viernes, 30 de junio de 2017

El cabreo de Juan Carlos de Borbón

Su comportamiento llevó a la institución al momento más bajo de impopularidad. Hubo de improvisar la sucesión en la figura de su hijo para evitar males mayores. Mientras el nuevo Rey parece haber recuperado parte del prestigio perdido por la institución, el anterior, al que también se alude como rey emérito, se está dando una vidorra de órdago. Hace dos días no fue invitado a la ceremonia del cuarenta aniversario de la apertura de las Cortes. Se dice que le ha provocado una irritación y que se siente dolido por ello. Nadie ha dado una explicación oficial sobre su ausencia. Sólo se están haciendo conjeturas: que si el protocolo, que si no cabía... Y no están faltando las lamentaciones: que qué pena, que si sus méritos... El protocolo, como es lógico, no existe per se, sino que obedece a responsables. O bien del mismo jefe de esa función de lo que sea, llámese Casa Real o Congreso, o bien de alguna autoridad superior. ¿La Presidenta del Congreso? ¿El Rey? El padre debe de seguir sintiéndose importante. El hijo posiblemente haya pensado que la presencia de su padre puede hacerle perder lo ganado. ¿Sólo son asuntos de familia? ¡Lo que se hace para mantener una corona!