domingo, 31 de mayo de 2015

La pitada de la discordia

Ayer volvió repetirse: las aficiones del Barça y el Athletic de Bilbao protagonizaron en el Camp Nou de Barcelona una sonora pitada cuando el "himno nacional", a la sazón el de la monarquía, empezó a emitirse antes del comienzo de la final de la Copa del Rey de fútbol. Desde semanas, e incluso meses, antes ya se había iniciado una polémica ante lo que se preveía que fuera a ocurrir, con declaraciones, como la de Esperanza Aguirre, que llamaba a suspender el encuentro si eso sucediera. Y al final, al igual que en la final de 2012 entre los mismos equipos, la pitada se dio. La prensa no para de recoger declaraciones de dirigentes político-deportivos pidiendo que se sancione a los dos clubes por lo que consideran un acto de violencia. La comisión dedicada a ello va a reunirse mañana y tendrá que emitir un veredicto. Lo que tanta gente se pregunta -nos preguntamos- es si lo ocurrido ayer fue un acto violento o de libertad de expresión. Orientarse por lo primero, es no entender nada. Hacerlo por lo segundo, es hacer un ejercicio de cordura. El que dos aficiones tan representativas de sus comunidades respectivas hayan manifestado su malestar ante el monarca y el himno que le simboliza, no deja de ser una forma pacífica de dejar constancia que todavía están pendientes por resolver importantes problemas políticos de larga trayectoria. Todo lo demás es añadir más leña al fuego.