viernes, 11 de agosto de 2017

En Irlanda: Athlone y la rebelión de Pascua


A punto de concluir mi breve estancia de una semana en Irlanda, he podido dedicar algo de tiempo a escribir sobre este bello país. Después de haber recorrido numerosos lugares casi a una velocidad frenética, pero picoteando con placer numerosos monumentos y paisajes, amén de la sabrosa gastronomía y, por supuesto, de sus excelentes cervezas, me ha llamado la atención la presencia de su memoria del tiempo pasado. La de un pueblo con profundas raíces, orgulloso de ello y consciente de la distorsión que supuso la colonización inglesa desde hace siete siglo y consolidada en el XVII. Por los pueblos, las ciudades y las carreteras la lengua gaélica se mantiene en la nomenclatura de todo tipo de letreros y todavía se habla entre las gentes. En las calles y plazas  pueden verse imágenes que recuerdan acontecimientos y personajes. Muy diversos y de distintos momentos, con nombres que desconocía completamente. 

Ayer en Athlone me llamó la atención un monumento dedicado a las víctimas de la rebelión de Pascua en esa pequeña ciudad. Una rebelión que se inició en 1916 en Dublín y que, aun sofocada de inmediato y con dureza por las tropas británicas, abrió un periodo de guerra anticolonial que acabó en 1921, cuando Irlanda, excepto los condados del noreste, se convirtió en un estado libre dentro del Reino Unido, y que culminó en 1949 con la proclamación de una república ya independiente. En esos años fue surgiendo la mayor parte de los grupos que hoy todavía perviven en el panorama político irlandés. Cada uno, relacionado con una actitud diferenciada sobre el proceso de descolonización. El monumento de Athlone se refiere al Irish Republican Army, el nombre que recibió el grupo armado que hizo frente a las tropas británicas. El primer IRA, que luego resurgió en los condados bajo dominio británico del norte en los años sesenta y que finalmente, ya acabando el siglo, cesó en su lucha armada.