sábado, 24 de marzo de 2018

Elecciones en Colombia y futuro más que incierto

Hace casi dos semanas hubo elecciones legislativas en Colombia y en mes que viene las habrá presidenciales. Los resultados de las primeras prácticamente han pasado desapercibidas, quizás porque ha ocurrido lo previsible. Esto es, como nos cuenta Ricardo Angoso, el triunfo de los grupos que llevan décadas controlando y gobernando el país, en cualesquiera que hayan sido sus variantes. Lo que puede resultar más sorprendente ha sido que en la representación política de la izquierda, casi siempre reducida, la expresión de lo que fue el movimiento guerrillero, en especial de las FARC, ha sido mínima. Mucho se puede decir de todo esto, pero no es algo simple, sino, todo lo contrario, muy complejo.

He leído en días pasados varios artículos, pero me ha gustado el de Emilio Polo Garrón, titulado "Elecciones en Colombia, más allá de la manipulación y la ignorancia" y publicado en lamarea.com. Da unas claves de la actual situación política del país suramericano, entre las que se encuentran cosas tan viejas como el clientelismo, muy extendido en las áreas urbanas, y  el control social, propio de las áreas rurales, donde el paramilitarismo y el narcotráfico no sólo siguen campando, sino que han se han extendido ante el vacío dejado por lo que no hace mucho fueron espacios con presencia de los grupos guerrilleros.

Para Polo Garrón, que es coordinador de la asociación Paz con Dignidad, se trata de una victoria de las fuerzas opuestas a los Acuerdos de Paz. Las mismas que resultaron ganadoras, aun con escaso margen, en el referéndum habido en 2016. Es lo que le lleva a concluir con estas palabras tan cargadas de pesimismo: "Sale gratis no respetar los acuerdos por parte del Estado porque no hay una población a la que mayoritariamente le importe lo más mínimo". O le lleva también a augurar unas próximas elecciones presidenciales en donde el candidato del oficialismo, en cualquiera de sus formas o nombres, acabe arrasando a quien podría ser el contrincante desde la izquierda, Gustavo Petro.

Panorama duro y cargado de un futuro más que incierto en el que se atisban todavía más nubarrones.