domingo, 14 de febrero de 2016

15 meses de cárcel por unas pizzas congeladas

Hace un par de días salió una noticia no tan sorprendente como escandalosa: la condena a 15 meses de prisión a un sevillano por robar varias cajas de pizzas congeladas en un convento de Alcalá de Guadaíra. El hombre ha alegado el estado de necesidad ("tenía hambre"), incluso ha llegado a pagar diez euros para reparar el daño y, además, la defensa ha aportado el eximente de "trastorno psíquico". Pero ni ésas, el tribunal, con la jueza Mercedes Alaya como ponente, ha sido contundente: 15 meses de prisión. La justicia "pensada para el robagallinas, no para el defraudador", como dijo hace dos años el nada sospechoso presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes. Después de lo que sigue lloviendo en casos de corrupción y delincuencia de alta alcurnia, cuello blanco o como se quiera llamar, ¿qué más se puede decir?