miércoles, 16 de noviembre de 2016

¿Fue culpable de su muerte una vela?

El otro día una anciana de 81 años, residente en un municipio tarraconense, murió como consecuencia del incendio ocasionado por una vela. No de esas velas que sirven para alumbrar una imagen religiosa o de las que se encienden cuando se nos va la luz y hay que echar mano de algo que nos permita salir del paso. No, una vela con la que sustituía la luz eléctrica que le había cortado la compañía Gas Natural. No fue, pues la vela, sino la empresa que utiliza un derecho esencial para obtener pingües beneficios. Se dirá que lo ocurrido ha sido un accidente. Así lo justificará la empresa ante un tribunal, si es que alguna vez se sienta en un banquillo. O quienes permiten que las empresas eléctricas actúen de la forma que lo están haciendo a costa de los intereses de la mayoría y, sobre todo, de quienes sufren con mayor rigor el nuevo estado de cosas. Pero en realidad se trata de algo más. Hay muchas formas de morir. Como también de matar.