sábado, 3 de marzo de 2018

De cómo los temporales nos sacan a veces las vergüenzas humanas
















Llevamos varios días sufriendo el conocido como temporal Emma. Y no paran de llegar imágenes de los daños ocasionados principalmente en las costas de Huelva y Cádiz. Haya sido o no un temporal desconocido por su dimensión, lo que ha puesto al descubierto han sido muchas vergüenzas. Porque buena parte de esos daños lo han sido como consecuencia de la una acción humana previamente depredadora. 


Que las aguas del océano hayan derribado chiringuitos y anegado calles e incluso viviendas, o hayan provocado desperfectos en paseos marítimos, no ha dejado de ser la consecuencia de prácticas imprudentes. En algunos casos ilegales, pero en otros, aunque hayan estado dentro de la legalidad, derivadas de unas medidas permisivas propiciadas por el gobierno central. 

Que nuestras costas llevan décadas siendo rehenes de un modelo de desarrollo urbanístico y turístico inadecuado, resulta evidente. Como también lo es que la actual ley de Costas, modificada por gobierno del PP, ha dado rienda suelta a nuevas invasiones del espacio marítimo. Ahí radica que, llegado un temporal de la dimensión como el de nuestros días, infraestructuras, viviendas e  instalaciones turísticas se hayan visto afectadas.