramiento de las clases medias, tan castigadas en los años de la quiebra económica. Como contrapartida, la corrupción creciente ligada a los cargos públicos del gobierno federal y de las regiones donde ostentaban el gobierno se fue convirtiendo en un grave problema. A ello hay que unir la coyuntura económica internacional de los últimos años, que ha supuesto un descenso en el ritmo de crecimiento y con ello en el aumento del descontento social, mayor en las capas medias. 


Este es el contexto en el que se ha producido la reciente derrota de Daniel Scioli, postulado como sucesor de Cristina Fernández, frente a Mauricio Macri, el candidato de la derecha, incluida la del peronismo conservador, y del neoliberalismo. ¿Agotamiento del modelo kirchnerista? 

Tras las elecciones, ¿qué acabará siendo?

Mariano Rajoy ha propuesto un pacto al PSOE para dar "certidumbre institucional y económica".  Pedro Sánchez y Susana Díaz han dicho que su partido no va a apoyar la investidura de Rajoy. Albert Rivera ha propuesto un pacto entre PP, PSOE y Ciudadanos "por la unidad de España". El País titula hoy su editorial con un "Le toca a Rajoy". El Mundo propone un pacto por encima de los intereses de partido que "busque entendimiento" entre PP, PSOE y Ciudadanos. La Conferencia Episcopal mencionan un pacto de estado entre PP y PSOE. En Podemos hablan hoy de investir a un independiente de prestigio. Alberto Garzón ofreció hace dos días un frente anti PP. Julio Anguita dijo ayer que "Rajoy será presidente con la abstención de quien tenga que abstenerse". ¿Qué acabará siendo?


lunes, 21 de diciembre de 2015

Después del 20-D: 1, primeros apuntes

1. Los grupos de la derecha españolista (PP y Ciudadanos) ha obtenido 10,7 millones de votos (42,5%) y 163 escaños; sumando los grupos nacionalistas (DiL, PNV y CC), la derecha llega a 11,7 millones (46,5%) y 178 escaños, tres más de la mayoría parlamentaria. 

2. Apenas ha sufrido pérdidas globales en relación a 2011, siendo lo más llamativo la recomposición interna entre los dos grupos españolistas: el PP ha perdido 3,6 millones de votos y 63 escaños, mientras que C's ha obtenido 3,5 millones y 40 escaños; en los otros grupos lo más llamativo se ha dado en Cataluña, consecuencia de la ruptura de CiU.

3. Los grupos de izquierda (PSOE, Podemos, UP-IU y las confluencias de Cataluña, Galicia y País Valenciano) han obtenido 11,6 millones (43,5%) y 161 escaños; con los grupos nacionalistas con representación parlamentaria (ERC, EH-B) o sin ella (Nos, GB, Mes) la izquierda suma 12,7 millones (47,5%) y 172 escaños, tres por debajo de la mayoría parlamentaria.

4. La situación de la izquierda es compleja, teniendo en cuenta su fragmentación político-ideológica, identitaria y en relación a los procesos de soberanía, lo que dificulta potencialmente que se pueda llegar a acuerdos.

5. Se puede decir que la derecha españolista ha sido derrotada en la medida que su número de votos es inferior a la izquierda y no dispone de los apoyos necesarios entre los grupos nacionalistas conservadores para poder tener mayoría parlamentaria; representa en estado puro: el neoliberalismo de los ajustes duros; el centralismo y, dentro de él, el anticatalanismo; y el ataque a los derechos civiles.

6. El bipartidismo ha caído estrepitosamente sobre 2011: ha perdido 5,1 millones de votos y 83 escaños, pasando del 73% al 50% de los votos y del 85% al 61% en la representación en el Congreso; las pérdidas han sido más acusadas en el PP, pese a haber sido el partido más votado, que en el PSOE. 

7. Los resultados de Podemos son de una gran complejidad: por sí mismo ha obtenido 3,2 millones de votos (12,7%) y 42 escaños; si bien ha participado en las confluencias electorales de Cataluña (En Comú, 928.00 votos y 24,7%), Galicia (En Marea, 408.000 y 25%) y País Valenciano (con Compromís, 546.000 y 25,1%), que juntas suman 1,9 millones de votos (7%) y 27 escaños; quizás lo más sorprendente sea el haber sido el partido más votado en el País Vasco y Navarra.

8. UP-IU ha quedado por debajo de las previsiones, que ya eran modestas: 923.000 votos (3,7%) y dos escaños, si bien ha participado en las confluencias de Cataluña (donde EUiA ha obtenido 2 escaños) y Galicia (1 escaño); llama la atención que haya sido Madrid donde ha obtenido escaños propios, teniendo en cuenta que fue donde cosecho los peores resultados en las autonómicas y municipales de mayo; también llama la atención la pérdida de representación en Asturias, Valencia, Sevilla, Málaga e incluso Zaragoza (donde rotó el escaño con la Chunta), con niveles de apoyo bajos.

9. Teniendo en cuenta que el sistema electoral es claramente determinante a la hora de obtener representación y repartirla, el valor de los escaños varía mucho según los partidos: los más beneficiados son el PNV (50.000 votos por escaño), el PP (58.000) y el PSOE (61.000); otros partidos han necesitado algo más, como ERC (67.000), DiL (71.000), Podemos (76.000), CC (82.000) y C's (88.000); los más perjudicados han sido EH-B (110.000) y, sobre todo, UP-IU (460.000). En un sistema de circunscripción única el PP se hubiera quedado con 103 escaños y UP-IU habría alcanzado 13 escaños; la distancia entre el PSOE y Podemos habría sido menor; y Ciudadanos habría llegado a 50 escaños.

10. Si se hubiera producido la confluencia entre Podemos y UP-IU, la suma de todas las confluencias, dentro del modelo provincial, hubiera permitido pasar de los 71 escaños actuales a 88. 

11. Se puede hablar de varias tendencias de última hora: la de la utilidad en el voto en el caso de Podemos en detrimento de UP-IU; y la de voto que parecía orientado a C's y que ha acabado en el PSOE, quizás para evitar un triunfo de la derecha y ante la tónica conservadora de la campaña de C's. 

12. Las encuestas estaban dando un movimiento hacia la derecha, consecuencia sobre todo del crecimiento de C's, algo que no se correspondía con el escoramiento hacia la izquierda iniciado en las europeas de 2014 y ratificado en las autonómicas y municipales.

13. Hay una tendencia por vías intermedias en el aspecto de la organización territorial entre el centralismo de PP y C's y las vías más claramente independentistas de Cataluña (DiL y ERC), País Vasco y Navarra (EH-B) e incluso Galicia (Nos/BNG); su expresión son las confluencias de Cataluña (En Comú), Galicia (En Marea) y País Valenciano (Compromís-Podemos), e incluso en sí mismo Podemos, como ocurre en el caso del País Vasco y Navarra.

14. Los grupos que han salido más beneficiados o están dentro del sistema, como el PSOE; o se ha moderado buscando abrir un nicho electoral, como Podemos; o están marcando un potencial de recambio generacional por la derecha, como C's. 

jueves, 17 de diciembre de 2015

El puñetazo

Hemos podido ver repetidamente el puñetazo propinado por un joven de 17 años a Mariano Rajoy. Todos los medios de comunicación lo tienen como la noticia principal de actualidad. En el único programa que vi ayer por la televisión, El Intermedio de La Sexta, cambiaron buena parte de su contenido y se dedicaron en la primera mitad a hacer entrevistas telefónicas a los líderes de cada partido (por cierto, no a cuatro, como en el debate). Mientras hablaban las imágenes de la agresión se repetían una y otra vez.  

Se está hablando del carácter violento del muchacho. Se está diciendo que es un seguidor del Pontevedra de fútbol, que pertenece a un grupo ultra del mismo y que en las redes sociales tiende a mostrar actitudes violentas. En Público se han publicado unas palabras suyas donde no muestra arrepentimiento por lo ocurrido: "estoy muy contento de haberlo hecho". En el mismo diario digital David Bollero ha escrito un artículo, "Un chaval conflictivo y violento", que me ha resultado muy interesante y recomiendo leerlo. Hace un repaso del perfil de una persona ficticia que podría haberle agredido por ser víctima del sistema. Ya se sabe, estar en paro o en precario, haber sufrido una estafa por una entidad bancaria, haber sufrido un desahucio, haber recibido algún golpe en una manifestación, haber sufrido tortura... 


Lo que ha hecho el muchacho es un acto violento. No cabe duda. Sé que mucha gente se ha alegrado o, al menos, ha sonreído, teniendo en cuenta quién ha recibido el puñetazo: el jefe de gobierno, responsable del cúmulo de agresiones que viene cometiendo desde que gobierna y antes, con recortes presupuestarios, pérdida de derechos sociales, corrupción... Violencia, sí, pero lo que Galdung cataloga como violencia directa. La visible, la reconocible, la que da motivos para el escándalo, cuando rechazas el acto, o es motivo de sonrisas o loas, cuando lo rechazas. Todo acto de violencia directa no se explica en sí mismo, porque supone la expresión de algo más profundo. Es lo que aflora a la superficie a modo de la punta de un iceberg o de lo que sostiene un subsuelo y alimentan unas raíces. Esto es, la violencia cultural y la violencia estructural.


Quedarse en el acto del muchacho de 17 años es no querer reconocer que hay problemas de fondo más graves. No querer ir a las raíces y al subsuelo donde encuentra el ecosistema social que lo genera. Rajoy es uno de los responsables de tanta violencia estructural que está llevando a que tanta gente viva precarizada y hasta empobrecida, que tanta gente vislumbre un futuro tan negro, que se hayan perdido tantos derechos, sufrido tantos recortes en educación, sanidad y dependencia... Y que, por el contrario, quienes han provocado la crisis estén sacando más provecho de ella, se siga protegiendo a quienes defraudan a hacienda y se corrompen, haya, en fin, más diferencia entre quienes tienen más y tienen menos. Violencia cultural que emana desde ámbitos, como buena parte de los medios de comunicación, que magnifican hasta la extenuación lo ocurrido ayer, por ejemplo, pero justifican los desahucios ("que no se hubieran hipotecado"), la liberalización económica ("hay que buscar la eficiencia"), la violencia policial ("estaban provocando desórdenes"), los despidos, demonizando a quienes están en paro ("será porque no sirven"), la participación en ataques militares a otros países...

El puñetazo. Una vía violenta, la del muchacho, que lleva a poco. O a nada. Peor aún, mucho peor, es la violencia que tiene a Mariano Rajoy como su expresión: la estructural, el origen de todas las violencias.  

(Artículo publicado en rebelion.org el 18 de diciembre)

lunes, 14 de diciembre de 2015

Garzón, ¿el último comunista?

Dedica hoy Aníbal Malvar su columna en Público a Alberto Garzón: "El último comunista vivo". El título puede llevar a equívoco -es un poco, o mucho, malvado, la verdad-, pues trata a Garzón con cariño -"riquiño" lo llama-, pero no sin cierta condescendencia. Lo presenta como una persona honrada, coherente e incluso bastante preparada, por encima de sus contrincantes electorales. Pero reconoce que está sólo ante el peligro, que va a recibir pocos apoyos y viene a decir -para mí, lo que es peor- que pertenece a otro tiempo pasado. Por eso lo de el último comunista vivo. Y me digo que otra vez con lo mismo: ¡cuántas veces han enterrado al comunismo y a las personas comunistas! 

El artículo me trajo el recuerdo de una película de Agustín Díaz Yanes: "Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto". Puede que no se entienda lo que voy a decir, pero yo sí me entiendo. Una de las protagonistas de la película, colateral en la trama, pero de gran importancia, es doña Julia -interpretada de una forma portentosa por una comunista en la vida real: Pilar Bardem: ¿casualidad?-. Se trata con acaba de una mujer mayor, comunista y de una enorme integridad moral. Su suicidio en la película tiene para mí una interpretación clara y creo que atrevida: como es una mujer que ya no pertenece al tiempo en que transcurre la historia que se cuenta, con ese acto salva su dignidad, aunque sea en el anonimato. No en vano, Yanes, comunista en su juventud acabó transformándose con los años en uno de los intelectuales orgánicos del felipismo, al que veían como la imagen de la modernidad frente a la España negra que representaba el PP -retratado en 1996 con la imagen del doberman- y la ya pasada -¿quién se acordará de nosotras?- del comunismo, en aquellos años representada con la zarandeada IU de Julio Anguita. 

Al comunismo no paran de enterrarlo. Pero sigo pensando que sigue vivo. No como antes, claro, porque siempre se está reeditando. La imagen más estereotipada es la del comunismo leninista y, si se quiere, estalinista. Conozco a muchas personas que se siguen considerando como tales. Muchas están en el PCE. Normal, porque es el principal referente, tiene una trayectoria temporal larga -de 94 años, camino del siglo, que no es poco- y, miserias aparte, lleno de glorias y heroicidades. Fue el principal tronco de oposición a la dictadura franquista y quien más sufrió la represión en sus cuarenta años de duración. He dicho tronco, porque de él salieron otras ramas -Comisiones Obreras, por ejemplo- y hasta otros brotes en forma de partidos con entidad propia, pero breve -yo llegué a militar en uno de ellos-, que en bastantes casos retornaron a sus orígenes. 

¿Garzón, el último comunista vivo? No lo creo. Pero a mucha honra. 

(La imagen corresponde a la ilustración que hace Fran Marcos de Alberto Garzón y que aparece en el artículo de Aníbal Malvar)

El ministro y el embajador: solidaridad de clase

El ministro dice que sufre por ver sufrir a al embajador. ¡Qué corazón el suyo, capaz de ponerse en la piel de su compañero de partido! ¡Qué talante recordándonos el buen hacer del embajador durante el terremoto de Nepal! (¿Quién habrá reconstruido el país y a qué precio?). ¡Pobrecito -el embajador, sí-, que se siente víctima de "ataques repugnantes" contra su persona y su honor! A eso se llama solidaridad de clase, ¡sí, señor! Me pregunto si el ya exembajador, como comisionista, sufría mientras se lo llevaba crudo o si lo hacía como un acto de bonhomía. Soy consciente que pertenece a esa clase de personas que se sienten libres de prejuicios a la hora de tratar con el dinero. Lo hacen, en muchos  casos -o en algunos, quién sabe- legalmente, porque se dedican a hacer las leyes que les permiten luego justificar sus trampas. Lo hacen también, cuando pueden -y porque quieren-, por el otro lado, que para eso están las sociedades fantasmas, los paraísos fiscales, las miradas para otro lado, la ingeniería fiscal... ¡Ay, patriotas del dinero!  

domingo, 13 de diciembre de 2015

Sigue el goteo: dos nuevos corruptos en el PP

Hace unos días saltó la noticia de dos nuevos corruptos ligados al PP. En este caso se trata de Pedro Gómez de la Serna, diputado por Segovia, y Gustavo de Arístegui, actual embajador de España en la India. Las acusaciones están relacionadas con el cobro de cuantiosas comisiones desde hace varios años (se está hablando que desde 2000), con cantidades que alcanzan los 15.000 euros mensuales, según publican diversos medios de comunicación. Las empresas pagadoras pertenecen al ramo de la construcción, en su mayoría españolas que actúan en el extranjero, siendo las receptoras sociedades privadas registradas como consultoras, en las que figuran De Arístegui y De la Serna como socios. 

Las primeras reacciones de esas dos personas han sido las de defender la legalidad de sus actuaciones, negando que sean incompatibles con sus actividades políticas. De Arístegui, antes de de ser embajador, fue alto cargo en el gobierno de Aznar y desde 2000 diputado en el Congreso por varias provincias, llegando a ostentar la portavocía en la comisión de Exteriores. De la Serna ha llegado a la política institucional más tardíamente, en 2011, pero desde el mundo de la empresa. Se trata de un conocido lobista, receptor por ello de comisiones, al que incluso se le ha relacionado con asuntos oscuros como la financiación de Libertad Digital o la trama Gurtel.

El revuelo creado en el seno del PP ha sido grande y por ello están presionando sobre los involucrados para que dimitan de sus cargos. Esta tarde se ha anunciado la dimisión de De Arístegui, que tiene un expediente abierto en el ministerio de Asuntos Exteriores. Por su parte De la Serna se está resistiendo a renunciar a su puesto en la candidatura del PP por Segovia, pese a las reiteradas peticiones.  

En definitiva: suma y sigue.