domingo, 21 de febrero de 2016

Por un plan B frente al modelo neoliberal de Europa

Hace unas semanas se hizo público el documento "Un Plan B para Europa.
Llamamiento para construir un espacio de convergencia europeo contra la austeridad y para la construcción de una verdadera democracia". Lo firmaron inicialmente personas conocidas del mundo de la política, la economía o la cultura, y actualmente son ya cerca de 14.000 las firmas que se han adherido. El objetivo es dar apoyo doctrinal a las jornadas que se están celebrando este fin de semana en Madrid bajo el lema "Contra la austeridad. Por una Europa democrática", en las que están participando algunas de las personas que firmaron el Llamamiento. La asistencia está siendo numerosa, a lo que puede unirse la retransmisión en directo de las intervenciones y también en diferido. 

En el mes de septiembre ya se hizo público el documento "Por un plan B para Europa", firmado, entre otras personas más, por Jean-Luc Mélenchon, Stefano Fassina, Zoe Konstantopoulou, Yanis Varufakis u Oskar Lafontaine. Se iniciaba con una denuncia lapidaria sobre lo que acaba de producirse en Grecia: "El acuerdo del 13 de julio es en realidad un golpe de estado. Fue obtenido gracias al cierre de los bancos griegos por el Banco Central Europeo (BCE) y gracias a la amenaza de no autorizarlos a abrir de nuevo mientras el gobierno griego no acepte una nueva versión de un programa que había fracasado". Luego se recordaban las medidas que desde ocho antes están llevando a cabo los gobiernos europeos, las repercusiones negativas que están provocando sobre la población, la aparición de movimientos políticos retrógrados, incluso fascistas, en numerosos países o el tratado de libre comercio con EEUU (TTIP). Al final se apostaba por la necesidad de elaborar "nuestro propio plan B para combatir el plan de las fuerzas más reaccionarias y antidemocráticas de Europa. Para reforzar nuestra posición frente a su compromiso brutal con políticas que sacrifican los intereses de la mayoría en beneficio de los intereses de una ínfima minoría".

El Llamamiento que se hace en relación a las jornadas de Madrid redunda en el contenido de septiembre. Recuerda las advertencias que se hicieron sobre las prácticas desarrolladas por la minoría oligárquica que gobierna y controla las instituciones de la UE. Pero a su vez introduce, como novedades, los movimientos alternativos que están surgiendo en Europa, "como Blockupy, la campaña NO al TTIP, el Alter Summit, la huelga general europea en 2012, las Euromarchas, o el ingente trabajo realizado por numerosas plataformas ciudadanas y ONG’s, suponen un valioso capital humano, intelectual e ideológico por la defensa de los Derechos Humanos, el respeto a la Tierra y a la dignidad de las personas por encima de intereses políticos y económicos". 

También se alude a propuestas que se están poniendo en marcha, como "una política fiscal justa y el cierre de paraísos fiscales, sistemas de intercambio complementarios, la remunicipalización de los servicios públicos, el reparto igualitario de todos los trabajos incluidos los cuidados en condiciones de dignidad, la apuesta por un modelo de producción basado en las energías renovables, y reformar o abolir el pacto fiscal europeo – formalmente Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria".

Y, por último, se muestra rotundo a la hora de crear "un espacio de confluencia en el que todas las personas, movimientos y organizaciones que nos oponemos a al modelo actual de Unión Europea y consensuar una agenda común de objetivos, proyectos y acciones, con el fin último de romper con el régimen de austeridad de la UE y democratizar radicalmente las Instituciones Europeas, poniéndolas al servicio de la ciudadanía".

Entre quienes han participado ha estado el exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis, cuyas palabras nunca dejan indiferente a nadie (puede seguirse a través de eldiario.es el contenido de una entrevista televisada). Tanto en la entrevista como en su intervención durante las jornadas se ha referido a "una Europa herida" o a que "la crisis no ha terminado", y ha advertido sobre la formación de gobiernos que se llamen progresistas, pero que acaben doblegándose ante quienes gobiernan en Bruselas.