martes, 7 de junio de 2016

El recambio generacional en IU: 1, apuntes sobre su nueva ejecutiva federal















Si se hace un somero repaso de la composición de la nueva ejecutiva federal de IU, se pueden sacar varias conclusiones que, en conjunto, apuntan a un relevo generacional. 
A falta de que se complete su composición con los cuatro miembros que le corresponden a la candidatura encabezada por Paloma López y uno más de EUiA, los datos que aquí se ofrecen permiten un acercamiento a lo que puede ser la nueva IU en un contexto diferente.  


Lo generacional


La edad media es de 40 años, siendo de 39,7 en los varones y 40,4 en las mujeres. Otra cosa es la composición por edades, donde, de entrada, se perciben importantes cambios. Resulta evidente que quienes han nacido después de la muerte de Franco son mayoría, concretamente el 60%, frente al 40% de quienes lo han hecho antes. Afinando más, quienes han nacido en los años ochenta representan el 40% y por grupos de edad el más representativo es el de 31-35 años, que supone el 35%.


En el reparto por sexos, la mayoría de los varones ha nacido después de 1975 (70%), mientras que las mujeres se reparten por igual. No obstante, el contraste generacional es más acusado entre los varones, con tres miembros de la ejecutiva nacidos entre 1958 y 1970 y un arco de 29 años de diferencia; en las mujeres, por el contrario, hay menos diferencia, con un arco que baja a 18 años. 



Lo formativo y la condición social

El nivel de estudios realizados marca claramente un rasgo muy llamativo: en todos los casos han completado estudios universitarios, sean diplomaturas o licenciaturas. La amalgama de carreras es amplia, aunque destacan abrumadoramente las de ciencias sociales y humanidades. En tres casos se tienen estudios de Magisterio, Periodismo y Filosofía, y en dos de Ciencias Políticas, Derecho, Economía y Trabajo Social. En algunos casos disponen de dos titulaciones y más frecuente es haber realizado algún máster. El grado de doctorado apenas está presente, salvo un caso y varios pendientes de culminarlo. 

En todos los casos ejercen o han ejercido actividades profesionales acordes con sus estudios. Llama la atención, no obstante, que el funcionariado no está presente, aun cuando en algunos casos, muy pocos, se trabaje o se haya trabajado para la administración pública. En consonancia con la realidad de la generación más joven, en muchos casos no han tenido un empleo estable. Es frecuente que la actividad propiamente profesional haya sido sustituida por la política, bien por tener algún cargo público institucional (concejalías, una alcaldía, escaños en parlamentos autonómicos, uno en el Parlamento Europeo y, en el caso del coordinador, uno en el Congreso desde 2011) o bien porque desempeñen labores remuneradas para IU directa o indirectamente. 


Llama la atención también la ausencia de la clase obrera tradicional. Desconociendo el origen social de cada componente, no se pueden sacar conclusiones acerca de lo que predomina, pero todo apunta que se trata de personas pertenecientes a los estratos sociales intermedios.  


La procedencia geográfica


En cuanto a la procedencia geográfica (no referida al lugar de nacimiento, sino de actividad política y/o profesional) llama la atención la mayor presencia de Andalucía, con 8 miembros, lo que supone el 42,1%, y especialmente de Málaga, que tiene 4. No resulta extraño, teniendo en cuenta el peso cuantitativo y cualitativo que su federación representa en IU, dada su afiliación, historia, implantación territorial, número de votos y presencia en las instituciones, sobre todo en el ámbito municipal.


Madrid y el País Valenciano aportan 4 miembros cada una de las comunidades, lo que también puede resultar acorde por el peso que tradicionalmente han tenido esas federaciones. Por último, Murcia, Castilla y León y País Vasco, tienen un miembro 1 cada una. En el caso de Cataluña que, como se indicó al principio, le corresponden 2 miembros, sólo se conoce el nombre de una mujer.


La hegemonía del PCE


La mayor parte milita en el PCE y en buena parte lo han hecho habiendo pasado anteriormente por la UJCE. Su tránsito por la política, pues, ha sido largo, dada la edad temprana en que se inició, y dentro de un medio con un nivel de ideologización elevado, en lo que no ha faltado un activismo vinculado sobre todo a los movimientos estudiantiles. Esta militancia no está exenta de formar parte o haberlo hecho en otros colectivos: sindicales (CCOO), ecologistas, de solidaridad, altermundistas, etc.


Entre la minoría de miembros que no son del PCE, hay quien tiene la condición de independientes, vinculado al cristianismo de base y el altermundismo de ATTAC. Hay también un representante del grupo Izquierda Abierta. Y no falta la presencia de un representante de uno de los partidos que forman IU, concretamente Izquierda Republicana.

     
El coordinador federal 

Alberto Garzón puede representar  mejor que nadie lo que supone el relevo generacional. Es, además, el segundo más joven entre quienes conforman la ejecutiva. Algo que no debe sorprender teniendo en cuenta que ya fue en 2011 el diputado más joven de su legislatura y que su acceso a la coordinación federal ha roto con una tradición de personas que lo hacían a una edad madura: Gerardo Iglesias, con 41 años; Julio Anguita, con 48; Gaspar Llamazares, con 42; y Cayo Lara, con 56.


Su perfil es el de un varón joven, con estudios de Economía, procedente de Andalucía, más concretamente de Málaga, y militante del PCE. Antes de ser diputado, como tanta gente joven con estudios, proseguía con su formación académica  a través de másteres y preparando su tesis doctoral, a la vez que era beneficiario de una beca de investigación.


Su perfil le acerca a lo que caracteriza a buena parte de la gente que ha nacido desde la década de los ochenta. Su procedencia social, de una familia de clase media con un padre enseñante y una madre farmacéutica, le sitúa en un estrato superior, pero en todo caso coincidente en cuanto a las dificultades potenciales que podría haberse encontrado en la obtención de un empleo acorde con su formación. Es más, dado su origen social, sería la expresión de ese sector de las clases medias cuya progenie sería víctima de una movilidad social descendente, sometida a los embates que el neoliberalismo está generando en el estado del bienestar y las perspectivas de futuro.