miércoles, 29 de marzo de 2017

Hay que paralizar la mina de uranio y la destrucción de encinas en Salamanca
























Hace unas semanas Ecologistas en Acción denunció la tala de encinas que estaba llevando la empresa australiana Berkeley en la provincia de Salamanca. Un hecho muy grave, dada la naturaleza de delito ecológico que supone, que, a su vez, está relacionado con la actuación que dicha empresa está llevando en la prospección de mineral de uranio. Esto ha llevado a la fiscalía a que se esté investigando el asunto, dada la ausencia de permisos legales para que se estén llevan a cabo las citadas actuaciones de la empresa australiana.

La provincia de Salamanca ha sido durante varias décadas la principal productora de mineral de uranio en nuestro país, que permitía el suministro de parte del material necesario para el funcionamiento de las centrales nucleares. La empresa encargada de esa actividad era ENUSA, que acabó cerrando las minas situadas en varios términos municipales del sudoeste de la provincia cuando su rentabilidad hizo innecesaria la explotación.

Esto no fue óbice para que la empresa Berkeley comprara los derechos de explotación a ENUSA, algo que resulta altamente sospechoso, como Ecologistas en Acción ha denunciado: “esta mina parece ser un proceso especulativo que nos está saliendo demasiado caro. Se está jugando con el futuro de toda una comarca".

Desde distintos ámbitos provinciales, como la plataforma Stop Uranio, se ha criticado la actuación de la Junta de Castilla y León, controlada desde hace décadas por el PP. Su visto bueno a la declaración de impacto ambiental ha supuesto que ese tipo de actuaciones extractivas suponga un riesgo para el patrimonio natural de la zona y, dado su carácter, para la propia salud de los habitantes. Si lo primero afecta a las especies vegetales y faunísticas, además de suponer un fuerte impacto visual, remover miles de toneladas de suelo supone también liberar cantidades de radiación superiores a lo normal. 

Según informa Ecologistas en Acción, entre las emisiones que dan lugar este tipo de explotaciones se encuentran el “polvo de mineral de uranio y de gas radón”. Lo que conlleva, como tantas veces se ha destacado desde medios antinucleares, el aumento de determinadas enfermedades, tales como la leucemia o distintos tipos de cáncer. A ello se añade las consecuencias negativas para actividades tradicionales como la ganadería y la agricultura, e incluso los baños termales ubicados en el municipio de Retortillo.

Es necesario denunciar este tipo de actividades, así como a las instituciones que lo permiten, sean cuales sean sus formas. Frenar la destrucción de especies muy valiosas y, en especial, de las encinas, que conforman la base del ecosistema de la provincia. 

(Imagen: obtenida de El blog de Jesús, https://jesusenlared.blogspot.com.es/2017_02_01_archive.html)

Cuidado con reírse de Carrero Blanco, puede recibirse un castigo como el de Cassandra

Hay situaciones vergonzosas que no cesan y no por ello dejamos de sorprendernos. O quizás, mejor, indignarnos. Es lo ocurrido hoy con una tuitera que responde al nombre de Cassandra, autora de una serie de mensajes, lanzados a través de su red social, en la que el almirante Luis Carrero Blanco es el protagonista. Mensajes lanzados con humor, con ironía, satíricos... Su protagonista, víctima de un atentado mortal de ETA en diciembre de 1973, era el jefe del gobierno. Antes, había sido vicepresidente y previamente, desde 1951, ministro de la Presidencia. Fue, en suma, el hombre gris del Caudillo, Francisco Franco Bahamonde. No fue, pues, un personaje cualquiera. Su muerte fue motivo de alegría en amplios círculos de la oposición. También, de chistes, letrillas de canciones... Luego, desde 1977, fue decreciendo, como lo hizo la preocupación por el régimen franquista. 

De lo que se trata es de mofa, manifestada de diversas formas, como la pueden haber recibido tantos personajes poderosos. Y en ellos, también, por supuesto, quienes han ostentado la categoría de dictadores. 

El tribunal de la Audiencia Nacional formado por Juan Francisco Martel, Carmen González y Teresa Palacios ha sentenciado, sin embargo, que el humor de Cassandra no es válido. O lo que es peor, es delictivo. Han adoptado la propuesta final de la fiscalía, que, cuando abrió la denuncia, ya pidió una condena de dos años de prisión. Ahora el tribunal ha condenado a Cassandra a un año. Para ello ha relacionado sus mensajes con el terrorismo y, más concretamente, con el de ETA. Ha relacionado la ETA de 1973 con la posterior a 1977. Ha desvinculado el contexto de la dictadura con el posterior a las elecciones de 1977 y de la aprobación de la Constitución. Se menciona en el escrito que ha habido hacia Carrero Blanco "desprecio, deshonra, descrédito, burla y afrenta". Se añade que "la lacra del terrorismo persiste". Y se alude, así mismo, al "discurso del odio". 

Cuesta creer que se haya podido emitir una sentencia de ese calibre y con la argumentación que se proporciona. Suena, como llevamos tiempo sufriendo, a sentencias con olor a persecución política, impropias de un sistema que se dice democrático. Supone la negación del derecho de libertad de expresión. Una puerta abierta a multitud de manifestaciones que cada día se dan en distintos ámbitos. No sé qué ocurrirá ahora, después que la reproducción de los mensajes se ha multiplicado exponencialmente. Si la sentencia conlleva su borrado o la persecución de quienes lo reproduzcan. Se pueden consultar en distintos medios de comunicación y la difusión a través de las distintas redes sociales será imparable. Darán lugar a más chistes, comentarios y cualquiera otra forma de chanza. Un dislate, además.

Como contr
aste a este caso, llama la atención la escasa atención que se presta en medios judiciales a tantos comentarios, muchas veces amenazantes, que recibe gente de medios, digamos, progresistas. Vuelve a aparecer lo de las distintas varas de medir. Igual que en los delitos económicos se castiga con rigor a quienes tienen menos y se muestra mayor magnanimidad, cuando no trato de favor, a quienes tienen mucho más, en este caso no es lo mismo ser de derechas que ser de izquierdas. Reírse de Carrero Blanco, como se ha hecho y sigue haciendo de Franco, Hitler, Mussolini y tantas personas más de ese calibre, es delito en este país. Hacerlo, por ejemplo, de las víctimas de la represión franquista, como lo ha hecho en varias ocasiones el actual portavoz del PP en el Congreso, el tal Rafael Hernando, no lo es. 

Distintas varas de medir, en suma. Una justicia que, en muchas ocasiones, como la que nos ocupa, se inclina hacia un lado.       

martes, 28 de marzo de 2017

Primavera de 1917 (motines en medio de la guerra)

El año 1917 está indisolublemente unido a la revolución rusa. De las dos etapas que conoció, en realidad: la de febrero y la de octubre (noviembre, en el calendario occidental). Pero no fue el único acontecimiento de ese año, aun cuando la dimensión que tuvo y su trascendencia en las décadas siguientes hicieran de ella un momento de primer orden en al historia. 

1917 fue un año de máxima importancia en el transcurso de la tenebrosa Gran Guerra. Un conflicto bélico que tiende a minimizarse, como si se tratara de un objeto más de museo, despojándolo de su verdadera naturaleza y de quienes fueron sus responsables. Hasta ese momento no hubo en la historia humana un acontecimiento que adquiera, y con mucho, tal dimensión de barbarie. Nunca hasta entonces se habían destruido tantas vidas humanas y tantos recursos materiales. Como nunca se había alcanzado tal grado de inmoralidad a la hora de justificar tanto desvarío. Vivimos en un tiempo donde se tiende a vincular las catástrofes humanas a ideologías calificadas como perversas. Pero en el caso de la Gran Guerra se tiende a disimular su directa relación con el desarrollo del capitalismo monopolista en ciernes y su expresión imperialista y colonialista. Con un sistema económico violento per se, devorador de personas y recursos sin importar su coste, y con el único horizonte de optimizar los beneficios empresariales.   

Fue un año donde se manifestó en mayor medida el cansancio acumulado de años anteriores por una gran parte de la población y, en mayor medida, de quienes tenían que jugarse la vida en los frentes de batalla. Los millones de soldados muertos, heridos o mutilados estaban pagando un enorme tributo de sangre para satisfacer lo que sus dirigentes políticos y militares denominaban como defensa de la patria. Una superchería que escondía los intereses económicos de las grandes empresas, en su búsqueda de mercados y recursos que incrementaran al máximo sus beneficios. Que escondía también los discursos de sus representantes políticos, que actuaban al servicio de los anteriores. Y que escondía también la actitud miserable de una parte de las dirigencias de los grupos obreros, que prefirieron aceptar la defensa de sus patrias en detrimento de la unidad de clase internacionalista. 

1917 puso de relieve, además de ese cansancio y malestar cada vez extendido, la voluntad de oponerse a la guerra. Una voluntad que resultó demasiado frágil en el verano de 1914, cuando los tambores de guerra atrajeron a masas ingentes de obreros y campesinos, que aceptaron lo que les indicaron por arriba sus dirigentes políticos, fuera cual fuera su signo, o simplemente se dejaron llevar por la inercia de un profundo pasado de sumisión. 

Ese año, sin embargo, fue un momento de rebeldía. Mostrada de diferentes formas y grados, pero, en suma, rebeldía. De desobediencia, de motines, de huelgas, de revoluciones... Algo inconcebible para los jefes militares, que vieron cómo el principio baśico de la disciplina fue transgredido. Inconcebible también para los diversos gobiernos, que veían debilitar sus objetivos territoriales. El ambiente existente y las consecuencias adquirieron en Francia una gran dimensión, como nos recuerda el historiador André Loez en una entrevista publicada en la revista sinpermiso. Al margen de lo que en Rusia estaba ocurriendo desde febrero, en Francia apareció una "primavera de los amotinados" donde las insubordinaciones, las deserciones o los gritos contra la guerra de decenas de miles de soldados alteraron temporalmente los planes militares. Una primavera que conocieron también, a menor escala, Alemania, Italia, el imperio turco...

Al final, salvo en Rusia, todo volvió a su cauce. La represión y el miedo se encargaron de que siguieran activándose los frentes de batalla. La entrada de en la guerra de EEUU contribuyó a que los países aliados recobraran buena parte de la fuerza perdida. Su intervención selectiva y calculada alimentó durante más de un año las llamas del conflicto. Se redoblaron las ofensivas y las contraofensivas, se incrementó la destrucción y con ella, la muerte. Para que en el fondo todo siguiera igual.

Nos cuenta André Loez cómo se ha tendido a dejar en el olvido lo ocurrido durante la primavera de 1917. Al fin y al cabo no deja de ser un mal ejemplo
para quienes nunca han dejado de detentar el poder. Quienes, en definitiva, disponen de los resortes para engatusar a tantas criaturas para que actuén en la defensa de unas patrias que no han dejado de ser, en la mayor parte de los casos, meros artificios para perpetuarse en el poder.    

(Imagen: tríptico La guerra, de Otto Dix)

lunes, 27 de marzo de 2017

A Miguel Hernández, 75 años después de su muerte

Sí, fue hace 75 años, en la madrugada del 28 de marzo, cuando murió Miguel Hernández. Víctima de un cúmulo de situaciones dramáticas, sí, como les ocurrió a tantas personas que sufrieron la derrota durante la guerra. Hernández pasó un calvario desde el mismo momento de su huida a Portugal en abril de 1939, cuyas tierras pisó efímeramente. Víctima, en fin, del fascismo.

Detenido prontamente y devuelto a la policía franquista, con el paréntesis septembrino de unos días libres, fue pasando por varias prisiones, donde las palizas, el hambre y la suciedad se convirtieron en el alimento del tifus y la tuberculosis que acabaron con su vida. A eso hay que añadir lo mal que llevó la separación de su mujer, Josefina, y de su hijo, Manolillo. Y también, el desprecio de su propio padre. Condenado a muerte inicialmente, en 1940 vio conmutada la pena por otra de 30 años. 


Desde 1941, durante su estancia en la prisión de Alicante, sufrió el chantaje permanente del canónigo Luis Almarcha, a quien conocía desde su juventud y en quien confió para que intercediera por él. Obsesionado por el arrepentimiento del poeta, para lo que contó con la connivencia de los clérigos de la prisión -como tantos otros dieron muestra durante esos años-, sólo consiguió que consintiera, días antes de morir y ya desahuciado, contraer matrimonio canónico con su esposa. "Lo que para mí es una gran pena, para ti es alegría. Pero, al fin, esto no tiene importancia por ahora", le escribió el poeta a su esposa. El nuevo régimen no aceptaba los matrimonios civiles y de no haberlo hecho, habría dejado a Josefina y Manolillo en la la ilegalidad administrativa. Aun con eso, el canónigo Almarcha, al poco procurador en las Cortes franquistas y obispo de León, se mantuvo firme en su negativa a auxiliar al poeta, que, de haber recibido un tratamiento en un centro sanitario, podría haber evitado la muerte. 


Hoy, en homenaje a un poeta tan excelso, dejo constancia de mi respeto por él con estos versos que escribí en 1976 y un dibujo hecho también en ese mismo año:  


Terca muerte que le alcanzó

en la cárcel tan odiada.
Inmortal voz infinita 
que jamás fue amurallada.


viernes, 24 de marzo de 2017

Mª Luisa Cobos, una anarquista jerezana

Artículo publicado en la revista Hespérides, n. 12, abril 2010, pp. 49-54.  


Una breve biografía[1]

Mª Luisa Cobos nació en Jerez de la Frontera el 30 de septiembre de 1909. Con ese nombre y apellido firmaba sus cartas y sus artículos, al menos entre 1935 y 1936. En su partida de nacimiento, sin embargo, aparece como Ignacia Cobo Peña, de ahí que su nombre siga generando confusión en algunas publicaciones, sin que se sepa  el porqué del cambio en el nombre y apellido. La primera etapa de la vida la pasó en una vivienda de la calle San Luis, sin saber a qué se dedicaban su padre y su madre, aunque tuvo que empezar a trabajar desde una edad temprana, primero como sirvienta y después, en el mercado. En este contexto entró en contacto con el movimiento libertario, de manera que en 1931 ya estaba afiliada a la CNT.

Su militancia sindical fue muy activa hacia 1933 y 1934, como lo demuestra el hecho de que participara en los acontecimientos más relevantes impulsados por el movimiento libertario. Uno fue la insurrección de enero de 1933, la misma que dio lugar a los conocidos sucesos de Casas Viejas. Por esa razón fue detenida y encarcelada durante un tiempo. Tras su puesta en libertad participó en unos incidentes provocados por un desahucio, aunque en esta ocasión no fue condenada. También jugó un papel activo en el boicot de las elecciones de noviembre de ese año. Y no faltó su participación en la huelga general de Jerez en septiembre de 1934, lo que la llevó al destierro a la capital de la provincia. Todo esto y su relación con dos dirigentes de la FAI de Jerez nos indican el entorno en el que actuó dentro del movimiento anarquista.  

Lo que ha hecho de Mª Luisa Cobos ser una mujer más conocida fue, sin embargo, su empeño en dar valor al papel de las mujeres en la lucha revolucionaria desde una perspectiva que hoy denominaríamos feminista. Fue una labor que tuvo varios componentes, sucesivos, desde su propia experiencia vital. Ya entre 1933 y 1934 había creado un grupo mixto, integrado fundamentalmente por trabajadoras de la confección y el servicio doméstico. Su fracaso estuvo relacionado con el destierro sufrido tras la huelga de septiembre, pero sin que faltara la actitud negativa que jugaron los varones[2]. Lo siguiente fue la formación de un sindicato exclusivo de mujeres. Esta idea la llevaría seguramente a buscar una base ideológica desde la que basar su posición. Así se puede entender su artículo “A la mujer, no; a vosotros, proletarios”, publicado en el periódico cenetista Solidaridad Obrera en septiembre u octubre de 1935[3]. Teniendo en cuenta que en ese periódico y otras publicaciones libertarias, como Tierra y Libertad, se estaba dando un interesante debate en torno al papel que debían jugar las mujeres dentro del movimiento, el que participara Mª Luisa Cobos es un signo de las preocupaciones que tenía. Es así como entró en contacto con el núcleo fundador de la revista Mujeres Libres, en especial con Lucía Sánchez Saornil, con quien mantuvo una rica comunicación epistolar. Mientras se convirtió en la “corresponsala” de la revista, realizando una importante labor de propaganda y venta de ejemplares por distintas localidades gaditanas[4], continuó con su tarea sindical, desarrollando actividades que iban desde la organización de clases de alfabetización hasta campañas contra costumbres tradicionales[5].

Fruto de este empeño fue la creación en abril de 1936 del Sindicato Emancipación Femenina, que se integró en la CNT. El golpe de estado de julio y la guerra cortaron de cuajo la experiencia, que conllevó la represión de un buen número de sus componentes. Mª Luisa pudo evitarlo[6], pero se vio a un recorrido por distintas localidades, como fueron Ronda, Madrid o Tarancón, hasta su salida de España por La Junquera en enero de 1939. Como mujer activa,  en Ronda participó en la resistencia, formó una agrupación de Mujeres Libres, creó un sindicato de costureras y estuvo en la colectivización de un taller. En Tarancón fundó otra agrupación de Mujeres Libres[7]. En los primeros momentos del exilio en Francia logró evitar el control de las autoridades francesas, pero pronto se vio recluida en un refugio para mujeres en Besançon y desde principios de 1941, ya con su compañero Juan Pedro González, en el campo de Argelés-sur-Mer. Los temores derivados de la ocupación francesa por Alemania llevaron a la pareja a buscar como mal menor su regreso a España. Mientras él fue detenido enseguida, Mª Luisa pasó desapercibida en Barcelona durante dos años, al cabo de los cuales, tras una delación de su patrono, se vio sometida a varias detenciones intermitentes, por lo que acabó huyendo a Madrid, donde finalmente fue detenida y conducida  a su Jerez natal. Después de un largo proceso judicial, en enero de 1945 fue condenada a seis años de prisión por el delito de auxilio a la rebelión.

No debió de cumplir toda la condena, en parte porque le habían contado los casi dos años que estuvo detenida desde 1943. Existe una información[8] acerca de que siguió siendo militante anarquista, razón por la que fue detenida de nuevo en junio de 1948 junto con alrededor de sesenta militantes más. Internada en la prisión madrileña de Ventas, fue juzgada en septiembre de 1949. También sabemos que siguió viviendo en Jerez hasta su muerte en 1973, la misma ciudad donde nació y fue escenario de buena parte de su aportaciones a la lucha por la liberación social y de las mujeres trabajadoras. El empeño de Mª José Ruiz Piñero[9] por recuperar su memoria ha sido encomiable, mientras sigue trabajando en una biografía suya. El trabajo de José Luis Gutiérrez Molina traza una biografía documentada hasta el año 1945[10]. Hoy Mª Luisa Cobos tiene una calle en Jerez de la Frontera, lo que en parte supone una forma de reconocerla. 

La revista Mujeres Libres[11]

En 1 de mayo de 1936 salió a la calle el primer número de la revista Mujeres Libres. La idea inicial provenía de la periodista anarquista Lucía Sánchez Saornil, quien en las páginas de Solidaridad Obrera había mantenido un interesante debate sobre el papel de las mujeres en el movimiento libertario, exponiendo de esa manera las líneas generales de sus planteamientos, basados en una síntesis del anarquismo y la defensa de la autonomía organizativa de las mujeres. Así mismo, anunció la creación de una revista propia que reflejara esas concepciones, desechando para ello el ofrecimiento que el director del periódico, Mariano Vázquez, le había hecho para encargarse de una página para la mujer. Lucía Sánchez Saornil contó con el apoyo de dos mujeres relevantes del movimiento libertario, como fueron Mercedes Comaposada y Amparo Poch y Gascón. En total fueron trece los números que salieron de la revista hasta 1938, de los que sólo los tres primeros se editaron antes de la guerra.

Además de la revista el proyecto consistía en crear una organización de mujeres, a la que acabaron poniendo el mismo nombre. Durante la guerra Mujeres Libres consiguió estar presentes en la mayoría de las provincias de la España republicana, constituyéndose en una federación nacional tras el congreso fundacional que celebraron en Valencia en agosto de 1937. Si en los primeros momentos llegaron a participar como milicianas, posteriormente desarrollaron  labores en la retaguardia según las necesidades de cada momento y lugar, siempre fomentando la incorporación de las mujeres a la esfera pública y el trabajo extradoméstico. En educación y cultura publicaron, además de la revista, folletos y libros; y crearon el Casal de la Dona Treballadora en Barcelona, institutos en Madrid y Valencia, y numerosas escuelas de alfabetización y formación elemental. En el mundo de la sanidad hicieron campañas sobre la higiene, la sexualidad responsable, contra la prostitución, etc.

Influida por la teoría de la diferenciación, Lucía Sánchez Saornil rechazó, no obstante, todo aquello que supusiera la reproducción de roles discriminatorios. Su interpretación emancipadora de esa teoría la llevó a  considerar la marginación de la mujer como una construcción social desarrollada en la historia. Por eso propuso desterrar los errores negativos de los varones, como eran el “exceso de audacia, de rudeza, de inflexibilidad”, e incorporar los valores positivos de las mujeres: “La ausencia de la mujer en la Historia ha acarreado la falta de comprensión, de ponderación y afectividad, que son sus virtudes”[12].

Mujeres Libres intentó ser reconocida como la cuarta rama del movimiento libertario, lo que no consiguió, pese a los esfuerzos desplegados y  la ayuda de algunos dirigentes de la CNT e incluso de mujeres de prestigio internacional, como Emma Goldman. Ese rechazo, formalizado en octubre de 1938, fue una clara muestra de la incomprensión que tuvo entre buena parte de la militancia libertaria.

Mª Luisa Cobos, como “corresponsala”[13]

Las fundadoras de la revista Mujeres Libres hicieron en los primeros momentos un gran esfuerzo por contactar con mujeres de diversos lugares para recabar apoyos. Aunque aceptaron la colaboración masculina en todo lo que era la intendencia, rechazaron explícitamente sus artículos por considerar, entre otras razones, que “sabemos por experiencia que los hombres, por muy buena voluntad que pongáis, difícilmente atináis en el tono preciso”[14].

Lucía Sánchez Saornil, como responsable de la redacción, mantuvo una correspondencia con numerosas personas, en su mayoría mujeres, entre las que destacaron Mª Luisa Cobos, Trini Urién y Josefa de Tena. De ellas se conserva un mayor número de cartas, aportando una información valiosa. Las tres eran mujeres humildes y muy activas en sus ámbitos de actuación. Se prestaron con mucha ilusión para difundir la revista y ofrecer información sobre la realidad de las mujeres.

La singularidad de Mª Luisa se debe no sólo a la dimensión de la correspondencia[15], sino sobre todo por el reflejo de una realidad donde la lucha por la liberación social está enfrentada a una vida cotidiana llena de asperezas, incomprensión y a veces rechazo. Conocida en su medio, como ya se ha destacado, su condición humilde queda clara cuando contaba: “Cuando me contestes dime cuál es la estación del año más buena para ir a ésa [Madrid]. Yo estuve de Enero a Marzo y por un tris no me quedo en ése (…).  Tengo pases para ir a ésa, pero hasta que no sepa cierto que no hace frío; pues yo no gasto ropa de invierno y es un serio problema para mí”[16]. Expresaba de esta manera su intención de ir a Madrid, garantizando la distribución en Jerez: “tú debías buscarme en ésa algún medio de trabajo; la revista aquí no se pierde, pues mi hermana Anita es ya una mujercita y las venderá; si hubiera en ésa posibilidad de trabajo, yo hago de todo, hasta si fuera posible vender cebolla, lo que haya que hacer, si no, vender la revista cuando salga a voces”[17].

La primera carta data del 20 de abril de 1936, cuando Lucía Sánchez Saornil, conocedora de las posibilidades que ofrecía la jerezana, la escribió: “Conozco de referencias y por tus escritos tu cariño por la idea libertaria y tu desmedido afán de superación (…). Necesitamos tu concurso en esa comarca”[18]. Le ofreció la corresponsalía administrativa de la revista para la comarca de Jerez y la Bahía de Cádiz. El entusiasmo que desplegó se puede percibir cuando Mª Luisa describe la distribución del primer número: “Había [en un mitin celebrado en Cádiz] muchos pueblos allí representados y las distintas delegaciones me pidieron unos 20 y otros 25, más no me ha sido posible por no tener números suficientes. Mandé a Chiclana, a Medina Sidonia, Villa Martín, Arcos de la Frontera, en Cádiz también dejé 15. En cada pueblo de éstos sólo 15 pude mandar. Ya puedes tener una idea. Después estuve en algunas aldeas cercanas de ésta y he vendido muchas. Con decirte [que a] las más amigas no he podido dejár[se]la[s]. Así es que yo espero que me mandes otras pocas, las que puedas, y para el mes que viene me mandas 300. Por ésta y a los pueblos chicos las mandaré yo. Ahora, si quieres y tienes, me mandas 150, que las vamos a vender en la calle. Te giraré antes del  15. Esto me parece bien, [pero] si a ti no, dímelo”[19]. Ese trabajo tuvo un rotundo agradecimiento cuando Lucía Sánchez Saornil no ahorró elogios para reconocerlo: “Magnífico, María Luisa, magnífico! Ya sabía yo que serías un firme puntal de nuestra obra”[20].

La labor sindical que Mª Luisa desarrolló con las mujeres, ha quedado reflejada en la correspondencia. Ya en la primera carta Lucía le había solicitado que enviase información sobre las condiciones de trabajo y el nivel organizativo de las mujeres de su comarca: “tú podrías enviarnos a este efecto un reportage que comprendiera los siguientes puntos. Faena agrícola más importante en la comarca; labores que requiere y época del año en que cada una se efectúa y sobre todo y muy destacadamente qué parte toman las mujeres en cada una de estas faenas”[21]. Consciente de la dificultad de la labor, le dio la posibilidad de que “si tú no te atreves decididamente a llevarlo a cabo, envíanos los datos para que lo hagamos aquí”.

El material que finalmente envió, después de un retraso de varias semanas, justificado con pesar por la propia Mª Luisa[22], partió de la petición urgente desde la redacción de información acerca del Sindicato Emancipación Femenina: “qué tiempo habéis tardado en agrupar esas muchachas, por qué habéis hecho el sindicato exclusivamente femenino, qué secciones lo integran y si son oficios o labores exclusivamente femeninos. Dime también si es sólo trabajo sindical el que os proponéis o crearéis secciones culturales, etc.”[23].

La respuesta fue inmediata[24], empezando con una explicación detallada de la fotografía hecha el día de la primera asamblea: “nos reunimos por primera vez el día 7 de mayo; esa foto se tomó el mismo día (…). Eso que llevas en la foto son los lados, pues en el local pasaban de 3.000 las mujeres que había”. Luego le seguía  la referencia a los  orígenes del sindicato: “el tiempo empleado en agrupar a 1.500 afiliadas que tiene el sindicato ha sido un mes; la iniciativa partió  de Oficios Varios el 7 de abril, [y] el día 25 del mismo mes tenía que reunirse un delegado de cada sindicato; esto fue acogido por todos con gran entusiasmo (...). Solicité de un sindicato [que] me dejaran un sitio dos horas diarias para ir agrupando a toda la que bien viniera”. A continuación describía la acogida que tuvo entre las mujeres de la comarca, sin olvidar una alusión escueta a algunos problemas encontrados: “fue el colmo, aquí la mujer es muy revolucionaria; la tradición es en este pueblo de lucha continua; así es que fue un éxito. Sería largo de contar cuántos detalles y obstáculos saltamos para triunfar (…). Nos reunimos por primera vez el día 7 de mayo (…). Hacíamos los trabajos entre la que hoy es secretaria y yo. Esto consistía en hacer la octavilla, llevarla a imprimir y repartirla. La primera y segunda reunión repartimos 8.000 octavillas. Fue la obra más grande, pues acudieron como una seda. Eso que llevas en la foto son los lados, pues en el local pasaban de 3.000 las mujeres que había”. No faltaba una enumeración de los oficios que componían el nuevo sindicato: "ya sabes cómo se llama el sindicato, pues agrupa a todas, pero es el del Servicio Doméstico y obreras de la aguja o ramo del vestir, pero hemos agrupado a las que siguen: trabajadoras de bodegas, embotellado, funderas; éstas pasan de 400; empleadas de comercio, fábricas de precinto, fábrica de lápiz, lavadero de botellas, vendedoras; y por ahora nada más; solo hay una directiva, pero aún no hay selección [sección]; no obstante, en breve será por secciones; también las obreras del campo -aunque ahora no trabajan-, pues en las nuevas bases no las dejan trabajar al menos que cobren el sueldo del hombre".

La relación con la CNT, donde estaba integrado orgánicamente el sindicato, también se explica en la carta: “por lo pronto nuestra labor es simplemente sindical, en la primera reunión nos adherimos a la CNT; más adelante será otra cosa pues aún no tenemos local propio. [Para] las labores sólo femeninas tenemos un delegado de cada sindicato; todos los gremios afectos y no a la CNT nos ayudan moral y material[mente]".

No le faltó manifestar el orgullo de la obra que estaban realizando y aludir a su relación con la tradición revolucionaria anarcosindicalista: “el mes que viene no habrá ni una obrera en ésta que no esté asociada; los ricos ladran como perros rabiosos, pero somos fuertes; yo soy de las más expuestas; hasta aquí mi labor era de propagandista de las ideas ácratas; cuando pasaba algo la primera que iba al cajón era yo, pero pasaba; ahora sólo soy la presidenta y pobre de mí; antes me temían, pero ahora la que teme soy yo, pues a cada paso me quieren quitar de la circulación; las paso de lo más negro; los elementos fascistas no perdonan nunca que las mujeres se hayan asociado y como es natural, yo soy la culpable; en las casas grandes tenemos diariamente de 10 a 15 despidos, actuamos [mediante la] acción directa; no hay ni una que se resista; chillan, patean, pero al fin pagan”.

La carta acababa con una muestra de su modestia, consciente de sus   limitaciones: “ahora tú [Lucía] sacas los datos que creas conveniente y creo, según yo, haber cumplido con mi deber; si no es así, lo siento en el alma”. Una modestia que también se refleja en su sorpresa  por ver aparecer en el número dos de Mujeres Libres[25] la fotografía de la asamblea: “creíame yo que la foto no sería acta [sic] a la revista; figúrate cuánto me alegra saber que sí”[26]. La fotografía ilustraba el reportaje titulado “Jornadas de lucha”, dedicado a las trabajadoras de Jerez. En el epígrafe “Se constituye un Sindicato exclusivamente femenino en Jerez de la Frontera” se puede leer también: “Jerez de la Frontera acaso sea el lugar en España donde la mujer se incorpora más rápidamente al movimiento social”[27].

Lucía Sánchez Saornil no ahorró elogios hacia Mª Luisa[28]: “celebramos la repajolera gracia de tu carta, y nos entraron grandes deseos de darte un abrazo en aquel momento. Eres una mujer valiente y otras cosas que valen más aún”.

La última carta data del 15 de julio[29], en la que Mª Luisa, además de seguir abundando sobre la distribución de la revista, relata sus roces con los compañeros. Uno de ellos, contado en tono jocoso, se refiere a un compañero que se negó a comprar el segundo número: “tan sólo uno de esos que ellos mismos creen en sus méritos se atrevió a decirme que no compraba el 2º nº porque no le gustaba; yo soy muy bromista, lo miré muy seria y le dije: ‘¿Qué, te han crecido las orejas?’ Mira, hubo risa y la habrá mientras que el idiota venga donde haya dos mujeres”.

Más extensa es la referencia que hace a la convivencia con su compañero, poniendo al descubierto pormenores llenos de sinceridad y  espontaneidad: “sobre la carta que sostuviste con el del Norte[30] aquí causó su efecto, pues yo estoy unida, como ya sabrás, y mi compañero, que lo es en todo, en sus mejores momentos es el macho, es el amo; sólo es que yo le corrija una falta de ortografía [y] en aquel momento soy su mayor enemiga; te digo que son todos igual”. Su desesperación, llegando a trazar una cuadro descarnado, la muestra de esta manera: “de harta que estoy, me entran ganas de gritar; a veces cojo la pluma y cuando llevo un gran número de cuartillas las rompo, y veo cuán inútil soy en el momento que me aprisionan las más dulces cadenas, las más sublimes, pero en el fondo cadenas. Deseo a veces que me procesen y manden lejos, donde no pueda ser dirigida, pues contra la sociedad entera se puede una rebelar, pero contra los pequeños tiranos, no; lo has observado tú, no quieren ellos que seamos libres, nos subyugan en todo momento, lo vemos nosotras y lo ven también los contrarios. Te digo que es insostenible, pero cuando no se cuentan con medios para (...), las que ansían la libertad como la ansío yo se ven envueltas en la más negra esclavitud”. La carta acababa de golpe con una frase rotunda: “te seguiría escribiendo, pero temo [que] llegue el sultán y se nuble el sol”.

El panorama que Mª Luisa Cobos describe está compuesto, en definitiva, por unos sentimientos contradictorios, donde se mezclan  frustraciones y esperanzas, que estarían cumpliendo seguramente esa función de desahogo que tienen las confidencias que se transmiten en confianza. Un conflicto anímico marcado por la conciencia de la contradicción entre sus sueños de un mundo más justo, que era lo que daba contenido a su lucha, y una realidad cotidiana dura, incluidos los comportamientos que, por sexistas, eran contrarios a lo que defendía. 

Esa conciencia de la realidad y esa actitud de rebeldía ya la había expresado en el mes de abril, cuando, imbuida de expectación y esperanza ante la pronta salida del primer número de Mujeres Libres, escribió: “muy en breve  la mujer ocupará el lugar que por derecho le pertenece, por esto creo más en la eficacia de la revista”[31]. Tres meses después, sin embargo, en Jerez no pudo serlo y desde 1939 las mujeres de este país tuvieron que sufrir un largo invierno.


Notas

[1] La mayor parte de los datos biográficos proceden de Gutiérrez Molina (2002); el artículo utilizado ha sido el facilitado directamente por el propio autor.
[2] Así lo cuenta en su artículo de 1935 “A la mujer, no; a vosotros, proletarios”; tomado de García-Maroto (1996, p.44).
[3] Sin que haya accedido yo mí mismo al artículo, mientras García-Maroto (1996, pp. 44, 51 y 55) da como fecha de publicación del artículo el 28-09-1935, Nash (2001, p. 282, n. 71) y Gutiérrez Molina (1993, p. 124, n. 20), por su parte, dan la de 8-10-1935. 
[4]  Montero Barrado (2003, p. 83 y ss.).
[5] Ruiz Piñero (1997), citado por Gutiérrez Molina (2002); una de esas campañas fue contra la costumbre de las mujeres de llevar medias negras.
[6] No se sabe con seguridad si salió de Jerez antes o después del 18 de julio. Siguiendo las declaraciones de su interrogatorio policial, según ella fue antes, aunque la policía consideraba que fue después. En el epistolario de la redacción de Mujeres Libres Mª Luisa aparece, como se verá, su intención de ir a Madrid.
[7] Fontanillas Borrás (1999, p. 97).
[8] “Ignacia Maria…” (2007).
[9] Ruiz Piñero (1997).
[10] Gutiérrez Molina (2002).
[11] Este apartado estás basado en Montero Barrado (2009). También Nash (1975 y 2001), Ackelsberg (1999) y Montero Barrado (2003).
[12] Editorial de Mujeres Libres, n. 1, mayo de 1936.
[13] Carta de Mª Luisa Cobos, 28-4-36, C 432. Ella misma utilizó ese término, que no fue la única: “Acepto el cargo de corresponsala; aquí hay mucha fe en las ideas ácratas sobre todo; muy en breve la mujer ocupará el lugar que por derecho le pertenece, por eso creo en la eficacia de la revista”.
[14] Carta a Hernández Doménech, 27-5-36, C 432.
[15] Se conservan cartas enviadas por Mª Luisa Cobos: 17-4-36, 28-4-36, 31-5-36 (C 432), 4-6-36, 3-7-36 y 15-7-36 (C 1532); así como las escritas desde la redacción: 20-4-36, 24-4-36, 27-4-36, 1-5-36 (C 432), 3-6-36 y 10-7-36 (C 1532).
[16] Carta de Mª Luisa Cobos, 4-6-36, C 1532.
[17] Carta de Mª Luisa Cobos, 15-7-36, C 1532.
[18] Carta de 20-4-36, C 432.
[19] Carta de Mª Luisa Cobos, 31-5-36, C 432.
[20] Carta a Mª Luisa Cobos 3-6-36, C 432.
[21] Carta a Mª Luisa Cobos, 20-4-36, C 432.
[22] Carta de Mª Luisa Cobos, 28-4-36, C 432.
[23] Carta de Mª Luisa Cobos 3-06-36, C 432.
[24] Carta de Mª Luisa Cobos, 4-6-36, C 1532.
[25] Según se desprende de la carta que envía  Lucía Sánchez Saornil a Mª Luisa Cobos el 3-6-36 (C 432) y la que ésta a su vez envía a la redactora el 4-6-36 (C 1532). El artículo se puede ver en el número 2 de la revista, p. 10-11, HR 61.
[26] Carta de Mª Luisa Cobos, 4-6-36, C 1532.
[27] Mujeres Libres, n. 2, p. 10-11, HR 61.
[28] Carta del 10-7-36, C 1532. Es la misma en la que le dice que contesta dando prioridad sobre otras cartas, como una prueba seguramente de la importancia que da a la relación con Mª Luisa Cobos.
[29] Carta de Mª Luisa Cobos, 15-7-36, C 1532.
[30]  Se refiere a una discusión epistolar de Lucía Sánchez Saornil  con un compañero que criticaba la formación de sindicatos de mujeres (10-07-36, C 1532).
[31] Carta de Mª Luisa Cobos, 28-4-36, C 432.


DOCUMENTACIÓN Y PUBLICACIONES CONSULTADAS

Documentación primaria

Toda la documentación utilizada proviene del Archivo de la Guerra Civil (AGC), antes Sección de la Guerra Civil del Archivo Histórico Nacional (AHNS), ubicado en Salamanca. La correspondencia y diversos documentos de la organización Mujeres Libres se encuentran en la sección Político-Social Madrid (PSM), carpetas 432 y 1532. Y los trece números de la revista Mujeres Libres, en la sección Hemeroteca Revistas (HR).

Publicaciones

ACKELSBERG, Martha: Mujeres Libres. El anarquismo y la lucha por la emancipación de las mujeres. Madrid, Virus, 1999.
CASANOVA, Julián: De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España (1931-1939). Barcelona, Crítica, 1997.
ESPINOSA, Francisco: “Apuntes para la historia de la sublevación de julio de 1936 en Cádiz”, en Contra el olvido. Historia y memoria de la guerra civil. Barcelona, Crítica, 2006.  
GARCÍA-MAROTO, Mª Ángeles: La mujer en la prensa anarquista. Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 1996.
GUTIÉRREZ MOLINA, José Luis: La idea revolucionaria. El anarquismo en  Andalucía y Cádiz durante los años treinta. Madrid / Sevilla, Madre Tierra / Las Siete Entidades, 1993.
GUTIÉRREZ MOLINA, José Luis: “Estudio introductoria y crítico” de La anarquía según Andalucía. Sevilla, Las Siete Entidades, 1996.
GUTIÉRREZ MOLINA, José Luis: Se nace hombre libre. La obra literaria de Vicente Ballester. Cádiz, Diputación Provincial, 1998.
GUTIÉRREZ MOLINA, José Luis: “Anarquismo, represión y memoria histórica: el caso de María Luisa Cobo Peña, Jerez de la Frontera1944”. Grupo de Investigación “Bahía de Cádiz” de la Universidad de Cádiz, en http://www.todoslosnombres.org/doc/investigaciones/investigacion7.pdf. Publicado también en Actas del III Congreso de Historia de Andalucía, vol. I. Córdoba, Publicaciones Obra Social y Cultural Cajasur, 2002.
HOROWITZ, Irving L.: Los anarquistas. La práctica. Barcelona, Altaya, 1996.
“Ignacia Maria Luisa Cobos Peña”. En página electrónica Los de la sierra. 1936-1975. Dictionaire de guerrilleros et resistants antifranqistes, 18 de julio de 2007,  http://losdelasierra.info/spip.php?article1736.
ÍÑIGUEZ, Miguel: Esbozo de una Enciclopedia histórica el anarquismo español. Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 2001.
LÓPEZ SANTAMARÍA, Jesús: “El desafío a la “Trinidad” Libertaria: feminismo y afeminismo en el seno del anarquismo hispano. El caso de las JJLL”, en Varias Autoras, Las mujeres en la Guerra Civil Española. Madrid, Instituto de la Mujer, 1991.
MARTÍN CASAMITJANA, Rosa María: “Introducción” a la obra de Lucía Sánchez Saornil,  Poesía. Valencia, Pre-Textos/IVAM, 1996.
MONTERO BARRADO, Jesús Mª: Anarcofeminismo en España. La revista Mujeres Libres antes de la Guerra Civil. Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 2003.
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NASH, Mary: “Dos intelectuales frente al problema de la mujer: Federica Montseny y Lucía Sánchez Saornil”, en revista Convivium, n. 44-45, Facultad de Filosofía y Letras de Barcelona, 1975.
NASH, Mary: “Mujeres Libres”. España 1926-1939, Barcelona, Tusquets Editor, 1976.
NASH, Mary: Rojas. Las mujeres republicanas en la Guerra Civil, Madrid, Taurus, 1999.
ROMERO ROMERO, Fernando: “La represión en la provincia de Cádiz: bibliografía y cifras”, Grupo de Investigación “Patrimonio Documental y Bibliográfico de Andalucía y América”, http://www.todoslosnombres.org/doc/investigaciones/investigacion7.pdf. Publicado también en Ubi Sunt?, nº 17, Cádiz, mayo 2005.
RUIZ PIÑERO, María José: “Las Mujeres Libres de Jerez”. CNT, n. 225, Granada, 1997.
RUIZ PIÑERO, María José y RODRÍGUEZ CASANUEVA, José Manuel (coordinación y  redacción): “Las cifras de la represión en Jerez de la Frontera tras el golpe de estado militar de 1936”. Asociación por la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica “Jerez Recuerda”, 20 de febrero de 2008, http://lascifrasdelarepresionenjerez.blogspot.com/.
VARIAS AUTORAS: Mujeres Libres. Luchadoras libertarias, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 1999.
VARIOS AUTORES: El movimiento obrero en la provincia de Cádiz, Diputación de Cádiz, 1989.

Mi agradecimiento a Jerez Recuerda acerca de Mª Luisa Cobos

Me ha llegado un correo de la asociación Jerez Recuerda donde me adjuntan un enlace relacionado con el acto que tuvo lugar en Jerez el pasado día 10 de marzo, dedicado a la jerezana Mª Luisa Cobos. El artículo-crónica que la asociación le ha dedicado lo han titulado "Marzo histórico en Jerez para Mujeres Libres y para Emancipación Femenina", resaltando la importancia relevante que tuvo Mª Luisa Cobos en la lucha en defensa de las mujeres durante la Segunda República, algo a lo que ya me referido en varias ocasiones. 

En el citado artículo-crónica se hace una referencia a mi persona, que agradezco grandemente y que me ha llenado de emoción. Reproduzco a continuación una parte de lo publicado, que se corresponde con el inicio: 

La última ocasión que tuvo lugar la organización de algo parecido en Jerez de la Frontera fue el 12 de marzo de 2010, en la Sala de Exposiciones de la Delegación de Juventud del Ayuntamiento de Jerez, que acogió una Mesa Redonda titulada “La Mujeres Libres en Jerez. María Luisa Cobo Peña. Memoria Jerezana del Sindicato Emancipación Femenina en la II República". Una actividad organizada por la Asociación para la Recuperación de la Justicia y la Memoria Histórica "Jerez Recuerda", en colaboración con el Ayuntamiento de Jerez, y con la participación de los mismos ponentes que este año, salvo el historiador Jesús María Montero Barrado quien, por razones que desconocemos, no participaba en esta ocasión aunque su libro sí estuviera presente en todo momento en la mesa redonda de este 10 de marzo de 2017.
 

No obstante, nos gustaría hacer una especial mención a aquella participación del autor de Anarcofeminismo en España. La revista Mujeres Libres antes de la Guerra Civil (Madrid, FAL, 2003) porque su contribución ha sido fundamental para entender la importancia de Mujeres Libres. Fue en marzo de 2010 cuando Montero Barrado nos recordó la existencia de la relación directa entre María Luisa Cobos Peña y la revista Mujeres Libres, y también entre esta anarquista y la organización específica que se creó posteriormente con el mismo nombre de la revista que surge en torno a Lucía Sánchez Saornil, mujer periodista de la C.N.T. y poetisa vanguardista.
 
Según el historiador, Sánchez Saornil planteó en su momento que la lucha de la mujer tenía que ser autónoma y buscó el apoyo de otras mujeres relevantes del movimiento libertario, como Mercedes Comaposada o Amparo Poch y Gascón, para poner en práctica unas ideas que empezaron a prefigurarse en una Sánchez Saornil influida opuestamente por la teoría de la “diferenciación de los sexos” que introdujo el doctor Gregorio Marañón en España desde Francia, según la cual la mujer tenía que dedicarse a las tareas propias del hogar. De este modo, Sánchez Saornil sostuvo que la mujer era diferente, no porque fuera así realmente sino porque la visión que tiene el varón de los valores de la mujer son construcciones históricas y culturales falsas. Ideas que pudieron difundirse, primero, con la creación de la revista de la que era corresponsal María Luisa Cobos Peña; luego con la organización específica del mismo nombre en que también María Luisa Cobos fue una importante activista hasta que el golpe de estado y la guerra desbarataron este proyecto que sucumbió en “ese largo invierno”.
 
Aquella memorable participación de Montero Barrado finalizaba rescatando unas palabras que María Luisa Cobos había escrito en una de sus numerosas y extensas cartas. Dichas palabras, dirigidas a Sánchez Saornil, las escribió el 28 de abril de 1936: “Muy en breve la mujer ocupará el lugar que por derecho le pertenece, por esto creo más en la eficacia de la revista..." .
 
Aquella memorable participación de Montero Barrado finalizaba rescatando unas palabras que María Luisa Cobos había escrito en una de sus numerosas y extensas cartas. Dichas palabras, dirigidas a Sánchez Saornil, las escribió el 28 de abril de 1936: “Muy en breve la mujer ocupará el lugar que por derecho le pertenece, por esto creo más en la eficacia de la revista...".


Invito a leer el artículo-crónica completo, porque resulta muy interesante acerca de la vida y personalidad de la protagonista que nos ocupa. A modo de anécdota, he aquí una contada por uno de los participantes, Francisco Reinoso, sobrino de Mª Luisa:


Antes de finalizar Francisco Reinoso recurrió una vez más a la obra de Montero Barrado para leer en público una parte de una carta escrita por su tía, dirigida a la directora de Mujeres Libres:

-La revista aquí no se pierde, pues mi hermana Anita es un mujercita y las venderá... 

Visiblemente emocionado, el sobrino de María Luisa Cobos dijo que "esa Anita es mi madre..." -un fuerte aplauso sonó en la sala- "... Es mi  madre. Ella, con dieciséis o deicisiete años se iba a encargar de repartir la revista...".

(Imagen: fotografía de Francisco Reinoso, hecha por Jerez Recuerda).