miércoles, 14 de junio de 2017

Apuntes sobre una moción de censura fallida

El PP es el partido de la corrupción. La iniciativa de Unidos Podemos, entre atrevida y simbólica, obligaba al PSOE, en mayor medida, a posicionarse. Ya lo hizo en octubre pasado, cuando el golpe interno llevó a la defenestración de su secretario general y al consiguiente apoyo implícito al PP para que gobernara. EL PSOE de la gestora, expresión de lo más rancio de su partido, se retrató. Ahora también lo está haciendo, pero con una diferencia: la gestora, con lo que representaba, ha sido derrotada, por lo que correspondía a Pedro Sánchez y su gente a asumir una postura que evitara que el PP pudiera seguir gobernando. Lo que no ha hecho, como ya anunció durante la campaña de las primarias y ha ratificado su portavoz parlamentario en el debate. Impedir que Unidos Podemos lleve la iniciativa, está permitiendo que el PP siga en el gobierno. No sirve el argumento de que Podemos e IU no apoyaran la investidura de Sánchez el año pasado. Porque no es así en toda su dimensión: se investía a Sánchez, en efecto, pero dentro de un pacto con Ciudadanos. Con la marca blanca de la derecha. Con la opción de recambio por la derecha que interesa a la oligarquía española. Con anterioridad a ese pacto el PSOE ya había cerrado las puertas a una investidura de Sánchez con el apoyo de todos los grupos de izquierda y nacionalistas. No lo querían los poderes fácticos internos: esas baronías con Susana Díaz a la cabeza y esas viejas glorias con Felipe González al frente que maniobraron para evitarlo, poniendo a Sánchez unas líneas rojas que le abocaban al pacto con Ciudadanos. El mismo Sánchez lo reconoció públicamente en los duros momentos que pasó tras su caída.